¡Ay, Dios mío! Esto sí que es bronca. Resulta que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) está metido hasta las barbas en un escándalo de trata de personas, específicamente de menores. Según las primeras informaciones, se estaría hablando de una red bien organizada buscando aprovecharse de nuestras criaturas más vulnerables. ¡Una verdadera torta!
Las autoridades judiciales ya están moviendo cielo y tierra porque parece que un servidor del MTSS, un mae que debería estar cuidando a la gente, estaría involucrado en este asunto macabro. Se dice, y lo repite el mismísimo director del OIJ, Randall Zúñiga, que este tipo estaba buscando ofrecerles servicios… digamos, poco recomendables, a estas pobres niñas. ¡Qué poca vergüenza!
El ministro Andrés Romero salió al frente a condenar los hechos, diciendo que están “a las órdenes de las autoridades judiciales para facilitar la información que puedan requerir durante la investigación”. Claramente, quieren mostrarle al país que no toleran esas cosas. Pero, díganme, ¿creemos realmente que con eso basta?
Además, han abierto los procesos disciplinarios administrativos, siguiendo lo establecido en el Estatuto del Servicio Civil. Según el ministro, el funcionario investigado no estaría usando sus herramientas laborales para estos actos, pero bueno, ahí hay que ponerle cuidado. Que no anden sacando excusas y tratando de taparle la jugada.
El Organismo Judicial (OIJ) está trabajando a toda máquina para destapar toda la red y llevar a todos los responsables ante la justicia. Han confiscado documentos y ordenado allanamientos en varios puntos del país. Esperemos que logren identificar a todos los cómplices y detenerlos cuanto antes. Esto no puede quedar impune, ¡qué sal!
Este caso nos pone a reflexionar sobre la gravedad del problema de la trata de personas en Costa Rica. Aunque siempre hemos creído que somos un país tranquilo y seguro, la realidad es que esta lacra sigue presente, acechando a nuestros niños y adolescentes. Tenemos que estar más alertas que nunca y denunciar cualquier sospecha.
Y la pregunta que surge ahora es: ¿Cómo es posible que un funcionario público, alguien que debería ser ejemplo de rectitud y honestidad, esté involucrado en un delito tan atroz? ¿Es un caso aislado o hay algo más profundo que debemos investigar? ¿Estamos realmente protegiendo a nuestros menores como deberíamos?
En fin, ¡parece que tenemos brete por delante! Este caso es un duro golpe a nuestra imagen y nos obliga a revisar cómo funciona el MTSS y cómo seleccionan y supervisan a sus empleados. ¿Será que necesitamos una reforma profunda en la institución para evitar que esto vuelva a suceder? ¿Ustedes qué opinan, compañeros del Foro? ¿Les parece que el gobierno está tomando las medidas necesarias o necesita hacer mucho más para proteger a nuestros jóvenes?
Las autoridades judiciales ya están moviendo cielo y tierra porque parece que un servidor del MTSS, un mae que debería estar cuidando a la gente, estaría involucrado en este asunto macabro. Se dice, y lo repite el mismísimo director del OIJ, Randall Zúñiga, que este tipo estaba buscando ofrecerles servicios… digamos, poco recomendables, a estas pobres niñas. ¡Qué poca vergüenza!
El ministro Andrés Romero salió al frente a condenar los hechos, diciendo que están “a las órdenes de las autoridades judiciales para facilitar la información que puedan requerir durante la investigación”. Claramente, quieren mostrarle al país que no toleran esas cosas. Pero, díganme, ¿creemos realmente que con eso basta?
Además, han abierto los procesos disciplinarios administrativos, siguiendo lo establecido en el Estatuto del Servicio Civil. Según el ministro, el funcionario investigado no estaría usando sus herramientas laborales para estos actos, pero bueno, ahí hay que ponerle cuidado. Que no anden sacando excusas y tratando de taparle la jugada.
El Organismo Judicial (OIJ) está trabajando a toda máquina para destapar toda la red y llevar a todos los responsables ante la justicia. Han confiscado documentos y ordenado allanamientos en varios puntos del país. Esperemos que logren identificar a todos los cómplices y detenerlos cuanto antes. Esto no puede quedar impune, ¡qué sal!
Este caso nos pone a reflexionar sobre la gravedad del problema de la trata de personas en Costa Rica. Aunque siempre hemos creído que somos un país tranquilo y seguro, la realidad es que esta lacra sigue presente, acechando a nuestros niños y adolescentes. Tenemos que estar más alertas que nunca y denunciar cualquier sospecha.
Y la pregunta que surge ahora es: ¿Cómo es posible que un funcionario público, alguien que debería ser ejemplo de rectitud y honestidad, esté involucrado en un delito tan atroz? ¿Es un caso aislado o hay algo más profundo que debemos investigar? ¿Estamos realmente protegiendo a nuestros menores como deberíamos?
En fin, ¡parece que tenemos brete por delante! Este caso es un duro golpe a nuestra imagen y nos obliga a revisar cómo funciona el MTSS y cómo seleccionan y supervisan a sus empleados. ¿Será que necesitamos una reforma profunda en la institución para evitar que esto vuelva a suceder? ¿Ustedes qué opinan, compañeros del Foro? ¿Les parece que el gobierno está tomando las medidas necesarias o necesita hacer mucho más para proteger a nuestros jóvenes?