¡Ay, Dios mío, qué vara! Resulta que el director del OIJ, Randall Zúñiga, soltó la bomba de que los operativos que ellos mismos andan haciendo podrían estar contribuyendo a que la cosa se ponga peor en cuanto a seguridad. Uno piensa, 'pues claro, agarran a los delincuentes y baja la violencia', pero no, parece que la cosa es más complicada que un brete.
Zúñiga, en una entrevista para Desde Buena Mañana de Extra Radio, explicó que al desarticular bandas criminales, se crea un vacío de poder. Imagínate, como echar a un maraquero de una casa, pero en lugar de que quede tranquila, ¡llegarían siete maraqueros más! Según él, esto genera enfrentamientos entre bandas rivales para controlar el territorio, especialmente las zonas de venta de drogas. Y vaya que estamos viendo resultados... ¡qué sal!
Para ilustrarlo, utilizó una analogía bíblica, sí señor. Dijo que es como sacar un demonio de un cuerpo y dejarlo vacío, listo para que entren otros siete. ¡Imagínate esa comparación! Cada vez que agarran a una banda, dicen, abre la puerta para que otra quiera meterse en su lugar. Un verdadero chunche de problemas, diay. Esto significa que los esfuerzos contra el crimen organizado podrían estar teniendo consecuencias inesperadas y hasta contraproducentes, ¡qué torta!
Pero la cosa no termina ahí, porque Zúñiga también le echó tierra panas al gobierno. Dice que les están bloqueando los recursos que necesitan para combatir la inseguridad. No puede, según él, cambiar una cosa por otra; necesitan los fondos y el Gobierno no los está dejando llegar. Un clásico cuento de nunca acabar. El hombre está frustrado y no es para menos, viendo cómo la cosa se complica y ellos atados de manos.
Lo más desconcertante de toda esta declaración es que no entiende cómo el Gobierno prioriza algunos pagos sobre la seguridad pública. Menciona que la Asamblea Legislativa sí aprobó fondos tanto para la Fuerza Pública como para el OIJ, pero que las “políticas públicas” del gobierno están impidiendo que esos recursos lleguen a donde deben. ¿En serio? Pagarle a los maestros primero que asegurar al pueblo… qué nivel de despriorización, maes.
Zúñiga puso como ejemplo que estaban pidiendo apenas 4 millones de colones para pagar intereses, mientras que el Gobierno planea destinar 90 millones de colones para el pago de intereses de los docentes. Eso, según él, demuestra una falta de lógica en la gestión pública en materia de seguridad. ¡Que alguien le explique eso al presidente! Porque a veces da gusto ver cómo se manejan las cosas por acá, diay… a veces uno se queda pensando si saben qué están haciendo, realmente.
Esta situación nos deja a todos pensando: ¿Cómo podemos salir adelante si las propias instituciones encargadas de protegernos podrían estar, sin querer queriendo, complicando las cosas? Parece un círculo vicioso del que es difícil escapar. Se necesita un cambio radical en la estrategia de seguridad, y rápido, antes de que la cosa se salga de control definitivamente. ¡Ya basta de que la delincuencia siga poniendo a temblar a nuestros barrios!
Ahora bien, ¿ustedes qué opinan? Con toda esta información, ¿creen que el Gobierno debería darle prioridad al OIJ y a la Fuerza Pública, o creen que la situación actual es sostenible? Dejen sus comentarios abajo y abramos un debate constructivo. ¡Vamos a ponerle pausa a este desmadre!
Zúñiga, en una entrevista para Desde Buena Mañana de Extra Radio, explicó que al desarticular bandas criminales, se crea un vacío de poder. Imagínate, como echar a un maraquero de una casa, pero en lugar de que quede tranquila, ¡llegarían siete maraqueros más! Según él, esto genera enfrentamientos entre bandas rivales para controlar el territorio, especialmente las zonas de venta de drogas. Y vaya que estamos viendo resultados... ¡qué sal!
Para ilustrarlo, utilizó una analogía bíblica, sí señor. Dijo que es como sacar un demonio de un cuerpo y dejarlo vacío, listo para que entren otros siete. ¡Imagínate esa comparación! Cada vez que agarran a una banda, dicen, abre la puerta para que otra quiera meterse en su lugar. Un verdadero chunche de problemas, diay. Esto significa que los esfuerzos contra el crimen organizado podrían estar teniendo consecuencias inesperadas y hasta contraproducentes, ¡qué torta!
Pero la cosa no termina ahí, porque Zúñiga también le echó tierra panas al gobierno. Dice que les están bloqueando los recursos que necesitan para combatir la inseguridad. No puede, según él, cambiar una cosa por otra; necesitan los fondos y el Gobierno no los está dejando llegar. Un clásico cuento de nunca acabar. El hombre está frustrado y no es para menos, viendo cómo la cosa se complica y ellos atados de manos.
Lo más desconcertante de toda esta declaración es que no entiende cómo el Gobierno prioriza algunos pagos sobre la seguridad pública. Menciona que la Asamblea Legislativa sí aprobó fondos tanto para la Fuerza Pública como para el OIJ, pero que las “políticas públicas” del gobierno están impidiendo que esos recursos lleguen a donde deben. ¿En serio? Pagarle a los maestros primero que asegurar al pueblo… qué nivel de despriorización, maes.
Zúñiga puso como ejemplo que estaban pidiendo apenas 4 millones de colones para pagar intereses, mientras que el Gobierno planea destinar 90 millones de colones para el pago de intereses de los docentes. Eso, según él, demuestra una falta de lógica en la gestión pública en materia de seguridad. ¡Que alguien le explique eso al presidente! Porque a veces da gusto ver cómo se manejan las cosas por acá, diay… a veces uno se queda pensando si saben qué están haciendo, realmente.
Esta situación nos deja a todos pensando: ¿Cómo podemos salir adelante si las propias instituciones encargadas de protegernos podrían estar, sin querer queriendo, complicando las cosas? Parece un círculo vicioso del que es difícil escapar. Se necesita un cambio radical en la estrategia de seguridad, y rápido, antes de que la cosa se salga de control definitivamente. ¡Ya basta de que la delincuencia siga poniendo a temblar a nuestros barrios!
Ahora bien, ¿ustedes qué opinan? Con toda esta información, ¿creen que el Gobierno debería darle prioridad al OIJ y a la Fuerza Pública, o creen que la situación actual es sostenible? Dejen sus comentarios abajo y abramos un debate constructivo. ¡Vamos a ponerle pausa a este desmadre!