¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con esto de las amenazas en las universidades. El Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) tuvo que suspender clases y evacuar todas sus sedes ayer viernes luego de recibir un email bastante feo amenazando con un tiroteo. Parece mentira que tengamos que estar pasando por estas cosas, ¿verdad?
Según un comunicado oficial, el TEC entró en modo emergencia apenas recibieron el correo. "La amenaza fue recibida vía correo electrónico y activamos de manera inmediata todos los procedimientos de emergencias. Nuestra prioridad es la seguridad e integridad de la vida de todas las personas", rezaba el comunicado. Uno se queda pensando… ¿quién se cree que es para andar gastando el tiempo así, causando tanto susto a toda la comunidad estudiantil?
Y no es la primera vez que pasa, ¡qué sal! Recuerdo perfecto que hace poco, allá por mediados de octubre, la Universidad de Costa Rica (UCR) vivió la misma pesadilla. Tuvieron que sacar a todos los estudiantes y profesores de las sedes porque recibieron una amenaza similar. Da gusto que tomen cartas en el asunto rápido, pero estos episodios dejan un sabor amargo. Ya te imaginas el corrillo que se armó, con la gente buscando dónde refugiarse.
Hasta ahora, la policía ha abierto una investigación para tratar de identificar al responsable, pero como siempre, esos tipos se esconden detrás de pantallas. Dicen que el caso podría estar relacionado con alguna red de amenazas online conocida como '764', pero eso aún está por confirmarse. Lo cierto es que estamos hablando de un tipo de acto que no debería existir en nuestro país, donde normalmente nos llevamos bien entre nosotros.
La verdad es que esto pone en entredicho la seguridad de nuestras instituciones educativas. ¿Cómo podemos garantizar que nuestros hijos e hijas estén seguros cuando alguien puede enviarles un mensaje amenazante desde cualquier lugar? Esto requiere de una revisión profunda de los protocolos de seguridad y de una mayor colaboración entre las autoridades y las propias universidades. Hay que estar alerta, chunches.
Las actividades académicas fueron suspendidas indefinidamente hasta nuevo aviso mientras se evalúa la situación y se toman medidas para prevenir futuros incidentes. El TEC, como buen administrador, ya avisó que les mantendrían informados sobre las próximas acciones. Esperemos que no sea para mucho, porque nadie quiere perder clases ni ver su brete interrumpido por un energumeno de esos.
Muchos se preguntan si esto es parte de una tendencia preocupante, o simplemente casos aislados de individuos perturbados que buscan llamar la atención. Algunos dicen que hay que tomarlo con pinzas y no alarmarse demasiado, pero otros creen que es momento de extremar precauciones. Qué carga tener que vivir con esta incertidumbre constante, diay.
En fin, la situación sigue siendo tensa, y la comunidad universitaria espera respuestas y soluciones rápidas. ¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que las universidades deberían implementar medidas de seguridad más estrictas, como detectores de metales o guardias armados, para evitar que estos incidentes se repitan? Dejen sus comentarios abajo, ¡me interesa saber su opinión!
Según un comunicado oficial, el TEC entró en modo emergencia apenas recibieron el correo. "La amenaza fue recibida vía correo electrónico y activamos de manera inmediata todos los procedimientos de emergencias. Nuestra prioridad es la seguridad e integridad de la vida de todas las personas", rezaba el comunicado. Uno se queda pensando… ¿quién se cree que es para andar gastando el tiempo así, causando tanto susto a toda la comunidad estudiantil?
Y no es la primera vez que pasa, ¡qué sal! Recuerdo perfecto que hace poco, allá por mediados de octubre, la Universidad de Costa Rica (UCR) vivió la misma pesadilla. Tuvieron que sacar a todos los estudiantes y profesores de las sedes porque recibieron una amenaza similar. Da gusto que tomen cartas en el asunto rápido, pero estos episodios dejan un sabor amargo. Ya te imaginas el corrillo que se armó, con la gente buscando dónde refugiarse.
Hasta ahora, la policía ha abierto una investigación para tratar de identificar al responsable, pero como siempre, esos tipos se esconden detrás de pantallas. Dicen que el caso podría estar relacionado con alguna red de amenazas online conocida como '764', pero eso aún está por confirmarse. Lo cierto es que estamos hablando de un tipo de acto que no debería existir en nuestro país, donde normalmente nos llevamos bien entre nosotros.
La verdad es que esto pone en entredicho la seguridad de nuestras instituciones educativas. ¿Cómo podemos garantizar que nuestros hijos e hijas estén seguros cuando alguien puede enviarles un mensaje amenazante desde cualquier lugar? Esto requiere de una revisión profunda de los protocolos de seguridad y de una mayor colaboración entre las autoridades y las propias universidades. Hay que estar alerta, chunches.
Las actividades académicas fueron suspendidas indefinidamente hasta nuevo aviso mientras se evalúa la situación y se toman medidas para prevenir futuros incidentes. El TEC, como buen administrador, ya avisó que les mantendrían informados sobre las próximas acciones. Esperemos que no sea para mucho, porque nadie quiere perder clases ni ver su brete interrumpido por un energumeno de esos.
Muchos se preguntan si esto es parte de una tendencia preocupante, o simplemente casos aislados de individuos perturbados que buscan llamar la atención. Algunos dicen que hay que tomarlo con pinzas y no alarmarse demasiado, pero otros creen que es momento de extremar precauciones. Qué carga tener que vivir con esta incertidumbre constante, diay.
En fin, la situación sigue siendo tensa, y la comunidad universitaria espera respuestas y soluciones rápidas. ¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que las universidades deberían implementar medidas de seguridad más estrictas, como detectores de metales o guardias armados, para evitar que estos incidentes se repitan? Dejen sus comentarios abajo, ¡me interesa saber su opinión!