¡Ay, Dios mío! La política nacional siempre nos da tela para cortar, ¿verdad? Esta semana, el Plenario Legislativo explotó en un debate más caliente que gallina pochada sobre las causas judiciales que arrastran algunos diputados. Resulta que el diputado José Pablo Sibaja sacó a relucir una lista que dejó a muchos boquiabiertos, pero también con el ceño fruncido.
El asunto empezó cuando Sibaja, durante la sesión del martes, decidió enumerar a los diputados que tienen “cositas” pendientes con el Ministerio Público. Pero claro, ¡el catch! Se olvidó convenientemente de mencionar a sus propios compañeros de partido, los del oficialismo y hasta de los del frente republicano. Como si fuera magia, la lista estaba llena de nombres de PLN, Frente Amplio e incluso diputados independientes, dejando un vacío sospechoso en otros sectores. Un poco raro, ¿no?
Y es que la lista era considerable. Según el mismo Sibaja, Rodrigo Arias, Danny Vargas, Montserrat Ruiz, Oscar Izquierdo, Dinorah Barquero… ¡uuf! De Liberación Nacional estaban metidos hasta el cuello. Del Frente Amplio, Sofía Guillén, Ariel Robles, Priscila Vindas, Rocío Alfaro y Antonio Ortega tenían “varecitos”. Y ni hablar de los independientes, con Kattia Cambronero y Gloria Navas sumándose a la lista. ¡Un verdadero panorama!
Pero la jugada no quedó ahí. Según datos oficiales del Ministerio Público, ¡son 33 diputados los que actualmente enfrentan acusaciones penales! Sí, señores, 33. Y la diputada Pilar Cisneros parece estar liderando la tabla con nada menos que 10 causas en curso. Parece que algunos anduvieron haciendo cosas turbias detrás de bambalinas y ahora la pincha llegó. Una verdadera pena para la imagen del Congreso.
Analizando los casos, vemos que Pilar Cisneros enfrenta desde acusaciones de recepción de contribuciones privadas ilegales hasta cargos de peculado. Paola Nájera Abarca, Waldo Agüero Sanabria, Alexander Barrantes Chacón, Luz Mary Alpízar Loaiza... Todos con sus propias historias y problemas legales. Algunos por tráfico de influencias, otros por incumplimiento de deberes, ¡una sopa boba! Parece que algunos se creyeron dueños del país y pensaron que podían hacer lo que quisieran.
El drama continuó cuando, en referencia al diputado Fabricio Alvarado y las denuncias por presuntos abusos sexuales, 25 diputados propusieron una moción para recomendarle que renunciara a su inmunidad parlamentaria. Pero, como era de esperarse, el oficialismo, Nueva Pública y los diputados del PUSC le cerraron el paso a esa propuesta. ¡Uy, qué desacuerdo! Parece que algunos prefieren proteger a los suyos, aunque estén metidos en camisa de once varas.
El ambiente en el Plenario se puso tenso, con acusaciones cruzadas y gritos de orden. Los neorepublicanos recibieron toda la bronca, recordando el escándalo de Alvarado. Fue un espectáculo digno de ver, aunque no precisamente por razones positivas. Al final, el debate dejó más preguntas que respuestas y reafirmó que la corrupción sigue siendo una sombra persistente en nuestra política. La confianza ciudadana, ya de por sí maltrecha, recibe otro golpe duro.
Ahora bien, viendo todo este embrollo, me pregunto: ¿Cree usted que estos procesos judiciales servirán realmente para limpiar la imagen del Congreso o es solo un circo mediático para distraernos de los verdaderos problemas del país? ¿Será posible recuperar la confianza de los ciudadanos en nuestros representantes o estamos condenados a repetir este ciclo de escándalos y desilusión?
El asunto empezó cuando Sibaja, durante la sesión del martes, decidió enumerar a los diputados que tienen “cositas” pendientes con el Ministerio Público. Pero claro, ¡el catch! Se olvidó convenientemente de mencionar a sus propios compañeros de partido, los del oficialismo y hasta de los del frente republicano. Como si fuera magia, la lista estaba llena de nombres de PLN, Frente Amplio e incluso diputados independientes, dejando un vacío sospechoso en otros sectores. Un poco raro, ¿no?
Y es que la lista era considerable. Según el mismo Sibaja, Rodrigo Arias, Danny Vargas, Montserrat Ruiz, Oscar Izquierdo, Dinorah Barquero… ¡uuf! De Liberación Nacional estaban metidos hasta el cuello. Del Frente Amplio, Sofía Guillén, Ariel Robles, Priscila Vindas, Rocío Alfaro y Antonio Ortega tenían “varecitos”. Y ni hablar de los independientes, con Kattia Cambronero y Gloria Navas sumándose a la lista. ¡Un verdadero panorama!
Pero la jugada no quedó ahí. Según datos oficiales del Ministerio Público, ¡son 33 diputados los que actualmente enfrentan acusaciones penales! Sí, señores, 33. Y la diputada Pilar Cisneros parece estar liderando la tabla con nada menos que 10 causas en curso. Parece que algunos anduvieron haciendo cosas turbias detrás de bambalinas y ahora la pincha llegó. Una verdadera pena para la imagen del Congreso.
Analizando los casos, vemos que Pilar Cisneros enfrenta desde acusaciones de recepción de contribuciones privadas ilegales hasta cargos de peculado. Paola Nájera Abarca, Waldo Agüero Sanabria, Alexander Barrantes Chacón, Luz Mary Alpízar Loaiza... Todos con sus propias historias y problemas legales. Algunos por tráfico de influencias, otros por incumplimiento de deberes, ¡una sopa boba! Parece que algunos se creyeron dueños del país y pensaron que podían hacer lo que quisieran.
El drama continuó cuando, en referencia al diputado Fabricio Alvarado y las denuncias por presuntos abusos sexuales, 25 diputados propusieron una moción para recomendarle que renunciara a su inmunidad parlamentaria. Pero, como era de esperarse, el oficialismo, Nueva Pública y los diputados del PUSC le cerraron el paso a esa propuesta. ¡Uy, qué desacuerdo! Parece que algunos prefieren proteger a los suyos, aunque estén metidos en camisa de once varas.
El ambiente en el Plenario se puso tenso, con acusaciones cruzadas y gritos de orden. Los neorepublicanos recibieron toda la bronca, recordando el escándalo de Alvarado. Fue un espectáculo digno de ver, aunque no precisamente por razones positivas. Al final, el debate dejó más preguntas que respuestas y reafirmó que la corrupción sigue siendo una sombra persistente en nuestra política. La confianza ciudadana, ya de por sí maltrecha, recibe otro golpe duro.
Ahora bien, viendo todo este embrollo, me pregunto: ¿Cree usted que estos procesos judiciales servirán realmente para limpiar la imagen del Congreso o es solo un circo mediático para distraernos de los verdaderos problemas del país? ¿Será posible recuperar la confianza de los ciudadanos en nuestros representantes o estamos condenados a repetir este ciclo de escándalos y desilusión?
