¡Aguántense!, porque esto sí que está picante. Quince radios culturales, esas que nos tocan el corazón con su música y programas educativos, le dijeron “¡No me vengas!” al Sutel y a su subasta de frecuencias. Resulta que estas estaciones decidieron no participar en el proceso que promueve el gobierno y, en cambio, defienden a capa y espada que sus frecuencias les llegaron por decreto, allá por donde circulan las mariposas.
La movida comenzó este lunes, cuando la Red de Emisoras Culturales soltó la bomba: sus miembros se quedaron quietos, sin poner pie ni mano en la subasta. Según explican, tienen razón de sobra para hacer así, porque desde siempre han operado bajo un propósito específico: llevar cultura, educación y servicio comunitario a rincones de Costa Rica que a veces ni Google encuentra. Eso sí que es tener conciencia social, ¡qué papa!
Y no es cuento, señores. Aseguran que su trabajo va totalmente acorde con la Ley General de Telecomunicaciones, la famosa 8.642, y también con el Instituto Costarricense de Enseñanza Radiofónica, el ICER. Pa’ rematar, mencionan un convenio entre Costa Rica y Liechtenstein –sí, Liechtenstein– aprobado a través de varias leyes. ¡Imagínate la papeleta legal que llevan detrás! Uno se queda pensando cómo llegó eso tan lejos, pero bueno, ahí anda la cosa bien documentada.
Estas 15 emisoras están sembradas por todo el país, desde Boruca, pasando por Buenos Aires, hasta llegar a Upala. Un recorrido cultural impresionante, ¿eh? Piensa en todas las voces que no iban a escuchar si hubieran participado en la subasta… ¡Qué pena sería perder esa diversidad!
Pero ojo, que no son las únicas que le metieron freno a la subasta. Canales como VM Latino, Opa, Canal 19, además de radios como Columbia y Sinfonola, también se echaron pa' tras. Y sumándole, decenas de emisoras más, afiliadas a la Cámara Nacional de Radio (Canara), prefirieron buscarle la quinta esquina. Parece que los números no cuadraban y los requisitos estaban más difíciles que encontrar estacionamiento en el centro durante las fiestas.
Al final, parece que el problema es doble: desacuerdos legales y, sobre todo, la imposibilidad de afrontar los costos de las frecuencias. Cosas de la vida, ¿no? En tiempos de inflación, hasta los medios de comunicación tienen que apretarse el cinturón. Una lástima, porque la radio sigue siendo un medio importantísimo para muchas personas, especialmente en zonas rurales donde internet no llega o es muy caro. ¡Una verdadera pena!
Este quiebre en la subasta plantea preguntas importantes sobre el futuro de la radio en Costa Rica. ¿Cómo se garantizará la diversidad de voces y la continuidad de los programas culturales si las condiciones económicas son prohibitivas? ¿Será que estamos perdiendo un valioso patrimonio comunicacional en aras de la modernización?
Ahora, díganme, compañeros del Foro: ¿creen que el gobierno debería reconsiderar las bases de la subasta para permitir la participación de más emisoras culturales? ¿O creen que las emisoras deberían buscar alternativas para financiar su operación sin depender tanto de las frecuencias públicas? ¡Déjenme sus opiniones! Estoy seguro que tenemos mucho que conversar sobre esto.
La movida comenzó este lunes, cuando la Red de Emisoras Culturales soltó la bomba: sus miembros se quedaron quietos, sin poner pie ni mano en la subasta. Según explican, tienen razón de sobra para hacer así, porque desde siempre han operado bajo un propósito específico: llevar cultura, educación y servicio comunitario a rincones de Costa Rica que a veces ni Google encuentra. Eso sí que es tener conciencia social, ¡qué papa!
Y no es cuento, señores. Aseguran que su trabajo va totalmente acorde con la Ley General de Telecomunicaciones, la famosa 8.642, y también con el Instituto Costarricense de Enseñanza Radiofónica, el ICER. Pa’ rematar, mencionan un convenio entre Costa Rica y Liechtenstein –sí, Liechtenstein– aprobado a través de varias leyes. ¡Imagínate la papeleta legal que llevan detrás! Uno se queda pensando cómo llegó eso tan lejos, pero bueno, ahí anda la cosa bien documentada.
Estas 15 emisoras están sembradas por todo el país, desde Boruca, pasando por Buenos Aires, hasta llegar a Upala. Un recorrido cultural impresionante, ¿eh? Piensa en todas las voces que no iban a escuchar si hubieran participado en la subasta… ¡Qué pena sería perder esa diversidad!
Pero ojo, que no son las únicas que le metieron freno a la subasta. Canales como VM Latino, Opa, Canal 19, además de radios como Columbia y Sinfonola, también se echaron pa' tras. Y sumándole, decenas de emisoras más, afiliadas a la Cámara Nacional de Radio (Canara), prefirieron buscarle la quinta esquina. Parece que los números no cuadraban y los requisitos estaban más difíciles que encontrar estacionamiento en el centro durante las fiestas.
Al final, parece que el problema es doble: desacuerdos legales y, sobre todo, la imposibilidad de afrontar los costos de las frecuencias. Cosas de la vida, ¿no? En tiempos de inflación, hasta los medios de comunicación tienen que apretarse el cinturón. Una lástima, porque la radio sigue siendo un medio importantísimo para muchas personas, especialmente en zonas rurales donde internet no llega o es muy caro. ¡Una verdadera pena!
Este quiebre en la subasta plantea preguntas importantes sobre el futuro de la radio en Costa Rica. ¿Cómo se garantizará la diversidad de voces y la continuidad de los programas culturales si las condiciones económicas son prohibitivas? ¿Será que estamos perdiendo un valioso patrimonio comunicacional en aras de la modernización?
Ahora, díganme, compañeros del Foro: ¿creen que el gobierno debería reconsiderar las bases de la subasta para permitir la participación de más emisoras culturales? ¿O creen que las emisoras deberían buscar alternativas para financiar su operación sin depender tanto de las frecuencias públicas? ¡Déjenme sus opiniones! Estoy seguro que tenemos mucho que conversar sobre esto.