¡Ay, Dios mío! Álvaro Ramos está buscando a quién llamarle ahora, parece. Con las últimas encuestas dando vuelta, el candidato liberacionista está tratando de ponerle banda sonora a su campaña, pidiendo a gritos que toda la familia liberacionista se agarre y vaya pa’ lante. Vamos, que necesita que se muevan, ¡y rápido!, porque la cosa está echándose unas buenas risas a sus espaldas.
Según los últimos estudios de la UCR –sí, ya sabemos que esas encuestas a veces andan medio despistadas, pero bueno–, Laura Fernández del PPSO está reventando el gallito con un 30% de intención de voto. Ramos, con un humilde 8%, parece que anda más perdido que chancho en Feria. De verdad, ¡qué vara! Pero el mae no se da por vencido, ni loco.
En un discurso que sonó a arengón de entrenador deportivo, Ramos le dijo a sus seguidores y a cualquiera que quisiera escuchar que necesitan ampliar el proyecto. Quiere gente nueva, ideas frescas, todo eso. “Necesitamos unir a toda la familia liberacionista,” recalcó, como si estuviera leyendo un mantra. Y añade, con esa fe que tienen algunos políticos, “Estamos abiertos a escuchar, representar y acompañar a todos los que tienen problemas”. Bueno, ¡todos tenemos problemas, mae!
La estrategia de Ramos parece ser posicionarse como el freno a la continuidad del gobierno actual. Está pintando un escenario de defensa de la democracia, como si él fuera Don Quijote peleando contra molinos de viento. “Somos la opción real para gobernar”, dice, con la convicción de quien sabe que la realidad puede ser otra. Uno se queda pensando... ¿Es realmente una opción real o está tratando de vender humo?
Pero miren, no todo está perdido, claro. Ramos tiene una base histórica que todavía respira y que, si se le prende la chispa, puede hacer ruido. El PLN tiene fama de tener muchos intrincados y fijos ahí, gente que conoce el brete del poder. Y si logran meterle empeño a la campaña, podrían sorprender. Aunque, siendo sinceros, necesitarían un milagro, o al menos un cambio radical en las preferencias electorales.
Y hablando de sorpresas, recuerden que en Costa Rica las cosas cambian más rápido que el clima en agosto. Una mala decisión de Fernández, un escándalo inesperado, un buen debate televisado… cualquier cosa puede alterar el rumbo de la carrera. Por supuesto, esto asumiendo que Ramos logra juntar las piezas del PLN y dejar atrás las diferencias internas. Ahí está el gran desafío, diay.
Ahora bien, hay que ser honestos: la campaña de Ramos ha sido, hasta ahora, bastante apagada. Falta pasión, falta emoción, falta… ¡ese empuje que vende cualquier candidato! Parece que está esperando a que el voto se le caiga del cielo, en vez de ir a buscarlo. Quizás necesite contratar a algún publicista creativo, o simplemente salir más a la calle y conversar con la gente. Porque, al final, el pueblo decide, y el pueblo no se mueve con discursos bonitos, sino con propuestas reales y con ganas de trabajar. Es un brete agendarse con la gente.
Así que, mi gente, aquí está la gran pregunta: ¿Puede Álvaro Ramos realmente despertar al PLN a tiempo y convertirlo en una alternativa competitiva, o será otro capítulo más en la historia de las campañas perdidas? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios! ¿Creen que el PLN tiene alguna oportunidad real, o ya es tarde para intentar remontar terreno?
Según los últimos estudios de la UCR –sí, ya sabemos que esas encuestas a veces andan medio despistadas, pero bueno–, Laura Fernández del PPSO está reventando el gallito con un 30% de intención de voto. Ramos, con un humilde 8%, parece que anda más perdido que chancho en Feria. De verdad, ¡qué vara! Pero el mae no se da por vencido, ni loco.
En un discurso que sonó a arengón de entrenador deportivo, Ramos le dijo a sus seguidores y a cualquiera que quisiera escuchar que necesitan ampliar el proyecto. Quiere gente nueva, ideas frescas, todo eso. “Necesitamos unir a toda la familia liberacionista,” recalcó, como si estuviera leyendo un mantra. Y añade, con esa fe que tienen algunos políticos, “Estamos abiertos a escuchar, representar y acompañar a todos los que tienen problemas”. Bueno, ¡todos tenemos problemas, mae!
La estrategia de Ramos parece ser posicionarse como el freno a la continuidad del gobierno actual. Está pintando un escenario de defensa de la democracia, como si él fuera Don Quijote peleando contra molinos de viento. “Somos la opción real para gobernar”, dice, con la convicción de quien sabe que la realidad puede ser otra. Uno se queda pensando... ¿Es realmente una opción real o está tratando de vender humo?
Pero miren, no todo está perdido, claro. Ramos tiene una base histórica que todavía respira y que, si se le prende la chispa, puede hacer ruido. El PLN tiene fama de tener muchos intrincados y fijos ahí, gente que conoce el brete del poder. Y si logran meterle empeño a la campaña, podrían sorprender. Aunque, siendo sinceros, necesitarían un milagro, o al menos un cambio radical en las preferencias electorales.
Y hablando de sorpresas, recuerden que en Costa Rica las cosas cambian más rápido que el clima en agosto. Una mala decisión de Fernández, un escándalo inesperado, un buen debate televisado… cualquier cosa puede alterar el rumbo de la carrera. Por supuesto, esto asumiendo que Ramos logra juntar las piezas del PLN y dejar atrás las diferencias internas. Ahí está el gran desafío, diay.
Ahora bien, hay que ser honestos: la campaña de Ramos ha sido, hasta ahora, bastante apagada. Falta pasión, falta emoción, falta… ¡ese empuje que vende cualquier candidato! Parece que está esperando a que el voto se le caiga del cielo, en vez de ir a buscarlo. Quizás necesite contratar a algún publicista creativo, o simplemente salir más a la calle y conversar con la gente. Porque, al final, el pueblo decide, y el pueblo no se mueve con discursos bonitos, sino con propuestas reales y con ganas de trabajar. Es un brete agendarse con la gente.
Así que, mi gente, aquí está la gran pregunta: ¿Puede Álvaro Ramos realmente despertar al PLN a tiempo y convertirlo en una alternativa competitiva, o será otro capítulo más en la historia de las campañas perdidas? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios! ¿Creen que el PLN tiene alguna oportunidad real, o ya es tarde para intentar remontar terreno?