¡Ay, Dios mío! El Rincón de la Vieja no se anda con rodeos, chaval. Este fin de semana nos regaló tres erupciones, según nos confirma el OVSICORI, y parece que todavía no se queda quieto. Imagínate la bronca que le debemos tener al cerro, lanzando fumarolas como si fuera piñata.
La más potente, dicen, fue el domingote pasado, a las 1:56 PM. Una columna de vapor y gas que llegó hasta los 3.000 metros de altura sobre el cráter. ¡Uf! Un espectáculo, sí, pero también da un cosito, ¿verdad? Y ni hablar de los vecinos, que seguro tuvieron que cerrar ventanas y prepararse para lo peor. De hecho, según reportan, los pueblos cercanos sintieron temblores aunque leves.
"Registramos tres explosiones durante el finde, la última este lunecito bien temprano, alrededor de las seis de la mañana", nos comentan desde el OVSICORI. "Y la más gorda fue el domingo, con un ruido infrasónico de magnitud cuatro". Eso es bastante, chavos. No es un estornudo del volcán, eh. Estos datos nos ayudan a entender qué tan movido está el sitio debajo de nosotros. Parece que el volcán está echándose unos troskos bien fuertes.
Lo interesante es el patrón que han detectado los vulcanólogos. Antes de cada erupción, el volcán se calma un poco, bajan las vibraciones, como preparándose para soltarlo todo. Después, ¡boom!, la explosión y luego vuelve a estabilizarse. Así lleva semanas, una especie de ciclo. Ya saben, como el ritmo de un baile de pura vida...pero con lava y ceniza, claro.
Ahora, a pesar de que algunos días la visibilidad se complica por las nubes – literalmente –, los aparatos siguen capturando todos los movimientos. “Los registros sísmicos y acústicos confirman que la columna de humo estuvo ahí el domingo, aunque no pudiéramos verla directamente”, explican. Es como si el volcán estuviera jugando al escondite con nosotros, queriéndonos poner a prueba.
Y hablando de pruebas, el OVSICORI mantiene el nivel de alerta amarillo en el Rincón de la Vieja. Eso significa que hay actividad inusual, pero no que vaya a explotar como en una película de catástrofes. Por ahora. Lo que sí piden es estar atentos a cualquier cambio y seguir las indicaciones de las autoridades. Mejor prevenir que lamentar, ¿no creen?
Pero vamos a analizar esto con calma. Todos sabemos que Guanacaste es tierra de volcanes, de tercios y de mucho calor. Vivimos en un país con energía geotérmica, gracias a estos gigantes dormidos (más o menos). Entonces, ¿hasta qué punto tenemos que preocuparnos realmente? ¿Es parte del día a día o estamos ante algo diferente? Porque, sinceramente, ya nos estaban acostumbrando a la tranquilidad… y de repente, ¡zas!, otro susto volcánico.
En fin, la Vara está servida. El Rincón sigue haciendo de las suyas y nosotros seguimos pendientes. Ahora me pregunto, considerando la creciente actividad volcánica en nuestra región, ¿creen que debería haber un plan de evacuación más robusto y accesible para las comunidades cercanas a los volcanes? ¿Qué medidas deberían tomarse para proteger a la población y sus bienes en caso de una erupción mayor?
La más potente, dicen, fue el domingote pasado, a las 1:56 PM. Una columna de vapor y gas que llegó hasta los 3.000 metros de altura sobre el cráter. ¡Uf! Un espectáculo, sí, pero también da un cosito, ¿verdad? Y ni hablar de los vecinos, que seguro tuvieron que cerrar ventanas y prepararse para lo peor. De hecho, según reportan, los pueblos cercanos sintieron temblores aunque leves.
"Registramos tres explosiones durante el finde, la última este lunecito bien temprano, alrededor de las seis de la mañana", nos comentan desde el OVSICORI. "Y la más gorda fue el domingo, con un ruido infrasónico de magnitud cuatro". Eso es bastante, chavos. No es un estornudo del volcán, eh. Estos datos nos ayudan a entender qué tan movido está el sitio debajo de nosotros. Parece que el volcán está echándose unos troskos bien fuertes.
Lo interesante es el patrón que han detectado los vulcanólogos. Antes de cada erupción, el volcán se calma un poco, bajan las vibraciones, como preparándose para soltarlo todo. Después, ¡boom!, la explosión y luego vuelve a estabilizarse. Así lleva semanas, una especie de ciclo. Ya saben, como el ritmo de un baile de pura vida...pero con lava y ceniza, claro.
Ahora, a pesar de que algunos días la visibilidad se complica por las nubes – literalmente –, los aparatos siguen capturando todos los movimientos. “Los registros sísmicos y acústicos confirman que la columna de humo estuvo ahí el domingo, aunque no pudiéramos verla directamente”, explican. Es como si el volcán estuviera jugando al escondite con nosotros, queriéndonos poner a prueba.
Y hablando de pruebas, el OVSICORI mantiene el nivel de alerta amarillo en el Rincón de la Vieja. Eso significa que hay actividad inusual, pero no que vaya a explotar como en una película de catástrofes. Por ahora. Lo que sí piden es estar atentos a cualquier cambio y seguir las indicaciones de las autoridades. Mejor prevenir que lamentar, ¿no creen?
Pero vamos a analizar esto con calma. Todos sabemos que Guanacaste es tierra de volcanes, de tercios y de mucho calor. Vivimos en un país con energía geotérmica, gracias a estos gigantes dormidos (más o menos). Entonces, ¿hasta qué punto tenemos que preocuparnos realmente? ¿Es parte del día a día o estamos ante algo diferente? Porque, sinceramente, ya nos estaban acostumbrando a la tranquilidad… y de repente, ¡zas!, otro susto volcánico.
En fin, la Vara está servida. El Rincón sigue haciendo de las suyas y nosotros seguimos pendientes. Ahora me pregunto, considerando la creciente actividad volcánica en nuestra región, ¿creen que debería haber un plan de evacuación más robusto y accesible para las comunidades cercanas a los volcanes? ¿Qué medidas deberían tomarse para proteger a la población y sus bienes en caso de una erupción mayor?
