¡Ay, Dios mío, qué torta! Resulta que don José Miguel Villalobos, el abogado personal del Presidente Chaves y candidato a diputado por Pueblo Soberano, anda con una deuda gigante con el CCSS. Un millonario despache de ¢312 millones, pa' entendernos, ¡una cifra que te deja boquiabierto! Según nos cuentan, la Caja andaba a punto de declararla irrecuperable, porque encontrar al señor Villalobos parece tarea casi imposible.
La jugada salió a la luz luego de que Mónica Taylor, la presidenta del CCSS, intentara evadir preguntas sobre el asunto. Primero dijo que no sabía nada, ¡diay!, y luego, como quien cambia de opinión a última hora, prefirió guardar silencio. Pero todos sabemos que si usted es la jefa de la Caja, ¡ya sabe de qué va el brete!
Y aquí viene lo interesante, pura vara. Tanto Taylor como Villalobos estuvieron involucrados en el fallido proyecto 'Ley Jaguar', esa ley que prometía revolucionar el país y que terminó siendo más polémica que un partido de gallos. Parece que los amigos de siempre se metieron en un lío bastante profundo, y ahora toca pagar las consecuencias. No me digan que no les había advertido.
Según un informe de la Auditoría del CCSS, el señor Villalobos acumula una deuda de más de trescientos millones de colones. De esos, ¢149 millones provienen de su rol como patrono físico y los otros ¢162 millones como trabajador independiente. ¡Una combinación explosiva, chunches! Además, resulta que en el sistema Sicere aparece como patrono inactivo pero trabajador activo... ¡qué cabezaíta!
La Caja ha intentado cobrarle a don José Miguel desde hace rato, enviando correos electrónicos y llevando a cabo diversos procesos legales. Pero, como dicen por ahí, buscar al señor Villalobos es como buscar aire. Según el informe, incluso tuvieron problemas para notificarlo por Correos de Costa Rica porque, aparentemente, no tienen dirección fija ni propiedades a su nombre. ¡Un caso digno de novela, diay!
Lo más preocupante de todo es que la CCSS considera que la deuda podría ser irrecuperable. Están tramitando una Declaratoria de Difícil Recuperación (DIR), lo que significa que probablemente nunca verán ni un peso de esos millones. Esto, además, pone de relieve algunas deficiencias en los procesos de cobranza de la Caja, especialmente la dependencia de Correos de Costa Rica, que, según parece, solo visita las direcciones que le dan y no se molesta en buscar a nadie.
Estamos hablando de una situación seria, maes. Una deuda de tamaña magnitud, que involucra a un allegado directo del Presidente, levanta sospechas y cuestionamientos. La gente se pregunta cómo es posible que alguien con tanto poder pueda acumular una deuda así sin mayores controles. ¿Habrá favoritismo?, ¿habrá algún tipo de arreglo detrás de esto? Son preguntas que necesitan respuestas claras y transparentes. Las redes sociales están ardiendo, claro, y el chisme corre como reguero de pólvora.
En fin, esta vaina es un verdadero mamotreto. La situación de José Miguel Villalobos con el CCSS es un reflejo de muchos problemas que aquejan a nuestro país: la corrupción, la impunidad y la falta de control. Ahora bien, ¿creen ustedes que la Caja debería hacer un esfuerzo redoblado para recuperar esta deuda, o es mejor dejarla pasar y concentrarse en otras prioridades? ¿Y qué medidas deberían tomarse para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro?
La jugada salió a la luz luego de que Mónica Taylor, la presidenta del CCSS, intentara evadir preguntas sobre el asunto. Primero dijo que no sabía nada, ¡diay!, y luego, como quien cambia de opinión a última hora, prefirió guardar silencio. Pero todos sabemos que si usted es la jefa de la Caja, ¡ya sabe de qué va el brete!
Y aquí viene lo interesante, pura vara. Tanto Taylor como Villalobos estuvieron involucrados en el fallido proyecto 'Ley Jaguar', esa ley que prometía revolucionar el país y que terminó siendo más polémica que un partido de gallos. Parece que los amigos de siempre se metieron en un lío bastante profundo, y ahora toca pagar las consecuencias. No me digan que no les había advertido.
Según un informe de la Auditoría del CCSS, el señor Villalobos acumula una deuda de más de trescientos millones de colones. De esos, ¢149 millones provienen de su rol como patrono físico y los otros ¢162 millones como trabajador independiente. ¡Una combinación explosiva, chunches! Además, resulta que en el sistema Sicere aparece como patrono inactivo pero trabajador activo... ¡qué cabezaíta!
La Caja ha intentado cobrarle a don José Miguel desde hace rato, enviando correos electrónicos y llevando a cabo diversos procesos legales. Pero, como dicen por ahí, buscar al señor Villalobos es como buscar aire. Según el informe, incluso tuvieron problemas para notificarlo por Correos de Costa Rica porque, aparentemente, no tienen dirección fija ni propiedades a su nombre. ¡Un caso digno de novela, diay!
Lo más preocupante de todo es que la CCSS considera que la deuda podría ser irrecuperable. Están tramitando una Declaratoria de Difícil Recuperación (DIR), lo que significa que probablemente nunca verán ni un peso de esos millones. Esto, además, pone de relieve algunas deficiencias en los procesos de cobranza de la Caja, especialmente la dependencia de Correos de Costa Rica, que, según parece, solo visita las direcciones que le dan y no se molesta en buscar a nadie.
Estamos hablando de una situación seria, maes. Una deuda de tamaña magnitud, que involucra a un allegado directo del Presidente, levanta sospechas y cuestionamientos. La gente se pregunta cómo es posible que alguien con tanto poder pueda acumular una deuda así sin mayores controles. ¿Habrá favoritismo?, ¿habrá algún tipo de arreglo detrás de esto? Son preguntas que necesitan respuestas claras y transparentes. Las redes sociales están ardiendo, claro, y el chisme corre como reguero de pólvora.
En fin, esta vaina es un verdadero mamotreto. La situación de José Miguel Villalobos con el CCSS es un reflejo de muchos problemas que aquejan a nuestro país: la corrupción, la impunidad y la falta de control. Ahora bien, ¿creen ustedes que la Caja debería hacer un esfuerzo redoblado para recuperar esta deuda, o es mejor dejarla pasar y concentrarse en otras prioridades? ¿Y qué medidas deberían tomarse para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro?