¡Ay, Dios mío, qué lío nos cayó encima! La Corte Suprema de Justicia le dio caña al director del OIJ, Randall Zúñiga, mandándole abrir una investigación administrativa. Todo esto por una denuncia que salió a luz pública, y vaya si se puso candela en las redes sociales.
Parece que la cosa comenzó con un video que Zúñiga mismo colgó, donde reconoce que una señora adulta se presentó ante las autoridades acusándolo de una presunta agresión. Antes, solo eran rumores corriendo por ahí, como gatos callejeros buscando comida, pero el video selló el asunto. El Ministerio Público confirmó rápidamente la denuncia, y ahí nomás se complicaron las cosas para el jefe del OIJ.
Ahora, la bola está en manos de la Inspección Judicial, el órgano encargado de ponerle lupa a los funcionarios judiciales. Dicen que van a revisar a fondo toda la vaina para ver si hay responsabilidades disciplinarias. Ya saben cómo es esto, aquí nadie está por encima de la ley, aunque algunos se crean que sí.
Zúñiga, pa’ evitar más bronca, dice que está “a las órdenes” del sistema judicial, siempre defendiendo el principio de la presunción de inocencia –que nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario–. Pero también dejó claro que se va a mantener lejos del proceso, para que no haya conflictos de interés ni nada raro. Más vale prevenir que lamentar, dicen por ahí.
Lo cierto es que este caso ha levantado mucho polvo en el país. Muchos se preguntan cómo pudo pasar esto, considerando que Zúñiga está al frente de la institución encargada de investigar delitos. Otros critican su manejo de la situación, argumentando que debió haber dado paso a otro funcionario mientras se resuelve la investigación. Un golpe duro para la imagen del OIJ, sin duda alguna.
Y hablando de golpes, la transparencia es clave en estos casos, ¿eh? Esperamos que la investigación se lleve a cabo con rigor y sin tapujos, para que se descubra la verdad y se haga justicia, como manda la ley. La gente merece saber qué pasó realmente, y quiénes son los responsables, si los hubiera. De otra manera, esto se convierte en un maje brete para todos.
Este tipo de situaciones nos recuerdan que nadie está exento de cometer errores, ni siquiera aquellos que ostentan cargos públicos. Es importante recordar que la confianza del pueblo es un bien invaluable, y que cualquier acto que la dañe debe ser sancionado. La ley es para todos, sin excepciones, diay.
En fin, un caso que promete dar para rato y que sin duda generará mucha conversación. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que Randall Zúñiga debería renunciar a su cargo mientras se lleva a cabo la investigación, o deberían darle el beneficio de la duda y esperar a que se demuestre su culpabilidad?
Parece que la cosa comenzó con un video que Zúñiga mismo colgó, donde reconoce que una señora adulta se presentó ante las autoridades acusándolo de una presunta agresión. Antes, solo eran rumores corriendo por ahí, como gatos callejeros buscando comida, pero el video selló el asunto. El Ministerio Público confirmó rápidamente la denuncia, y ahí nomás se complicaron las cosas para el jefe del OIJ.
Ahora, la bola está en manos de la Inspección Judicial, el órgano encargado de ponerle lupa a los funcionarios judiciales. Dicen que van a revisar a fondo toda la vaina para ver si hay responsabilidades disciplinarias. Ya saben cómo es esto, aquí nadie está por encima de la ley, aunque algunos se crean que sí.
Zúñiga, pa’ evitar más bronca, dice que está “a las órdenes” del sistema judicial, siempre defendiendo el principio de la presunción de inocencia –que nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario–. Pero también dejó claro que se va a mantener lejos del proceso, para que no haya conflictos de interés ni nada raro. Más vale prevenir que lamentar, dicen por ahí.
Lo cierto es que este caso ha levantado mucho polvo en el país. Muchos se preguntan cómo pudo pasar esto, considerando que Zúñiga está al frente de la institución encargada de investigar delitos. Otros critican su manejo de la situación, argumentando que debió haber dado paso a otro funcionario mientras se resuelve la investigación. Un golpe duro para la imagen del OIJ, sin duda alguna.
Y hablando de golpes, la transparencia es clave en estos casos, ¿eh? Esperamos que la investigación se lleve a cabo con rigor y sin tapujos, para que se descubra la verdad y se haga justicia, como manda la ley. La gente merece saber qué pasó realmente, y quiénes son los responsables, si los hubiera. De otra manera, esto se convierte en un maje brete para todos.
Este tipo de situaciones nos recuerdan que nadie está exento de cometer errores, ni siquiera aquellos que ostentan cargos públicos. Es importante recordar que la confianza del pueblo es un bien invaluable, y que cualquier acto que la dañe debe ser sancionado. La ley es para todos, sin excepciones, diay.
En fin, un caso que promete dar para rato y que sin duda generará mucha conversación. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que Randall Zúñiga debería renunciar a su cargo mientras se lleva a cabo la investigación, o deberían darle el beneficio de la duda y esperar a que se demuestre su culpabilidad?