Ay, mándale reverencia a la encuesta de la UCR, porque nos sacudió el árbol político como si fuera un temblor. Resulta que Álvaro Ramos, el candidato de Liberación Nacional, anda con un 8% de intención de voto... ¡Pero ojo!, ahí viene la patadita: también es el político que levanta más antipatías entre nosotros, los ticos. ¡Qué torta!
Parece que al público le preocupa más el "por qué" de las cosas que el simple hecho de votar. Cuando te preguntan a quién jamás apoyarían, el nombre de Ramos y el logo del PLN aparecen como churros. Lo mismo pasa entre los indecisos, esos que todavía andan buscando dónde meter la pata – perdón, digo, la papeleta – el primero de febrero. Así que, aparentemente, ni el discurso más floreado logra convencerlos.
El estudio de la UCR desglosa la cosa como si estuviéramos viendo el ADN de la política nacional. Agrupan a los que no están convencidos y ahí, sorpresa, Ramos sigue encabezando la lista de los más rechazados, dejando atrás incluso a Laura Fernández. Sí, la oficialista, esa que anda con la miel en los labios, tampoco escapa a las criticas; hay gente que simplemente no la quiere ver cerca de la silla Linda.
Y no solo Ramos y Fernández son motivo de espanto. Ariel Robles del Frente Amplio y Claudia Dobles de Agenda Ciudadana también figuran en la lista negra. Como dicen los viejos, “el diablo apesta” para todos, pero algunos huelen más que otros. Según los investigadores, estas figuras generan cierta resistencia dentro del electorado, y eso no es precisamente bueno para sus campañas, ¿eh?
Ahora, si miramos a los que ya se han decidido, la cosa se pone aún más fea para el PLN. Superaron el 40% de las menciones negativas. ¡Mándale fuerzas, mae! Es como si el PLN tuviera una cruz marcada en la frente. Laura Fernández y Ariel Robles tampoco están nadando en dólares, pero les queda lejos el nivel de rechazo que arrastra el PLN. Es evidente que hay algo más profundo que las propuestas de campaña, quizás la fatiga de ver caras conocidas en el poder.
Pero, ¿por qué tanta bronca? La encuesta revela que las razones principales son factores partidarios, problemas de confianza y simples desacuerdos de ideas. Un 23.8% dice “no me gusta su partido político”. Parece que la afiliación partidaria pesa más que el contenido de los discursos, y eso es preocupante para la salud de nuestra democracia. Además, los partidos tradicionales – el PLN, el Frente Amplio, Nueva República – son los que más recriminaciones reciben, probablemente por tener trayectoria y haber pasado factura en algún momento.
El estudio, con casi 1800 personas encuestadas y un margen de error de 2.3 puntos, pinta un panorama interesante. Se habla de “dinámicas de competencia diferenciadas”, donde algunos liderazgos generan rechazo masivo mientras que otros pasan más zafacón. Esto implica que la batalla no es solo por conquistar votos, sino también por disminuir la antipatía. Y vaya que el PLN tiene mucho trabajo por delante para limpiar su imagen, mándale bendiciones.
Así que aquí estamos, con una encuesta que nos confirma que la polarización política sigue latente, y que muchos ticos prefieren evitar ciertas opciones antes que arriesgarse a “jalárse una torta”. Ahora dime, ¿crees que esta ola de rechazo a los partidos tradicionales abrirá la puerta a nuevas alternativas políticas, o seguirá siendo un ciclo interminable de decepción y frustración? ¡Déjame tu opinión en los comentarios!
Parece que al público le preocupa más el "por qué" de las cosas que el simple hecho de votar. Cuando te preguntan a quién jamás apoyarían, el nombre de Ramos y el logo del PLN aparecen como churros. Lo mismo pasa entre los indecisos, esos que todavía andan buscando dónde meter la pata – perdón, digo, la papeleta – el primero de febrero. Así que, aparentemente, ni el discurso más floreado logra convencerlos.
El estudio de la UCR desglosa la cosa como si estuviéramos viendo el ADN de la política nacional. Agrupan a los que no están convencidos y ahí, sorpresa, Ramos sigue encabezando la lista de los más rechazados, dejando atrás incluso a Laura Fernández. Sí, la oficialista, esa que anda con la miel en los labios, tampoco escapa a las criticas; hay gente que simplemente no la quiere ver cerca de la silla Linda.
Y no solo Ramos y Fernández son motivo de espanto. Ariel Robles del Frente Amplio y Claudia Dobles de Agenda Ciudadana también figuran en la lista negra. Como dicen los viejos, “el diablo apesta” para todos, pero algunos huelen más que otros. Según los investigadores, estas figuras generan cierta resistencia dentro del electorado, y eso no es precisamente bueno para sus campañas, ¿eh?
Ahora, si miramos a los que ya se han decidido, la cosa se pone aún más fea para el PLN. Superaron el 40% de las menciones negativas. ¡Mándale fuerzas, mae! Es como si el PLN tuviera una cruz marcada en la frente. Laura Fernández y Ariel Robles tampoco están nadando en dólares, pero les queda lejos el nivel de rechazo que arrastra el PLN. Es evidente que hay algo más profundo que las propuestas de campaña, quizás la fatiga de ver caras conocidas en el poder.
Pero, ¿por qué tanta bronca? La encuesta revela que las razones principales son factores partidarios, problemas de confianza y simples desacuerdos de ideas. Un 23.8% dice “no me gusta su partido político”. Parece que la afiliación partidaria pesa más que el contenido de los discursos, y eso es preocupante para la salud de nuestra democracia. Además, los partidos tradicionales – el PLN, el Frente Amplio, Nueva República – son los que más recriminaciones reciben, probablemente por tener trayectoria y haber pasado factura en algún momento.
El estudio, con casi 1800 personas encuestadas y un margen de error de 2.3 puntos, pinta un panorama interesante. Se habla de “dinámicas de competencia diferenciadas”, donde algunos liderazgos generan rechazo masivo mientras que otros pasan más zafacón. Esto implica que la batalla no es solo por conquistar votos, sino también por disminuir la antipatía. Y vaya que el PLN tiene mucho trabajo por delante para limpiar su imagen, mándale bendiciones.
Así que aquí estamos, con una encuesta que nos confirma que la polarización política sigue latente, y que muchos ticos prefieren evitar ciertas opciones antes que arriesgarse a “jalárse una torta”. Ahora dime, ¿crees que esta ola de rechazo a los partidos tradicionales abrirá la puerta a nuevas alternativas políticas, o seguirá siendo un ciclo interminable de decepción y frustración? ¡Déjame tu opinión en los comentarios!