Maes, ¿se acuerdan cuando lo más tecnológico en el kínder era jugar Culebrita en un Nokia de los que no se quebraban ni a martillazos? Diay, parece que esos tiempos quedaron oficialmente en el Pleistoceno. El Gobierno acaba de soltar una noticia que, para bien o para mal, va a cambiarle el juego a miles de güilas en el país. Resulta que se mandaron a meter más de 8,000 kits de robótica en los 502 CEN-CINAI de todo el territorio nacional. Sí, leyeron bien: los chiquitos de preescolar van a tener su primer contacto con la programación y el pensamiento lógico mientras usted y yo a esa edad con costos sabíamos que no había que comerse la plasticina.
La movida no es cualquier vara. Estamos hablando de una inversión de ₡1,280 millones para beneficiar a más de 17,700 niños y niñas. Y ojo, no es un plan piloto en un par de centros de Escazú para la foto. La promesa es que estos chunches tecnológicos lleguen a las nueve direcciones regionales, desde Talamanca hasta Upala. La idea del MICITT y el Ministerio de Salud es que, desde la primera infancia, los güilas empiecen a desarrollar habilidades que son clave para cualquier brete del futuro: resolver problemas, pensar de forma estructurada y, por supuesto, una creatividad que vaya más allá de dibujar la casita con un sol en la esquina. ¡Qué nivel de iniciativa, la verdad!
Claro, uno siempre es un poco escéptico con estos anuncios. Pero hay que dar crédito donde se debe. La vicepresidenta Mary Munive dijo algo que suena bastante lógico: "estamos sembrando igualdad de oportunidades". Y tiene sentido. La idea es que un niño en un CEN-CINAI tenga acceso a las mismas herramientas que podría tener un chiquito en un colegio privado carísimo. Es, en teoría, un intento serio por emparejar la cancha desde el inicio. Y para que el anuncio fuera más a cachete, lo hicieron en el Día del Niño, con los protagonistas del proyecto estrenando los robots. Además, ya capacitaron a más de 400 funcionarios, porque de nada sirve tener el chunche si nadie sabe cómo usarlo.
Ahora, la pregunta del millón: ¿esto va a funcionar o se va a ir al traste como tantas otras buenas intenciones? Según las autoridades, el compromiso es serio. Marianella Ribas, la directora nacional de CEN-CINAI, lo describió como un "proyecto histórico" que va más allá de la tecnología, viéndolo como un "puente hacia el pensamiento crítico". Y para que no suene a flor de un día, ya anunciaron que para el 2026 van a duplicar el presupuesto, superando los ₡2,700 millones. Con esa cantidad de plata, la excusa de que "no hay recursos" empieza a sonar hueca. La bola ahora está en la cancha de los que ejecutan el brete, con seguimientos técnicos programados desde noviembre de este año.
En resumen, la propuesta es increíblemente chiva. Poner la tecnología y la semilla del pensamiento computacional en manos de los niños que más lo necesitan podría ser una de las mejores inversiones a largo plazo que haga el país. Es apostar por el talento que va a liderar Costa Rica en unas décadas. Pero, como siempre, del dicho al hecho hay un trecho enorme. La idea es un diez, pero el éxito va a depender del seguimiento, de la calidad de la capacitación y de que esto no se convierta solo en un titular bonito. Porque si se logra, podríamos estar viendo el nacimiento de una generación de ticos que son unos cargas en tecnología. Si falla, habremos gastado un platal en los juguetes más caros de la historia.
Ahora, les tiro la bola a ustedes, maes: ¿Creen que esta es la movida correcta para cerrar la brecha digital desde la cuna, o es un gasto de plata que podría usarse mejor en otras necesidades básicas de los CEN-CINAI como infraestructura o más personal? ¿Estamos de verdad creando futuros ingenieros o solo dándoles juguetes más sofisticados? ¡Los leo en los comentarios!
La movida no es cualquier vara. Estamos hablando de una inversión de ₡1,280 millones para beneficiar a más de 17,700 niños y niñas. Y ojo, no es un plan piloto en un par de centros de Escazú para la foto. La promesa es que estos chunches tecnológicos lleguen a las nueve direcciones regionales, desde Talamanca hasta Upala. La idea del MICITT y el Ministerio de Salud es que, desde la primera infancia, los güilas empiecen a desarrollar habilidades que son clave para cualquier brete del futuro: resolver problemas, pensar de forma estructurada y, por supuesto, una creatividad que vaya más allá de dibujar la casita con un sol en la esquina. ¡Qué nivel de iniciativa, la verdad!
Claro, uno siempre es un poco escéptico con estos anuncios. Pero hay que dar crédito donde se debe. La vicepresidenta Mary Munive dijo algo que suena bastante lógico: "estamos sembrando igualdad de oportunidades". Y tiene sentido. La idea es que un niño en un CEN-CINAI tenga acceso a las mismas herramientas que podría tener un chiquito en un colegio privado carísimo. Es, en teoría, un intento serio por emparejar la cancha desde el inicio. Y para que el anuncio fuera más a cachete, lo hicieron en el Día del Niño, con los protagonistas del proyecto estrenando los robots. Además, ya capacitaron a más de 400 funcionarios, porque de nada sirve tener el chunche si nadie sabe cómo usarlo.
Ahora, la pregunta del millón: ¿esto va a funcionar o se va a ir al traste como tantas otras buenas intenciones? Según las autoridades, el compromiso es serio. Marianella Ribas, la directora nacional de CEN-CINAI, lo describió como un "proyecto histórico" que va más allá de la tecnología, viéndolo como un "puente hacia el pensamiento crítico". Y para que no suene a flor de un día, ya anunciaron que para el 2026 van a duplicar el presupuesto, superando los ₡2,700 millones. Con esa cantidad de plata, la excusa de que "no hay recursos" empieza a sonar hueca. La bola ahora está en la cancha de los que ejecutan el brete, con seguimientos técnicos programados desde noviembre de este año.
En resumen, la propuesta es increíblemente chiva. Poner la tecnología y la semilla del pensamiento computacional en manos de los niños que más lo necesitan podría ser una de las mejores inversiones a largo plazo que haga el país. Es apostar por el talento que va a liderar Costa Rica en unas décadas. Pero, como siempre, del dicho al hecho hay un trecho enorme. La idea es un diez, pero el éxito va a depender del seguimiento, de la calidad de la capacitación y de que esto no se convierta solo en un titular bonito. Porque si se logra, podríamos estar viendo el nacimiento de una generación de ticos que son unos cargas en tecnología. Si falla, habremos gastado un platal en los juguetes más caros de la historia.
Ahora, les tiro la bola a ustedes, maes: ¿Creen que esta es la movida correcta para cerrar la brecha digital desde la cuna, o es un gasto de plata que podría usarse mejor en otras necesidades básicas de los CEN-CINAI como infraestructura o más personal? ¿Estamos de verdad creando futuros ingenieros o solo dándoles juguetes más sofisticados? ¡Los leo en los comentarios!