¡Ay, Dios mío, qué bronca! Parece sacado de película de terror, pero esto pasó acá mismo en Quepos. Tres personas, entre ellas una colombiana, estarían involucradas en el asesinato de una pareja de europeos y, pa’ colmo, usaron una vagoneta llena de piedras para deshacerse de los cuerpos. ¡Imagínate el fiacre!
Según el OIJ, la movida empezó con la intención de venderles la propiedad a unos gringos – un alemán y una austriaca, señores. Pero parece que la negociación se fue al garete, se armó un tole y, lamentablemente, terminaron muertos a tiros. Las autoridades han confirmado que los sospechosos son un tico y su compañera colombiana, junto con otro tico que les echó una mano durante el ataque que ocurrió el 22 de septiembre pasado. ¡Qué pena!
La investigación avanzó a paso cabreado tras varios allanamientos. Los detectives del OIJ encontraron pruebas contundentes que vinculan a estos sujetos con el crimen. Lo más macabro de todo es cómo intentaron tapar sus huellas: alquilaron una vagoneta con capacidad para transportar toneladas de rocas. Al día siguiente, llevaron el material hasta la escena del crimen y ahí, enterraron los cadáveres bajo una capa de piedra. ¡Una verdadera torta!
El director del OIJ, Randall Zúñiga, ha declarado que no descansarán hasta llevar a todos los responsables ante la justicia. “Estamos trabajando arduamente para esclarecer este hecho tan atroz y asegurar que los culpables paguen por sus crímenes”, dijo el señor Zúñiga en conferencia de prensa. Se han solicitado órdenes de captura contra los sospechosos que aún están prófugos, así que la policía anda con lupa por toda la zona.
Este tipo de casos nos sacude, ¿eh, compañeros? No es precisamente la imagen que queremos proyectar de Costa Rica, ni hablar del turismo que depende de nuestra seguridad y tranquilidad. Pura mala onda que unos oportunistas estén dispuestos a llegar tan lejos por unas pocas monedas, y encima tratar de borrar cualquier evidencia de esta manera… ¡Qué barbaridad!
Lo que más me preocupa es la facilidad con la que se pueden conseguir este tipo de servicios. Imaginen cuánta gente podría andar metida en cosas turbias si es tan sencillo alquilar una vagoneta cargada de piedras. Necesitamos revisar los protocolos de control y verificar quiénes tienen acceso a estos recursos, porque esto abre un abismo de posibilidades para cometer delitos graves y luego intentar esconderlos. ¡Menuda brete!
Además, esta situación pone en alerta a la comunidad extranjera que vive en nuestro país. Muchos se sienten inseguros ante la posibilidad de convertirse en víctimas de este tipo de delitos. Es fundamental que las autoridades refuercen la vigilancia en zonas turísticas y brinden mayor protección a nuestros visitantes. Tenemos que demostrarles que somos un país seguro y confiable, y que no permitiremos que unos pocos delincuentes arruinen nuestra reputación. Diay, esto ya va quedando feo…
Con todo esto, me pregunto: ¿hasta dónde llegará la desesperación de algunos para obtener ganancias ilícitas y cómo podemos, como sociedad, fortalecer los mecanismos de prevención e investigación para evitar que estos horrores vuelvan a ocurrir en nuestras comunidades?
Según el OIJ, la movida empezó con la intención de venderles la propiedad a unos gringos – un alemán y una austriaca, señores. Pero parece que la negociación se fue al garete, se armó un tole y, lamentablemente, terminaron muertos a tiros. Las autoridades han confirmado que los sospechosos son un tico y su compañera colombiana, junto con otro tico que les echó una mano durante el ataque que ocurrió el 22 de septiembre pasado. ¡Qué pena!
La investigación avanzó a paso cabreado tras varios allanamientos. Los detectives del OIJ encontraron pruebas contundentes que vinculan a estos sujetos con el crimen. Lo más macabro de todo es cómo intentaron tapar sus huellas: alquilaron una vagoneta con capacidad para transportar toneladas de rocas. Al día siguiente, llevaron el material hasta la escena del crimen y ahí, enterraron los cadáveres bajo una capa de piedra. ¡Una verdadera torta!
El director del OIJ, Randall Zúñiga, ha declarado que no descansarán hasta llevar a todos los responsables ante la justicia. “Estamos trabajando arduamente para esclarecer este hecho tan atroz y asegurar que los culpables paguen por sus crímenes”, dijo el señor Zúñiga en conferencia de prensa. Se han solicitado órdenes de captura contra los sospechosos que aún están prófugos, así que la policía anda con lupa por toda la zona.
Este tipo de casos nos sacude, ¿eh, compañeros? No es precisamente la imagen que queremos proyectar de Costa Rica, ni hablar del turismo que depende de nuestra seguridad y tranquilidad. Pura mala onda que unos oportunistas estén dispuestos a llegar tan lejos por unas pocas monedas, y encima tratar de borrar cualquier evidencia de esta manera… ¡Qué barbaridad!
Lo que más me preocupa es la facilidad con la que se pueden conseguir este tipo de servicios. Imaginen cuánta gente podría andar metida en cosas turbias si es tan sencillo alquilar una vagoneta cargada de piedras. Necesitamos revisar los protocolos de control y verificar quiénes tienen acceso a estos recursos, porque esto abre un abismo de posibilidades para cometer delitos graves y luego intentar esconderlos. ¡Menuda brete!
Además, esta situación pone en alerta a la comunidad extranjera que vive en nuestro país. Muchos se sienten inseguros ante la posibilidad de convertirse en víctimas de este tipo de delitos. Es fundamental que las autoridades refuercen la vigilancia en zonas turísticas y brinden mayor protección a nuestros visitantes. Tenemos que demostrarles que somos un país seguro y confiable, y que no permitiremos que unos pocos delincuentes arruinen nuestra reputación. Diay, esto ya va quedando feo…
Con todo esto, me pregunto: ¿hasta dónde llegará la desesperación de algunos para obtener ganancias ilícitas y cómo podemos, como sociedad, fortalecer los mecanismos de prevención e investigación para evitar que estos horrores vuelvan a ocurrir en nuestras comunidades?