¡Aguante! Resulta que este asunto del musgo navideño se ha puesto más caliente que gallina pochada. Con las fiestas a toda máquina, parece que algunos mae se les olvida que el medio ambiente no es jueguito y que andar comprando musgo ilegál pa’ decorar el portal es un despache que puede salir caro.
El MINAE, con el SINAC a cuestas, le está echando un ojo avizor a todos los mercados y ferias del país. Parece que van a estar más encima que chancho en olla buscando gente que esté vendiendo musgo o lana sin los papeles en regla. Ya saben, esos que te lo ofrecen a buen precio pero luego te salen los problemas... ¡Qué vara!
Y es que la cosa está seria. La ley de conservación de la vida silvestre no juega con estas cosas. Si te agarran comerciando o comprando musgo o lana sin permiso, prepárate porque te pueden meter unas multas que te dejan pelao’. Dicen que la intención es proteger nuestros bosques y la fauna que ahí vive, porque al parecer el musgo es mucho más importante de lo que muchos creen.
Según Yeimy Cedeño, jefa del departamento de prevención del SINAC, el musgo es como el héroe anónimo de nuestros ecosistemas. Dice que captura el agua, mantiene húmedos los bosques, disminuye la erosión y hasta ayuda a que las semillitas puedan crecer. Imagínate, ¡un pequeño chunche haciendo tanto brete! Entonces, andar destruyendo esos ecosistemas por unos adornitos navideños, pues suena a tontería, ¿verdad?
Pero bueno, no todo está perdido. El MINAE nos da algunas alternativas pa’ que celebremos la Navidad sin hacerle daño al planeta. Nos sugieren usar arena o aserrín pa’ decorar los portales, o incluso reutilizar la lana que ya teníamos guardada de años anteriores. ¡A darle vueltas al closet, mae! Quizás encuentras algo aprovechable.
Además, nos aclaran que solo la lana de potrero, esa que es verde clarito, está permitida para la venta. Las demás, esas que parecen barba de viejo colgadas de los árboles o las rocas… ¡Ni pensar en tocarlas! Son sagradas, dicen. Así que si ves a alguien ofreciéndote lana blanca, rojiza o amarilla, corre, diay, eso no va contigo.
Este panorama me hace pensar, ¿hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestro entorno por unas tradiciones navideñas? A veces, la búsqueda de lo “bonito” nos ciega ante las consecuencias que nuestras acciones pueden tener en el largo plazo. En fin, parece que debemos replantearnos cómo celebramos las fiestas y buscar opciones más sostenibles, ¿no creen?
Ahora, dígame usted, ¿qué opina? ¿Cree que las autoridades deberían ser más estrictas con el control del musgo y la lana, o piensa que las sanciones actuales son suficientes? ¿Y cuáles otras alternativas creativas podríamos usar para decorar nuestros hogares esta Navidad sin afectar el medio ambiente? ¡Anímese a dejar su comentario en el foro, vamos a armar una buena vaina!
El MINAE, con el SINAC a cuestas, le está echando un ojo avizor a todos los mercados y ferias del país. Parece que van a estar más encima que chancho en olla buscando gente que esté vendiendo musgo o lana sin los papeles en regla. Ya saben, esos que te lo ofrecen a buen precio pero luego te salen los problemas... ¡Qué vara!
Y es que la cosa está seria. La ley de conservación de la vida silvestre no juega con estas cosas. Si te agarran comerciando o comprando musgo o lana sin permiso, prepárate porque te pueden meter unas multas que te dejan pelao’. Dicen que la intención es proteger nuestros bosques y la fauna que ahí vive, porque al parecer el musgo es mucho más importante de lo que muchos creen.
Según Yeimy Cedeño, jefa del departamento de prevención del SINAC, el musgo es como el héroe anónimo de nuestros ecosistemas. Dice que captura el agua, mantiene húmedos los bosques, disminuye la erosión y hasta ayuda a que las semillitas puedan crecer. Imagínate, ¡un pequeño chunche haciendo tanto brete! Entonces, andar destruyendo esos ecosistemas por unos adornitos navideños, pues suena a tontería, ¿verdad?
Pero bueno, no todo está perdido. El MINAE nos da algunas alternativas pa’ que celebremos la Navidad sin hacerle daño al planeta. Nos sugieren usar arena o aserrín pa’ decorar los portales, o incluso reutilizar la lana que ya teníamos guardada de años anteriores. ¡A darle vueltas al closet, mae! Quizás encuentras algo aprovechable.
Además, nos aclaran que solo la lana de potrero, esa que es verde clarito, está permitida para la venta. Las demás, esas que parecen barba de viejo colgadas de los árboles o las rocas… ¡Ni pensar en tocarlas! Son sagradas, dicen. Así que si ves a alguien ofreciéndote lana blanca, rojiza o amarilla, corre, diay, eso no va contigo.
Este panorama me hace pensar, ¿hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestro entorno por unas tradiciones navideñas? A veces, la búsqueda de lo “bonito” nos ciega ante las consecuencias que nuestras acciones pueden tener en el largo plazo. En fin, parece que debemos replantearnos cómo celebramos las fiestas y buscar opciones más sostenibles, ¿no creen?
Ahora, dígame usted, ¿qué opina? ¿Cree que las autoridades deberían ser más estrictas con el control del musgo y la lana, o piensa que las sanciones actuales son suficientes? ¿Y cuáles otras alternativas creativas podríamos usar para decorar nuestros hogares esta Navidad sin afectar el medio ambiente? ¡Anímese a dejar su comentario en el foro, vamos a armar una buena vaina!