¡Ay, Dios mío! Esto del regidor Gerardo Zúñiga se le pone cada vez más picante a Puntarenas. Resulta que ahora anda amenazando con “arriarle” a la presidenta del Concejo Municipal, Kerlyn Annette Molina Corella, si no le da la palabra. ¡Qué torta! Uno diría que estamos en una telenovela, pero la verdad es que esto afecta la administración pública y la confianza de los ciudadanos.
Pero ojo, que esto no es la primera vez que Zúñiga mete pata. El mae ya quedó en medio de la polémica antes, específicamente a principios del 2024, cuando soltó unas verdades que dejaron a todos boquiabiertos: amenazó con mandar a “asesinar” a los regidores que no lo apoyaran si llegaba al poder. ¡Imagínate el coraje! Esa declaración, hecha en el programa “Hablemos al Chile”, de PuertoTVCR, causó un escándalo enorme, tanto que hasta tuvo que salir con un comunicado retractándose y renunciar al partido Liberal Progresista (PLP). Parecía que la cosa quedaba ahí, pero parece que el brete sigue vivo.
Según la presidenta Molina, el incidente ocurrió durante la sesión ORD-137 del 11 de diciembre. El regidor, aparentemente frustrado por no tener la palabra, le lanzó la amenaza fuera del micrófono –“porque no tiene la valentía de decirlo en cámara”, comentó Molina–. La presidenta del Concejo explicó que Zúñiga ya le había hecho amenazas similares desde que entró al Concejo, afirmando que siempre la había “violentado”. ¡Un ambiente más tenso difícil imaginar!
Y no es que Zúñiga sea nuevo en estas cosas. Recordemos que esa promesa de mandar a asesinar a sus oponentes políticos no cayó así nomás. Después de la controversia, se disculpó públicamente y prometió asumir su responsabilidad. Incluso, salió con el cuento de que era “temeroso de Dios, sencillo, auténtico y conocedor de la ley”. ¿Será que el mae necesita ayuda psicológica o qué onda?
Después de la amenaza directa a la presidenta Molina, la sesión siguió adelante, aunque te puedes imaginar la tensión que hubo. Lo curioso es que el regidor, según Molina, prefirió soltar la amenaza en voz baja, evitando la confrontación directa en público. Esto plantea preguntas sobre su actitud y su respeto hacia las instituciones democráticas. ¿Es que acaso no entiende cómo funciona el Concejo o simplemente busca llamar la atención a cualquier costo?
Este tipo de comportamiento no solo es preocupante a nivel político, sino que también envía un mensaje negativo a la comunidad. ¿Cómo podemos esperar que nuestros representantes actúen con integridad y respeto si ellos mismos recurren a amenazas y comportamientos agresivos? Además, refleja un problema más profundo en nuestra sociedad: la normalización de la violencia y la intolerancia, especialmente en el ámbito político.
La situación actual exige una respuesta contundente por parte de las autoridades competentes. No basta con retractaciones públicas ni disculpas mediáticas. Se deben investigar a fondo las acusaciones de Molina y determinar si existen elementos suficientes para presentar cargos penales contra Zúñiga. De paso, sería bueno revisar las normas internas del Concejo Municipal para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro. ¡Hay que ponerle un alto a estos maullidos!
En fin, este caso de Puntarenas es un claro ejemplo de cómo la política puede degenerar en un espectáculo de egos y amenazas. Pero también nos invita a reflexionar sobre la importancia de exigir a nuestros representantes transparencia, honestidad y respeto mutuo. Así que dime, ¿crees que debería haber consecuencias legales más severas para figuras públicas que recurren a amenazas y comportamientos violentos, o es suficiente con la presión social y las disculpas públicas?
Pero ojo, que esto no es la primera vez que Zúñiga mete pata. El mae ya quedó en medio de la polémica antes, específicamente a principios del 2024, cuando soltó unas verdades que dejaron a todos boquiabiertos: amenazó con mandar a “asesinar” a los regidores que no lo apoyaran si llegaba al poder. ¡Imagínate el coraje! Esa declaración, hecha en el programa “Hablemos al Chile”, de PuertoTVCR, causó un escándalo enorme, tanto que hasta tuvo que salir con un comunicado retractándose y renunciar al partido Liberal Progresista (PLP). Parecía que la cosa quedaba ahí, pero parece que el brete sigue vivo.
Según la presidenta Molina, el incidente ocurrió durante la sesión ORD-137 del 11 de diciembre. El regidor, aparentemente frustrado por no tener la palabra, le lanzó la amenaza fuera del micrófono –“porque no tiene la valentía de decirlo en cámara”, comentó Molina–. La presidenta del Concejo explicó que Zúñiga ya le había hecho amenazas similares desde que entró al Concejo, afirmando que siempre la había “violentado”. ¡Un ambiente más tenso difícil imaginar!
Y no es que Zúñiga sea nuevo en estas cosas. Recordemos que esa promesa de mandar a asesinar a sus oponentes políticos no cayó así nomás. Después de la controversia, se disculpó públicamente y prometió asumir su responsabilidad. Incluso, salió con el cuento de que era “temeroso de Dios, sencillo, auténtico y conocedor de la ley”. ¿Será que el mae necesita ayuda psicológica o qué onda?
Después de la amenaza directa a la presidenta Molina, la sesión siguió adelante, aunque te puedes imaginar la tensión que hubo. Lo curioso es que el regidor, según Molina, prefirió soltar la amenaza en voz baja, evitando la confrontación directa en público. Esto plantea preguntas sobre su actitud y su respeto hacia las instituciones democráticas. ¿Es que acaso no entiende cómo funciona el Concejo o simplemente busca llamar la atención a cualquier costo?
Este tipo de comportamiento no solo es preocupante a nivel político, sino que también envía un mensaje negativo a la comunidad. ¿Cómo podemos esperar que nuestros representantes actúen con integridad y respeto si ellos mismos recurren a amenazas y comportamientos agresivos? Además, refleja un problema más profundo en nuestra sociedad: la normalización de la violencia y la intolerancia, especialmente en el ámbito político.
La situación actual exige una respuesta contundente por parte de las autoridades competentes. No basta con retractaciones públicas ni disculpas mediáticas. Se deben investigar a fondo las acusaciones de Molina y determinar si existen elementos suficientes para presentar cargos penales contra Zúñiga. De paso, sería bueno revisar las normas internas del Concejo Municipal para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro. ¡Hay que ponerle un alto a estos maullidos!
En fin, este caso de Puntarenas es un claro ejemplo de cómo la política puede degenerar en un espectáculo de egos y amenazas. Pero también nos invita a reflexionar sobre la importancia de exigir a nuestros representantes transparencia, honestidad y respeto mutuo. Así que dime, ¿crees que debería haber consecuencias legales más severas para figuras públicas que recurren a amenazas y comportamientos violentos, o es suficiente con la presión social y las disculpas públicas?
