¡Ay, Dios mío! Parece mentira, pero seguimos dando vueltas en círculo con la corrupción en este país. La Defensoría de los Habitantes soltó la bomba ayer: no tenemos una política nacional decente para combatirla. Y eso que la gente anda harta, ¿quién no lo sabe?
Ya saben cómo es esto, parece que estamos atrapados en un bucle infinito. Desde hace años nos dicen que vamos a ponerle freno a este flagelo, pero seguimos viendo escándalos y casos turbios salir a la luz. En fin, otra vez la Defensoría poniendo el dedo en la llaga y diciéndonos que andamos bien relajados.
La institución sacó a relucir que el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional no nos da tregua. Mientras otros países de la región sí van avanzando en temas de transparencia, nosotros seguimos en el mismo lugar, como si tuviéramos cemento en los zapatos. ¡Una vergüenza!
Y ni hablar de la ENIPC, la Estrategia Nacional de Integridad y Prevención de la Corrupción. Esa iniciativa que parecía tener potencial, ahora está medio apagadita. Se supone que tenía ejes de trabajo claros –prevención, ética, denuncias–, pero al gobierno no le dio ganas de darle seguimiento y ahí la tienen, perdiendo fuerza día tras día. ¿Quién se puede echar la bronca por eso?
El Gobierno, pa’ justificar la tardanza, dice que andan trabajando en la política anticorrupción desde el 2024, con reuniones y ajustes. Prometen entregar el documento final antes de que termine el 2026. Pero, ¿a quién le creen a estas promesas, maes? Ya hemos escuchado tantas veces lo mismo... Esto huele a cuento chino.
Las encuestas son claras: la corrupción figura entre las principales preocupaciones de los costarricenses, justo al lado de la inseguridad y el costito de vida. Pero parece que nadie quiere enfrentarla de verdad. Dicen que es difícil, que hay intereses creados, pero a ver, ¿hasta cuándo vamos a seguir tragándonos este sapo?
La Defensoría no se anda con rodeos: necesitamos urgentemente recuperar una visión integral y coordinada. Combatir la corrupción no es solo cumplir con requisitos internacionales, es proteger nuestra democracia y darle tranquilidad a la gente. Necesitamos líderes que pongan manos a la obra y dejen de hacer marchitos, porque esto se nos está yendo de las manos. ¡Qué torta!
En fin, la situación es crítica y necesita soluciones rápidas y efectivas. ¿Ustedes qué opinan, compas? ¿Creen que el gobierno realmente tiene la voluntad de acabar con la corrupción o es solo campaña y promesas vacías? Déjennos sus comentarios abajo; queremos saber qué piensan ustedes sobre este tema que nos afecta a todos.
Ya saben cómo es esto, parece que estamos atrapados en un bucle infinito. Desde hace años nos dicen que vamos a ponerle freno a este flagelo, pero seguimos viendo escándalos y casos turbios salir a la luz. En fin, otra vez la Defensoría poniendo el dedo en la llaga y diciéndonos que andamos bien relajados.
La institución sacó a relucir que el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional no nos da tregua. Mientras otros países de la región sí van avanzando en temas de transparencia, nosotros seguimos en el mismo lugar, como si tuviéramos cemento en los zapatos. ¡Una vergüenza!
Y ni hablar de la ENIPC, la Estrategia Nacional de Integridad y Prevención de la Corrupción. Esa iniciativa que parecía tener potencial, ahora está medio apagadita. Se supone que tenía ejes de trabajo claros –prevención, ética, denuncias–, pero al gobierno no le dio ganas de darle seguimiento y ahí la tienen, perdiendo fuerza día tras día. ¿Quién se puede echar la bronca por eso?
El Gobierno, pa’ justificar la tardanza, dice que andan trabajando en la política anticorrupción desde el 2024, con reuniones y ajustes. Prometen entregar el documento final antes de que termine el 2026. Pero, ¿a quién le creen a estas promesas, maes? Ya hemos escuchado tantas veces lo mismo... Esto huele a cuento chino.
Las encuestas son claras: la corrupción figura entre las principales preocupaciones de los costarricenses, justo al lado de la inseguridad y el costito de vida. Pero parece que nadie quiere enfrentarla de verdad. Dicen que es difícil, que hay intereses creados, pero a ver, ¿hasta cuándo vamos a seguir tragándonos este sapo?
La Defensoría no se anda con rodeos: necesitamos urgentemente recuperar una visión integral y coordinada. Combatir la corrupción no es solo cumplir con requisitos internacionales, es proteger nuestra democracia y darle tranquilidad a la gente. Necesitamos líderes que pongan manos a la obra y dejen de hacer marchitos, porque esto se nos está yendo de las manos. ¡Qué torta!
En fin, la situación es crítica y necesita soluciones rápidas y efectivas. ¿Ustedes qué opinan, compas? ¿Creen que el gobierno realmente tiene la voluntad de acabar con la corrupción o es solo campaña y promesas vacías? Déjennos sus comentarios abajo; queremos saber qué piensan ustedes sobre este tema que nos afecta a todos.
