¡Ay, Dios mío, qué torta nos cayó encima! Resulta que la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), sí, esos mismos, decidieron ponerle hielo a la operación de vuelos nocturnos en casi todos los aeródromos del país. Imagínate, la bronca ahora es que ni siquiera las ambulancias aéreas pueden despegar de noche. Un golpe bajo para la seguridad de muchos, vamos.
La medida ya estaba echada desde inicios de octubre, aunque mucha gente recién ahora se enteró. Según dicen, la circular establece que solo los vuelos de la propia DGAC y los que operan en los aeropuertos internacionales de Liberia y San José están exentos. ¿Y el resto? Pues a esperar que salga el sol, que parece que así lo quieren las cosas. ¡Un brete!
Lo peor de todo es que esto afecta directamente a los traslados médicos urgentes. Piensa en un accidente en la montaña, en zonas rurales donde llegar rápido es cuestión de vida o muerte. Ahora, si pasa a medianoche, ¿qué hacemos? Mandamos al pobre paciente por tierra, corriendo riesgos innecesarios porque alguien decidió que volar de noche es peligroso. Parece mentira, pero la verdad es que los aeródromos no estaban normatizados, eh... pero llevamos décadas haciendo esto, maese.
Ricardo Hernández, paramédico y director de Operaciones de SAAT –una empresa que ofrece traslados en avión ambulancia– está que le humea. Dice que es una contradicción tremenda, porque la misma DGAC ha invertido en colocar iluminación en pistas como las de Coto 47 y Palmar Sur, y luego les prohíben operar ahí de noche. "Es como construir una carretera y decirles a los carros que no la usen", dice él, y tiene razón. El mae se queda pensando cómo van a atender emergencias ahora.
El aeropuerto Tobías Bolaños, en Pavas, es otro dolor de cabeza. Ahí opera la mayoría de las empresas de ambulancias aéreas, pero también está sujeto a la restricción. Y como si fuera poco, toda esta movida coincide con el inicio de la temporada alta turística, cuando esperamos recibir a muchísimos visitantes. Imagínate que algún turista necesita ser evacuado urgentemente y no podemos moverlo. La imagen del país, ¡se va al traste!, y todo por una regulación que parece sacada de otra época.
Dicen desde la DGAC que antes estos vuelos se hacían sin ninguna norma clara. Hernández reconoce que los aeródromos no cumplían con todos los requisitos, pero insiste en que los vuelos nocturnos médicos llevan más de treinta años funcionando. Incluso, algunas empresas han tenido que invertir en sus propias luces para poder operar. Él propone que hubieran seguido permitiendo los vuelos mientras construyen una normativa específica, pero parece que eso no es opción.
Ahora, entre festejos de Navidad y vacaciones, los hospitales podrían estar saturados y el traslado urgente de pacientes se complica aún más. Han tenido conversaciones con la DGAC, y aparentemente están abiertos a redactar una nueva norma, pero advierten que esto podría tomar hasta un mes… ¡Un mes! Con el receso de fin de año y todo, podríamos estar esperando hasta el 2026 para ver soluciones concretas. ¡Qué carga!
Entre tanto, la incertidumbre reina y los riesgos aumentan. ¿Será posible que la DGAC revise esta decisión tan drástica antes de que ocurra alguna tragedia? Considerando la importancia de los traslados médicos aéreos, ¿deberían priorizar la seguridad de los pacientes sobre estrictas regulaciones burocráticas, o creen que la normativa es necesaria, aunque genere inconvenientes?
La medida ya estaba echada desde inicios de octubre, aunque mucha gente recién ahora se enteró. Según dicen, la circular establece que solo los vuelos de la propia DGAC y los que operan en los aeropuertos internacionales de Liberia y San José están exentos. ¿Y el resto? Pues a esperar que salga el sol, que parece que así lo quieren las cosas. ¡Un brete!
Lo peor de todo es que esto afecta directamente a los traslados médicos urgentes. Piensa en un accidente en la montaña, en zonas rurales donde llegar rápido es cuestión de vida o muerte. Ahora, si pasa a medianoche, ¿qué hacemos? Mandamos al pobre paciente por tierra, corriendo riesgos innecesarios porque alguien decidió que volar de noche es peligroso. Parece mentira, pero la verdad es que los aeródromos no estaban normatizados, eh... pero llevamos décadas haciendo esto, maese.
Ricardo Hernández, paramédico y director de Operaciones de SAAT –una empresa que ofrece traslados en avión ambulancia– está que le humea. Dice que es una contradicción tremenda, porque la misma DGAC ha invertido en colocar iluminación en pistas como las de Coto 47 y Palmar Sur, y luego les prohíben operar ahí de noche. "Es como construir una carretera y decirles a los carros que no la usen", dice él, y tiene razón. El mae se queda pensando cómo van a atender emergencias ahora.
El aeropuerto Tobías Bolaños, en Pavas, es otro dolor de cabeza. Ahí opera la mayoría de las empresas de ambulancias aéreas, pero también está sujeto a la restricción. Y como si fuera poco, toda esta movida coincide con el inicio de la temporada alta turística, cuando esperamos recibir a muchísimos visitantes. Imagínate que algún turista necesita ser evacuado urgentemente y no podemos moverlo. La imagen del país, ¡se va al traste!, y todo por una regulación que parece sacada de otra época.
Dicen desde la DGAC que antes estos vuelos se hacían sin ninguna norma clara. Hernández reconoce que los aeródromos no cumplían con todos los requisitos, pero insiste en que los vuelos nocturnos médicos llevan más de treinta años funcionando. Incluso, algunas empresas han tenido que invertir en sus propias luces para poder operar. Él propone que hubieran seguido permitiendo los vuelos mientras construyen una normativa específica, pero parece que eso no es opción.
Ahora, entre festejos de Navidad y vacaciones, los hospitales podrían estar saturados y el traslado urgente de pacientes se complica aún más. Han tenido conversaciones con la DGAC, y aparentemente están abiertos a redactar una nueva norma, pero advierten que esto podría tomar hasta un mes… ¡Un mes! Con el receso de fin de año y todo, podríamos estar esperando hasta el 2026 para ver soluciones concretas. ¡Qué carga!
Entre tanto, la incertidumbre reina y los riesgos aumentan. ¿Será posible que la DGAC revise esta decisión tan drástica antes de que ocurra alguna tragedia? Considerando la importancia de los traslados médicos aéreos, ¿deberían priorizar la seguridad de los pacientes sobre estrictas regulaciones burocráticas, o creen que la normativa es necesaria, aunque genere inconvenientes?