¡Ay, Dios mío, qué bronca! El país entero está sacudido con la detención de un tipo en Desamparados acusado de cosas que te dejan helao. Resulta que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) agarró a un mae llamado Montarano, de apenas 21 años, por tratas de personas y delitos relacionados con la explotación sexual infantil. Esto es pa’ reflexionar, imagínate la barbaridad….
Según el OIJ, la movida empezó hace unos meses, concretamente el 19 de agosto, cuando recibieron una info bien caliente que lo vinculaba con este asunto. Parece que desde junio de este año, el sujeto estaba armando toda una trama para aprovecharse de menores de edad. ¿Cómo? Ofreciendo lana a cambio de que participaran en la producción de material explícito, ¡una vergüenza!
El modus operandi del mae era así: primero, lo contactaba a través de las redes sociales, prometiéndole guita fácil a la víctima, una jovencita inocente. Luego, con mentiras y engaños, la hacía ir a su casa, lugar donde, según la investigación, le metía sustancias ilícitas y organizaba encuentros con otros tipos. No hay palabras para describir la vileza de estas acciones; nos da escalofríos pensar en cómo algunos aprovechan la vulnerabilidad de nuestros niños y adolescentes.
Cuando llegaron los judiciales al brete, encontraron varias cositas interesantes que sirvan como prueba en contra del sospechoso. Agarraron dos celulares, cuatro memorias USB, una CPU, una laptop, una consola de videojuegos y hasta una cámara de video. Toda esa tecnología, seguramente, usada para grabar y distribuir el material ilegal. ¡Qué pesar! Uno se pregunta qué clase de persona puede llegar a hacer algo así…
Ahora, el pobre Montarano está a disposición del Ministerio Público, quien va a decidir qué se le hace. Ya estamos viendo si lo echan adentro o le dan alguna otra opción. Mientras tanto, el caso sigue abierto y el OIJ continúa investigando todos los rincones para ver si hay más peces gordos involucrados en esta red. Esperemos que caigan todos los responsables y paguen por sus fechorías.
Este caso nos recuerda que debemos estar súper atentos a lo que hacen nuestros hijos en internet y con quiénes se relacionan. Las redes sociales pueden ser muy peligrosas si no se usan con precaución. Hay que hablar con ellos, enseñarles a identificar situaciones riesgosas y brindarles apoyo emocional para que no se sientan presionados a hacer cosas que no quieren. De repente, un buen diálogo puede salvarlos de caer en estas trampas.
Además, esta movida debería hacernos reflexionar sobre el papel de la sociedad en la protección de nuestros jóvenes. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras estos abusos siguen sucediendo. Es importante denunciar cualquier sospecha, apoyar a las organizaciones que trabajan en la prevención de la explotación infantil y exigir a las autoridades que tomen medidas contundentes para combatir este flagelo. Nuestra juventud es nuestro futuro y merece vivir seguros y protegidos.
En fin, un caso que pone los pelos de punta y nos obliga a abrir los ojos. ¿Ustedes creen que las escuelas deberían implementar programas obligatorios de educación sexual integral para prevenir este tipo de tragedias y empoderar a los jóvenes para que sepan decir “no” a cualquier presión o amenaza?
Según el OIJ, la movida empezó hace unos meses, concretamente el 19 de agosto, cuando recibieron una info bien caliente que lo vinculaba con este asunto. Parece que desde junio de este año, el sujeto estaba armando toda una trama para aprovecharse de menores de edad. ¿Cómo? Ofreciendo lana a cambio de que participaran en la producción de material explícito, ¡una vergüenza!
El modus operandi del mae era así: primero, lo contactaba a través de las redes sociales, prometiéndole guita fácil a la víctima, una jovencita inocente. Luego, con mentiras y engaños, la hacía ir a su casa, lugar donde, según la investigación, le metía sustancias ilícitas y organizaba encuentros con otros tipos. No hay palabras para describir la vileza de estas acciones; nos da escalofríos pensar en cómo algunos aprovechan la vulnerabilidad de nuestros niños y adolescentes.
Cuando llegaron los judiciales al brete, encontraron varias cositas interesantes que sirvan como prueba en contra del sospechoso. Agarraron dos celulares, cuatro memorias USB, una CPU, una laptop, una consola de videojuegos y hasta una cámara de video. Toda esa tecnología, seguramente, usada para grabar y distribuir el material ilegal. ¡Qué pesar! Uno se pregunta qué clase de persona puede llegar a hacer algo así…
Ahora, el pobre Montarano está a disposición del Ministerio Público, quien va a decidir qué se le hace. Ya estamos viendo si lo echan adentro o le dan alguna otra opción. Mientras tanto, el caso sigue abierto y el OIJ continúa investigando todos los rincones para ver si hay más peces gordos involucrados en esta red. Esperemos que caigan todos los responsables y paguen por sus fechorías.
Este caso nos recuerda que debemos estar súper atentos a lo que hacen nuestros hijos en internet y con quiénes se relacionan. Las redes sociales pueden ser muy peligrosas si no se usan con precaución. Hay que hablar con ellos, enseñarles a identificar situaciones riesgosas y brindarles apoyo emocional para que no se sientan presionados a hacer cosas que no quieren. De repente, un buen diálogo puede salvarlos de caer en estas trampas.
Además, esta movida debería hacernos reflexionar sobre el papel de la sociedad en la protección de nuestros jóvenes. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras estos abusos siguen sucediendo. Es importante denunciar cualquier sospecha, apoyar a las organizaciones que trabajan en la prevención de la explotación infantil y exigir a las autoridades que tomen medidas contundentes para combatir este flagelo. Nuestra juventud es nuestro futuro y merece vivir seguros y protegidos.
En fin, un caso que pone los pelos de punta y nos obliga a abrir los ojos. ¿Ustedes creen que las escuelas deberían implementar programas obligatorios de educación sexual integral para prevenir este tipo de tragedias y empoderar a los jóvenes para que sepan decir “no” a cualquier presión o amenaza?
