¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos viendo cómo algunos mae se creen dueños de la calle y hacen de las suyas. Esta vez, la Policía de Control de Drogas (PCD) protagonizó un berrinche que dejó a todos boquiabiertos. Resulta que Daniel González, colaborador de CR Hoy, estaba haciendo su trabajo –cubriendo un allanamiento en Hatillo– cuando un oficial decidió que no quería fotos ni videos y, ¡pam!, se llevó el celular al vuelo para destrozarlo.
La jugada pasó rapidito, pasadas la una de la tarde del jueves pasado, en Reina de los Ángeles, Hatillo. Ahí, la PCD, acompañada de la Fiscalía, andaban buscando cosas relacionadas con el crimen organizado. González, que iba identificado y respetando la distancia, simplemente intentaba informar a la gente sobre lo que estaba pasando, como debe ser en una democracia, ¿eh?
Pero parece que al oficial no le gustó mucho la idea de tener testigos. Según cuentan, se acercó al reportero, le dijo que no podía grabar, y luego, sin pensarlo dos veces, ¡zas!, agarró el celular y se lo hizo añicos. Imaginen el susto y la bronca que se tragó el pobre mae. Poner en riesgo la integridad física de un periodista por tomarle unas fotitos...¡qué despropósito!
Raúl Silesky, presidente del Instituto de Prensa y Libertad de Expresión (Iplex), no tardó en levantar la voz. Él calificó la acción del policía como un “abuso de autoridad” y recordó que si no querían que se grabara tan cerca, debían haber puesto un perímetro, no actuar como unos energúmenos. "Muy mal la forma de actuar del policía, le digo yo. Eso no es llevar orden, eso es acosar y censurar", afirmó Silesky con justa razón.
Y sí, porque esto no es nuevo, ¿verdad? Hemos visto casos parecidos antes, donde funcionarios públicos creen que pueden inventarse sus propias reglas y meterse con la libertad de prensa. Esto es un retroceso para Costa Rica, un país que siempre ha sido reconocido por su estabilidad democrática y respeto por los derechos humanos.
Lo curioso es que el allanamiento fue comunicado oficialmente por el Ministerio de Seguridad Pública, así que la presencia de los medios era esperada. ¿Se imaginan si hubieran tratado de impedirnos cubrirlo? ¡Sería un escándalo internacional! Afortunadamente, la reacción de Iplex y la denuncia de CR Hoy evitaron que este caso quedara impune. Ahora queda ver si el Ministerio toma medidas correctivas y sanciona a ese policía que se creía Godzilla.
La verdad, este tipo de situaciones nos recuerdan que la libertad de prensa sigue siendo una lucha constante. Aunque tenemos leyes que nos protegen, todavía hay muchos mae que no entienden la importancia de un periodismo libre e independiente. Es nuestro deber como ciudadanos exigir respeto por el derecho a informar y denunciar cualquier intento de censura o intimidación.
Este incidente deja varias preguntas flotando en el aire: ¿Hasta dónde puede llegar el poder policial para limitar nuestra capacidad de informar? ¿Estamos dispuestos a tolerar que nuestros derechos sean pisoteados en nombre de la seguridad? ¿Debería existir un protocolo claro y obligatorio para el manejo de periodistas en operativos policiales, garantizando su seguridad y libertad de movimiento? ¿Qué otras acciones se deberían tomar para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro?
La jugada pasó rapidito, pasadas la una de la tarde del jueves pasado, en Reina de los Ángeles, Hatillo. Ahí, la PCD, acompañada de la Fiscalía, andaban buscando cosas relacionadas con el crimen organizado. González, que iba identificado y respetando la distancia, simplemente intentaba informar a la gente sobre lo que estaba pasando, como debe ser en una democracia, ¿eh?
Pero parece que al oficial no le gustó mucho la idea de tener testigos. Según cuentan, se acercó al reportero, le dijo que no podía grabar, y luego, sin pensarlo dos veces, ¡zas!, agarró el celular y se lo hizo añicos. Imaginen el susto y la bronca que se tragó el pobre mae. Poner en riesgo la integridad física de un periodista por tomarle unas fotitos...¡qué despropósito!
Raúl Silesky, presidente del Instituto de Prensa y Libertad de Expresión (Iplex), no tardó en levantar la voz. Él calificó la acción del policía como un “abuso de autoridad” y recordó que si no querían que se grabara tan cerca, debían haber puesto un perímetro, no actuar como unos energúmenos. "Muy mal la forma de actuar del policía, le digo yo. Eso no es llevar orden, eso es acosar y censurar", afirmó Silesky con justa razón.
Y sí, porque esto no es nuevo, ¿verdad? Hemos visto casos parecidos antes, donde funcionarios públicos creen que pueden inventarse sus propias reglas y meterse con la libertad de prensa. Esto es un retroceso para Costa Rica, un país que siempre ha sido reconocido por su estabilidad democrática y respeto por los derechos humanos.
Lo curioso es que el allanamiento fue comunicado oficialmente por el Ministerio de Seguridad Pública, así que la presencia de los medios era esperada. ¿Se imaginan si hubieran tratado de impedirnos cubrirlo? ¡Sería un escándalo internacional! Afortunadamente, la reacción de Iplex y la denuncia de CR Hoy evitaron que este caso quedara impune. Ahora queda ver si el Ministerio toma medidas correctivas y sanciona a ese policía que se creía Godzilla.
La verdad, este tipo de situaciones nos recuerdan que la libertad de prensa sigue siendo una lucha constante. Aunque tenemos leyes que nos protegen, todavía hay muchos mae que no entienden la importancia de un periodismo libre e independiente. Es nuestro deber como ciudadanos exigir respeto por el derecho a informar y denunciar cualquier intento de censura o intimidación.
Este incidente deja varias preguntas flotando en el aire: ¿Hasta dónde puede llegar el poder policial para limitar nuestra capacidad de informar? ¿Estamos dispuestos a tolerar que nuestros derechos sean pisoteados en nombre de la seguridad? ¿Debería existir un protocolo claro y obligatorio para el manejo de periodistas en operativos policiales, garantizando su seguridad y libertad de movimiento? ¿Qué otras acciones se deberían tomar para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro?
