Diay maes, buenos días. Si se asomaron por la ventana temprano y vieron el sol, no se confíen. Ya sabemos cómo es esta vara en setiembre. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) acaba de soltar el reporte del día y, para sorpresa de absolutamente nadie, la palabra clave es “lluvia”. Parece que este miércoles 10 de setiembre viene con el combo completo de humedad y vientos, así que mejor vaya buscando esa sombrilla que tiene tirada en el carro desde el año pasado, porque la va a necesitar.
La cosa empieza, según los que saben, por el Caribe. Aparentemente los vientos alisios andan medio acelerados y eso va a traer nubosidad y lluvias “dispersas” por el Caribe Norte y la Zona Norte. ¿Qué significa “dispersas” en tico? Pues que de pronto le cae un baldazo mientras va para la pulpe y al vecino de la par no le cae ni una gota. Ese es nuestro clima tropical, un despiche hermoso y caótico. Esta tanda de agua se espera más que todo al final de la mañana y entrando la tarde, así que si vive por allá, aproveche para hacer los mandados temprano.
Ahora, para los que estamos en la GAM y el Pacífico, la historia es la de siempre, la que nos sabemos de memoria. La clásica fórmula de la tarde: calorcito y sol en la mañana que calientan todo, luego llegan las brisas húmedas del Pacífico a ponerle el toque dramático y ¡pum! Se forma el nubarrón que nos reinicia el Windows. El IMN habla de “aguaceros dispersos con tormenta”, especialmente en las montañas. Pero seamos honestos, eso casi siempre significa que el centro y el oeste del Valle Central se van a llevar su buena lavada, justo a la hora de salida del brete, para que las presas se pongan todavía más sabrosas.
Lo interesante es que el reporte también menciona la posibilidad de lluvias “intensas” pero de forma aislada en el oeste de la Zona Norte y en las montañas del Caribe. O sea, el típico guacero que en cinco minutos le inunda la calle y lo deja a uno pensando si debería comprar un bote en lugar de cambiar las llantas del carro. Es increíble cómo en un mismo día el país puede tener un solazo que parte la tierra en Guanacaste y, al mismo tiempo, un diluvio en Sarapiquí. Esta es la esencia de vivir aquí, supongo, nunca hay un día aburrido en lo que al clima se refiere.
En resumen: el día empieza bonito y termina pasado por agua. La recomendación es la de siempre: maneje con cuidado, no se la juegue cruzando ríos crecidos y si tiene ropa tendida, mejor la va metiendo desde mediodía para que no se le vaya al traste el brete de la lavada. El clima es un recordatorio de que aquí, por más planes que uno haga, la naturaleza siempre tiene la última palabra. Es una lección de humildad diaria, servida con olor a tierra mojada y el sonido de la lluvia en el techo de zinc.
Y ustedes, ¿ya tienen alguna anécdota de cómo un baldazo de estos les arruinó (o les arregló) el día? ¿O son del team que ama el olor a tierra mojada y los cafecitos en la tarde lluviosa? ¡Cuenten todo en los comentarios!
La cosa empieza, según los que saben, por el Caribe. Aparentemente los vientos alisios andan medio acelerados y eso va a traer nubosidad y lluvias “dispersas” por el Caribe Norte y la Zona Norte. ¿Qué significa “dispersas” en tico? Pues que de pronto le cae un baldazo mientras va para la pulpe y al vecino de la par no le cae ni una gota. Ese es nuestro clima tropical, un despiche hermoso y caótico. Esta tanda de agua se espera más que todo al final de la mañana y entrando la tarde, así que si vive por allá, aproveche para hacer los mandados temprano.
Ahora, para los que estamos en la GAM y el Pacífico, la historia es la de siempre, la que nos sabemos de memoria. La clásica fórmula de la tarde: calorcito y sol en la mañana que calientan todo, luego llegan las brisas húmedas del Pacífico a ponerle el toque dramático y ¡pum! Se forma el nubarrón que nos reinicia el Windows. El IMN habla de “aguaceros dispersos con tormenta”, especialmente en las montañas. Pero seamos honestos, eso casi siempre significa que el centro y el oeste del Valle Central se van a llevar su buena lavada, justo a la hora de salida del brete, para que las presas se pongan todavía más sabrosas.
Lo interesante es que el reporte también menciona la posibilidad de lluvias “intensas” pero de forma aislada en el oeste de la Zona Norte y en las montañas del Caribe. O sea, el típico guacero que en cinco minutos le inunda la calle y lo deja a uno pensando si debería comprar un bote en lugar de cambiar las llantas del carro. Es increíble cómo en un mismo día el país puede tener un solazo que parte la tierra en Guanacaste y, al mismo tiempo, un diluvio en Sarapiquí. Esta es la esencia de vivir aquí, supongo, nunca hay un día aburrido en lo que al clima se refiere.
En resumen: el día empieza bonito y termina pasado por agua. La recomendación es la de siempre: maneje con cuidado, no se la juegue cruzando ríos crecidos y si tiene ropa tendida, mejor la va metiendo desde mediodía para que no se le vaya al traste el brete de la lavada. El clima es un recordatorio de que aquí, por más planes que uno haga, la naturaleza siempre tiene la última palabra. Es una lección de humildad diaria, servida con olor a tierra mojada y el sonido de la lluvia en el techo de zinc.
Y ustedes, ¿ya tienen alguna anécdota de cómo un baldazo de estos les arruinó (o les arregló) el día? ¿O son del team que ama el olor a tierra mojada y los cafecitos en la tarde lluviosa? ¡Cuenten todo en los comentarios!