Maes, hay que empezar la semana hablando de una de esas noticias que lo dejan a uno entre enojado y sorprendido. Resulta que en Pérez Zeledón se armó tremendo despiche porque el OIJ le cayó a un funcionario del ICE, un mae de apellido Parra, de 42 años. ¿La razón? Aparentemente, el hombre se jaló una torta monumental: se le acusa de montar un negocito paralelo usando su propio brete para, presuntamente, falsificar contratos, sacar celulares a nombre de gente inocente y luego venderlos. ¡Así como lo leen! Una jugada que demuestra un nivel de audacia que casi da miedo.
Diay, la vara, según la investigación preliminar, funcionaba más o menos así: el sospechoso, aprovechando su acceso a los sistemas del ICE, habría creado contratos falsos entre finales del año pasado y lo que va de este. Con esos papeles fraudulentos, sacaba los chunches, entiéndase celulares de los buenos, y en lugar de entregarlos a un cliente legítimo, los desviaba para hacer su propia harina. El chanchullo se destapó de la forma más clásica y dolorosa: a varias personas les empezaron a llegar notificaciones y cobros por servicios y teléfonos que jamás en su vida habían solicitado. Imagínense el susto y la cólera de recibir una factura por un celular que uno ni conoce. ¡Qué sal la de la gente a la que le tocó!
Lo que me vuela la cabeza no es solo el presunto fraude, sino el descaro de hacerlo desde adentro. Estamos hablando del ICE, una de las instituciones más emblemáticas del país. Es el lugar donde uno va a resolver un problema, no a que le creen uno nuevo. Que un empleado, supuestamente, use su puesto de confianza para una movida así, golpea directamente la fe que uno le tiene al sistema. No es cualquier brete; es un trabajo que le da acceso a datos sensibles de miles de costarricenses. Este tipo de situaciones son las que erosionan la confianza pública y hacen que la gente se vuelva cínica y desconfiada con todo lo que huela a trámite estatal.
Por dicha, parece que el OIJ se puso las pilas. La operación no fue un chiste: tres allanamientos simultáneos a las 7:30 de la mañana. Le cayeron en la casa, en otro lugar y, para que la humillación fuera completa, hasta en las propias oficinas del ICE en Pérez Zeledón. Eso manda un mensaje clarísimo. Los agentes andan recogiendo todo el chereque posible: compus, equipos electrónicos y papeles que sirvan para amarrar bien el caso. Al menos da un poco de tranquilidad saber que las denuncias de la gente no se fueron al traste y que la investigación judicial parece ir por buen camino para aclarar este enredo.
Ahora el hombre de apellido Parra enfrenta al menos seis causas por falsedad ideológica, y la investigación sigue abierta. Más allá del proceso legal que le espera, queda en el aire esa sensación amarga. Es un recordatorio de que la viveza criolla mal entendida puede terminar en un problema legal gigantesco y, de paso, joderle la vida a un montón de gente que no tenía vela en ese entierro. Al final, los más afectados son los ciudadanos de a pie, tanto los que tienen que ir a pelear un cobro injusto como todos los demás, que ahora veremos con un poquito más de recelo cualquier gestión. Y con esto en mente, les dejo una pregunta para que la pensemos juntos.
Maes, más allá de este caso, ¿les ha bajado la confianza en las instituciones públicas por varas como esta? ¿O sienten que son casos aislados que el mismo sistema logra pescar?
Diay, la vara, según la investigación preliminar, funcionaba más o menos así: el sospechoso, aprovechando su acceso a los sistemas del ICE, habría creado contratos falsos entre finales del año pasado y lo que va de este. Con esos papeles fraudulentos, sacaba los chunches, entiéndase celulares de los buenos, y en lugar de entregarlos a un cliente legítimo, los desviaba para hacer su propia harina. El chanchullo se destapó de la forma más clásica y dolorosa: a varias personas les empezaron a llegar notificaciones y cobros por servicios y teléfonos que jamás en su vida habían solicitado. Imagínense el susto y la cólera de recibir una factura por un celular que uno ni conoce. ¡Qué sal la de la gente a la que le tocó!
Lo que me vuela la cabeza no es solo el presunto fraude, sino el descaro de hacerlo desde adentro. Estamos hablando del ICE, una de las instituciones más emblemáticas del país. Es el lugar donde uno va a resolver un problema, no a que le creen uno nuevo. Que un empleado, supuestamente, use su puesto de confianza para una movida así, golpea directamente la fe que uno le tiene al sistema. No es cualquier brete; es un trabajo que le da acceso a datos sensibles de miles de costarricenses. Este tipo de situaciones son las que erosionan la confianza pública y hacen que la gente se vuelva cínica y desconfiada con todo lo que huela a trámite estatal.
Por dicha, parece que el OIJ se puso las pilas. La operación no fue un chiste: tres allanamientos simultáneos a las 7:30 de la mañana. Le cayeron en la casa, en otro lugar y, para que la humillación fuera completa, hasta en las propias oficinas del ICE en Pérez Zeledón. Eso manda un mensaje clarísimo. Los agentes andan recogiendo todo el chereque posible: compus, equipos electrónicos y papeles que sirvan para amarrar bien el caso. Al menos da un poco de tranquilidad saber que las denuncias de la gente no se fueron al traste y que la investigación judicial parece ir por buen camino para aclarar este enredo.
Ahora el hombre de apellido Parra enfrenta al menos seis causas por falsedad ideológica, y la investigación sigue abierta. Más allá del proceso legal que le espera, queda en el aire esa sensación amarga. Es un recordatorio de que la viveza criolla mal entendida puede terminar en un problema legal gigantesco y, de paso, joderle la vida a un montón de gente que no tenía vela en ese entierro. Al final, los más afectados son los ciudadanos de a pie, tanto los que tienen que ir a pelear un cobro injusto como todos los demás, que ahora veremos con un poquito más de recelo cualquier gestión. Y con esto en mente, les dejo una pregunta para que la pensemos juntos.
Maes, más allá de este caso, ¿les ha bajado la confianza en las instituciones públicas por varas como esta? ¿O sienten que son casos aislados que el mismo sistema logra pescar?
