¡Ay, Dios mío! Ya nos tienen hasta las cachas con la infraestructura en ruinas. Entre baches que te sacuden el alma y aeropuertos que parecen sacados de otra época, uno ya ni sabe si volar o irse caminando. Pero resulta que ahora don Álvaro Ramos, del PLN, anda con un nuevo plan: un Fondo de Infraestructura Nacional. ¿Será que finalmente alguien va a ponerle cuidado a este brete?
Según el candidato, la idea es crear este fondo para gestionar las obras públicas y poder sortear esas trabas presupuestarias y límites de deuda externa que nos tienen atados de manos. Él dice que el país ha perdido la oportunidad de invertir unos $2.500 millones, usando apenas $250 millones en nueva construcción y dejando el mantenimiento casi en cero. ¡Una verdadera torta!
Lo que más preocupa es cómo esto afecta al turismo. Don Álvaro no se anda con rodeos y señala que los aeropuertos Juan Santamaría y Daniel Oduber están dando señales de alarma. Aumentan los costos de seguro para las aerolíneas y nos vamos viendo como un país descuidado, perdiendo atractivo turístico. ¡Qué sal nos puede caer encima si seguimos por este camino!
La propuesta de Ramos incluye buscar financiamiento internacional, incluyendo esos famosos fondos verdes, a los que la banca sí tiene acceso pero que el gobierno, según él, ha dejado pasar por falta de visión. Menciona ejemplos como Noruega y Francia, países que supuestamente agilizan recursos para proyectos clave bajo unas reglas claras. Suena bien en teoría, claro, pero hay que ver cómo se pone en práctica.
Y ahí viene el meollo del asunto: ¿de verdad este fondo será diferente a otros intentos fallidos? Porque hemos visto tantos planes que terminaron yéndose al traste... Promesas vacías, gestiones burocráticas interminables y, al final, el mismo resultado: carreteras llenas de baches, puentes tambaleantes y aeropuertos que dan pena ajena. Uno ya no sabe qué creer, diay.
Uno entiende que el Gobierno necesita recursos, y que encontrar nuevas formas de financiarlas es vital. Pero también hay que ponerle lupa a cómo se van a manejar estos fondos. ¿Quiénes serán los responsables? ¿Cómo se garantizará la transparencia? Porque sino, termina siendo otro chunche para engordar negocios turbios y poco más.
El candidato promete que, si llega al poder, activarán este fondo desde mayo. Quién sabe si lograrán cumplirlo; como dicen por acá, “prometer es fácil, cumplirlas cuesta”. Esperemos que esta vez sí le pongan el hombro y logren darle una solución seria a esta problemática. Imaginen tener autopistas dignas, puentes seguros y aeropuertos funcionales. ¡Eso sí sería un cambio a cachete!
En fin, parece que tenemos entre nosotros una nueva opción para intentar solucionar este problema crónico de infraestructura. Pero, ¿ustedes creen realmente que este Fondo de Infraestructura Nacional es la vara correcta para rescatar nuestras carreteras y aeropuertos, o simplemente es otro despiche más de campaña?
Según el candidato, la idea es crear este fondo para gestionar las obras públicas y poder sortear esas trabas presupuestarias y límites de deuda externa que nos tienen atados de manos. Él dice que el país ha perdido la oportunidad de invertir unos $2.500 millones, usando apenas $250 millones en nueva construcción y dejando el mantenimiento casi en cero. ¡Una verdadera torta!
Lo que más preocupa es cómo esto afecta al turismo. Don Álvaro no se anda con rodeos y señala que los aeropuertos Juan Santamaría y Daniel Oduber están dando señales de alarma. Aumentan los costos de seguro para las aerolíneas y nos vamos viendo como un país descuidado, perdiendo atractivo turístico. ¡Qué sal nos puede caer encima si seguimos por este camino!
La propuesta de Ramos incluye buscar financiamiento internacional, incluyendo esos famosos fondos verdes, a los que la banca sí tiene acceso pero que el gobierno, según él, ha dejado pasar por falta de visión. Menciona ejemplos como Noruega y Francia, países que supuestamente agilizan recursos para proyectos clave bajo unas reglas claras. Suena bien en teoría, claro, pero hay que ver cómo se pone en práctica.
Y ahí viene el meollo del asunto: ¿de verdad este fondo será diferente a otros intentos fallidos? Porque hemos visto tantos planes que terminaron yéndose al traste... Promesas vacías, gestiones burocráticas interminables y, al final, el mismo resultado: carreteras llenas de baches, puentes tambaleantes y aeropuertos que dan pena ajena. Uno ya no sabe qué creer, diay.
Uno entiende que el Gobierno necesita recursos, y que encontrar nuevas formas de financiarlas es vital. Pero también hay que ponerle lupa a cómo se van a manejar estos fondos. ¿Quiénes serán los responsables? ¿Cómo se garantizará la transparencia? Porque sino, termina siendo otro chunche para engordar negocios turbios y poco más.
El candidato promete que, si llega al poder, activarán este fondo desde mayo. Quién sabe si lograrán cumplirlo; como dicen por acá, “prometer es fácil, cumplirlas cuesta”. Esperemos que esta vez sí le pongan el hombro y logren darle una solución seria a esta problemática. Imaginen tener autopistas dignas, puentes seguros y aeropuertos funcionales. ¡Eso sí sería un cambio a cachete!
En fin, parece que tenemos entre nosotros una nueva opción para intentar solucionar este problema crónico de infraestructura. Pero, ¿ustedes creen realmente que este Fondo de Infraestructura Nacional es la vara correcta para rescatar nuestras carreteras y aeropuertos, o simplemente es otro despiche más de campaña?