¡Ay, Dios mío! Parece que algunos conductores en este país tienen el acelerador pegado al piso. Con datos duros del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), la Policía de Tránsito ha sacado la manguera a más de tres mil personas desde enero hasta setiembre de este año, todo por ir volando a toda máquina por nuestras carreteras. ¡Qué torta!
Y ni hablar de las consecuencias. Según los números, 161 personas ya han partido de este mundo por culpa del exceso de velocidad. Sí, has leído bien, ¡161 vidas truncadas! Esto significa que estamos camino a tener el cuarto año consecutivo donde la velocidad desenfrenada se lleva el premio gordo a la causa de muerte más triste en carretera. Imagínate el dolor de esas familias… qué sal.
Martín Sánchez Agüero, el subdirector de la Policía de Tránsito, no se anda con rodeos. Nos dice que esto ya va de listo y que deberíamos ponernos las pilas. “Entender que tras cada fallecido hay una historia de vida, una familia doliente, debería ser un punto de partida para reflexionar sobre esta conducta claramente temeraria”, nos soltó. ¡Digo, pa’ reflexionar dónde está la cabeza de algunos!
Pero no es solo ir rápido en general, imagínate, ¡algunos no le guardan respeto a las zonas escolares ni a los hospitales! Se registraron 91 casos de mae's que decidieron hacerle caso omiso al límite de velocidad justo frente a niños y pacientes. Por eso, cada vez que pasas cerca de esos lugares, ¡aguanta el chancho y baja la velocidad!
Si te preguntas cómo los están atrapando, te cuento: 575 fueron pillados pasando al menos 40 kilómetros por encima del límite, recibiendo una multa de ¢246.000 y cuatro puntos en la licencia. Otros 1.045 se pasaron de 30 km/h por encima, y 1.294 sufrieron la ley por excederse en 20 km/h, con una sanción menor de ¢61.000. ¡Esto demuestra que hay de todo en la carne!
No solo la velocidad es el problema. La Policía también reportó 1.249 infracciones por invadir el carril contrario y 280 por adelantar en curvas o puentes. Estas acciones imprudentes también cuestan caro, con una multa de ¢364.000 y seis puntos en la licencia, además de poner en riesgo la vida de todos. En total, 97 personas han perecido este año por invasión de carril, colocándose como la segunda causa de tragedias en las vías.
Para los que piensan que pueden escapar fácilmente, piensen otra vez. La Policía está atenta y no les va a dar vía libre. Recuerden que estas multas son solo una parte del problema. Lo importante es entender que cada decisión al volante tiene consecuencias reales, que afectan a nosotros mismos y a quienes nos rodean. Hay que cambiar el chip y empezar a manejar con responsabilidad. Este brete de las carreteras no puede seguir así.
Ahora, dime, ¿crees que las multas actuales son suficientes para disuadir a los conductores imprudentes, o necesitamos medidas más drásticas, como cámaras de velocidad en más puntos estratégicos o incluso programas educativos más intensivos? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios y empecemos a discutir cómo podemos mejorar la seguridad vial en nuestro hermoso país!
Y ni hablar de las consecuencias. Según los números, 161 personas ya han partido de este mundo por culpa del exceso de velocidad. Sí, has leído bien, ¡161 vidas truncadas! Esto significa que estamos camino a tener el cuarto año consecutivo donde la velocidad desenfrenada se lleva el premio gordo a la causa de muerte más triste en carretera. Imagínate el dolor de esas familias… qué sal.
Martín Sánchez Agüero, el subdirector de la Policía de Tránsito, no se anda con rodeos. Nos dice que esto ya va de listo y que deberíamos ponernos las pilas. “Entender que tras cada fallecido hay una historia de vida, una familia doliente, debería ser un punto de partida para reflexionar sobre esta conducta claramente temeraria”, nos soltó. ¡Digo, pa’ reflexionar dónde está la cabeza de algunos!
Pero no es solo ir rápido en general, imagínate, ¡algunos no le guardan respeto a las zonas escolares ni a los hospitales! Se registraron 91 casos de mae's que decidieron hacerle caso omiso al límite de velocidad justo frente a niños y pacientes. Por eso, cada vez que pasas cerca de esos lugares, ¡aguanta el chancho y baja la velocidad!
Si te preguntas cómo los están atrapando, te cuento: 575 fueron pillados pasando al menos 40 kilómetros por encima del límite, recibiendo una multa de ¢246.000 y cuatro puntos en la licencia. Otros 1.045 se pasaron de 30 km/h por encima, y 1.294 sufrieron la ley por excederse en 20 km/h, con una sanción menor de ¢61.000. ¡Esto demuestra que hay de todo en la carne!
No solo la velocidad es el problema. La Policía también reportó 1.249 infracciones por invadir el carril contrario y 280 por adelantar en curvas o puentes. Estas acciones imprudentes también cuestan caro, con una multa de ¢364.000 y seis puntos en la licencia, además de poner en riesgo la vida de todos. En total, 97 personas han perecido este año por invasión de carril, colocándose como la segunda causa de tragedias en las vías.
Para los que piensan que pueden escapar fácilmente, piensen otra vez. La Policía está atenta y no les va a dar vía libre. Recuerden que estas multas son solo una parte del problema. Lo importante es entender que cada decisión al volante tiene consecuencias reales, que afectan a nosotros mismos y a quienes nos rodean. Hay que cambiar el chip y empezar a manejar con responsabilidad. Este brete de las carreteras no puede seguir así.
Ahora, dime, ¿crees que las multas actuales son suficientes para disuadir a los conductores imprudentes, o necesitamos medidas más drásticas, como cámaras de velocidad en más puntos estratégicos o incluso programas educativos más intensivos? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios y empecemos a discutir cómo podemos mejorar la seguridad vial en nuestro hermoso país!
