¡Ay, Dios mío, qué bronca nos cayó encima! La Auditoría Interna del CCSS soltó la bomba: parece que hubo unos nombramientos regios de enfermeras en el primer nivel de atención, y ahora están cuestionando si todo estaba chuequito. Esto pinta para un buen brete administrativo, muchachos.
Según el informe, algunas plazas de enfermería E2 – esas que pagan más, ya saben – se habrían asignado sin un criterio técnico bien definido. Digamos que estaban usando el carro del CCSS para darse unos paseos más cómodos. La acusación apunta a que quizás esas posiciones no eran necesarias, especialmente en los servicios de urgencias, donde ya hay bastante chamba y presión.
Todo comenzó con una denuncia interna, un oficio llamado AS-ASAL-0085-2025, que salió a relucir en agosto. Un mae denunció que se estaban nombrando enfermeros de segundo grado (E2) en lugares donde una de primer grado (E1) sería suficiente, y eso implica una diferencia considerable en la plata que le caen al final del mes. La cosa explotó porque en la CCSS andan con la emergencia declarada por la fuga de medicos, y parece que en medio del jaleo se cometieron unos descuidos.
No todos están de acuerdo con la Auditoría. Algunas jefas de enfermería dicen que sí hacían falta esos refuerzos, que ayudaron a mantener las cosas a flote en momentos críticos. La doctora Karen Barrantes, por ejemplo, asegura que la medida fue beneficial, facilitando la coordinación y agilizando la toma de decisiones en los turnos más pesados. Pero la doctora María de los Ángeles Jarquín, del Área de Salud Belén Flores, dice que las funciones son prácticamente las mismas que hace una enfermera E1, entonces, ¿para qué tanto dinero extra?
Para aclarar este tinglado, la Junta Directiva del CCSS ya mandó a hacer un estudio técnico urgente. La Gerencia Médica y la Dirección de Administración tienen hasta marzo de 2026 para determinar si esos 905 códigos de servicios especiales – incluyendo las enfermeras E2 en el ojo del huracán – deberían convertirse en plazas ordinarias permanentes. Si es así, tendrán que demostrar que realmente las necesitan, y dejar de gastar la lana del pueblo a diestra y siniestra.
Esto me da mucha pena, porque a fin de cuentas, la salud pública es sagrada. No podemos andar jugando con los recursos ni haciendo nombramientos a dedo. Ese dinero debería ir directo a mejorar los servicios, comprar equipos nuevos y contratar más personal capacitado, no a engordar los bolsillos de unos cuantos privilegiados. Es importante que pongamos orden en esto, porque sino vamos a seguir viendo cómo la CCSS se va al traste.
Claro que esto también nos recuerda la complejidad de administrar una institución tan grande como el CCSS. Con tanta burocracia, tantos intereses contrapuestos, es fácil cometer errores. La clave está en tener transparencia, rendición de cuentas y, sobre todo, escuchar a la gente que trabaja ahí, porque ellos son quienes conocen la realidad de primera mano. Y vaya que, en Costa Rica, sabemos echarle una mirada crítica a cualquier movida gubernamental, ¡eso está en nuestra sangre!
Ahora dime, ¿crees que este estudio técnico llegará a conclusiones definitivas o será otra vara más que se arrastre sin resolver nada? ¿Debería haber sanciones para los responsables de estos presuntos nombramientos irregulares?
Según el informe, algunas plazas de enfermería E2 – esas que pagan más, ya saben – se habrían asignado sin un criterio técnico bien definido. Digamos que estaban usando el carro del CCSS para darse unos paseos más cómodos. La acusación apunta a que quizás esas posiciones no eran necesarias, especialmente en los servicios de urgencias, donde ya hay bastante chamba y presión.
Todo comenzó con una denuncia interna, un oficio llamado AS-ASAL-0085-2025, que salió a relucir en agosto. Un mae denunció que se estaban nombrando enfermeros de segundo grado (E2) en lugares donde una de primer grado (E1) sería suficiente, y eso implica una diferencia considerable en la plata que le caen al final del mes. La cosa explotó porque en la CCSS andan con la emergencia declarada por la fuga de medicos, y parece que en medio del jaleo se cometieron unos descuidos.
No todos están de acuerdo con la Auditoría. Algunas jefas de enfermería dicen que sí hacían falta esos refuerzos, que ayudaron a mantener las cosas a flote en momentos críticos. La doctora Karen Barrantes, por ejemplo, asegura que la medida fue beneficial, facilitando la coordinación y agilizando la toma de decisiones en los turnos más pesados. Pero la doctora María de los Ángeles Jarquín, del Área de Salud Belén Flores, dice que las funciones son prácticamente las mismas que hace una enfermera E1, entonces, ¿para qué tanto dinero extra?
Para aclarar este tinglado, la Junta Directiva del CCSS ya mandó a hacer un estudio técnico urgente. La Gerencia Médica y la Dirección de Administración tienen hasta marzo de 2026 para determinar si esos 905 códigos de servicios especiales – incluyendo las enfermeras E2 en el ojo del huracán – deberían convertirse en plazas ordinarias permanentes. Si es así, tendrán que demostrar que realmente las necesitan, y dejar de gastar la lana del pueblo a diestra y siniestra.
Esto me da mucha pena, porque a fin de cuentas, la salud pública es sagrada. No podemos andar jugando con los recursos ni haciendo nombramientos a dedo. Ese dinero debería ir directo a mejorar los servicios, comprar equipos nuevos y contratar más personal capacitado, no a engordar los bolsillos de unos cuantos privilegiados. Es importante que pongamos orden en esto, porque sino vamos a seguir viendo cómo la CCSS se va al traste.
Claro que esto también nos recuerda la complejidad de administrar una institución tan grande como el CCSS. Con tanta burocracia, tantos intereses contrapuestos, es fácil cometer errores. La clave está en tener transparencia, rendición de cuentas y, sobre todo, escuchar a la gente que trabaja ahí, porque ellos son quienes conocen la realidad de primera mano. Y vaya que, en Costa Rica, sabemos echarle una mirada crítica a cualquier movida gubernamental, ¡eso está en nuestra sangre!
Ahora dime, ¿crees que este estudio técnico llegará a conclusiones definitivas o será otra vara más que se arrastre sin resolver nada? ¿Debería haber sanciones para los responsables de estos presuntos nombramientos irregulares?