¡Aguántense!, porque el MAG sacó unas garras a este tema de los criaderos de perritos y gatitos. Ya era hora, porque la cosa estaba salada con tanta mascota dando vueltas sin control, llenando refugios y causando problemas de salud pública. Ahora sí, parece que van a ponerle orden al gallito.
Parece mentira, pero hasta ahora nadie realmente regulaba cómo se criaban y vendían estas mascotas aquí en Costa Rica. Era cualquier cosa, desde señores que hacían kilos criando en casa sin cumplir ni las normas más básicas, hasta lugares que parecían fábricas de animales, sin pensar en su bienestar. Esto generaba cachorros enfermos, abandonados y, díganlo en voz baja, muchos acabándose el brete en las calles.
Y no nos andemos con rodeos, el problema es grande. Tenemos una sobrepoblación tremenda de perros y gatos vagabundos, y eso trae consecuencias para todos. Enfermedades transmitidas por animales, mordeduras, y el sufrimiento de los propios animales que terminan pidiendo limosna en la calle. Por eso, este nuevo decreto, aunque algunos lo vean como una vara alta, es necesario para frenar esta espiral negativa.
Según el ministro Víctor Julio Carvajal, la idea es “garantizar mejores prácticas” en esos establecimientos. En otras palabras, que los criaderos cumplan con ciertas condiciones básicas de higiene, espacio y atención veterinaria. Que los animales tengan comida decente, agua limpia, y que estén vacunados y desparasitados. Cosas elementales, ¿verdad?, pero que muchos estaban pasando por alto. ¡Qué desidia!
Luis Matamoros, el jefe del SENASA, también se puso contento con la movida. Dijo que ahora tendrán herramientas más efectivas para fiscalizar y controlar a los criaderos. Que podrán identificar a los que cumplen con la ley y sancionar a los que se salen del camino. Que ya no habrá lugar para esconderse detrás de negocios informales. ¡Bien ahí!
Pero ojo, no piensen que esto es para fomentar la compra de mascotas. Ni mucho ni poco. El objetivo es regular la actividad, no impulsar la adquisición irresponsable de animales. El decreto es claro: si quieres tener un criadero, tienes que cumplir con las normas. Y si no, te vas al traste, simple y sencillo. Además, hace énfasis en la importancia de la esterilización, para evitar seguir engordando el número de animales abandonados.
Lo que más me preocupa es ver cómo vamos a hacer para lograr que todos los criaderos se adapten a estas nuevas exigencias. Muchos pequeños productores podrían verse afectados, y seguramente buscarán maneras de evadir la ley. Ahí es donde entra en juego el rol del SENASA, que tendrá que estar muy atento y ejercer una supervisión rigurosa. Será crucial la colaboración de los ayuntamientos y organizaciones protectoras de animales para asegurar que esta normativa tenga el impacto deseado y no se quede solamente en papel mojado. Vamos a necesitar echarle ganas, chunches.
Ahora, me pregunto… ¿crees que este nuevo reglamento será suficiente para solucionar el problema de la sobrepoblación de perros y gatos en Costa Rica, o necesitamos implementar medidas más drásticas como campañas masivas de esterilización gratuitas y programas de educación sobre tenencia responsable de mascotas?
Parece mentira, pero hasta ahora nadie realmente regulaba cómo se criaban y vendían estas mascotas aquí en Costa Rica. Era cualquier cosa, desde señores que hacían kilos criando en casa sin cumplir ni las normas más básicas, hasta lugares que parecían fábricas de animales, sin pensar en su bienestar. Esto generaba cachorros enfermos, abandonados y, díganlo en voz baja, muchos acabándose el brete en las calles.
Y no nos andemos con rodeos, el problema es grande. Tenemos una sobrepoblación tremenda de perros y gatos vagabundos, y eso trae consecuencias para todos. Enfermedades transmitidas por animales, mordeduras, y el sufrimiento de los propios animales que terminan pidiendo limosna en la calle. Por eso, este nuevo decreto, aunque algunos lo vean como una vara alta, es necesario para frenar esta espiral negativa.
Según el ministro Víctor Julio Carvajal, la idea es “garantizar mejores prácticas” en esos establecimientos. En otras palabras, que los criaderos cumplan con ciertas condiciones básicas de higiene, espacio y atención veterinaria. Que los animales tengan comida decente, agua limpia, y que estén vacunados y desparasitados. Cosas elementales, ¿verdad?, pero que muchos estaban pasando por alto. ¡Qué desidia!
Luis Matamoros, el jefe del SENASA, también se puso contento con la movida. Dijo que ahora tendrán herramientas más efectivas para fiscalizar y controlar a los criaderos. Que podrán identificar a los que cumplen con la ley y sancionar a los que se salen del camino. Que ya no habrá lugar para esconderse detrás de negocios informales. ¡Bien ahí!
Pero ojo, no piensen que esto es para fomentar la compra de mascotas. Ni mucho ni poco. El objetivo es regular la actividad, no impulsar la adquisición irresponsable de animales. El decreto es claro: si quieres tener un criadero, tienes que cumplir con las normas. Y si no, te vas al traste, simple y sencillo. Además, hace énfasis en la importancia de la esterilización, para evitar seguir engordando el número de animales abandonados.
Lo que más me preocupa es ver cómo vamos a hacer para lograr que todos los criaderos se adapten a estas nuevas exigencias. Muchos pequeños productores podrían verse afectados, y seguramente buscarán maneras de evadir la ley. Ahí es donde entra en juego el rol del SENASA, que tendrá que estar muy atento y ejercer una supervisión rigurosa. Será crucial la colaboración de los ayuntamientos y organizaciones protectoras de animales para asegurar que esta normativa tenga el impacto deseado y no se quede solamente en papel mojado. Vamos a necesitar echarle ganas, chunches.
Ahora, me pregunto… ¿crees que este nuevo reglamento será suficiente para solucionar el problema de la sobrepoblación de perros y gatos en Costa Rica, o necesitamos implementar medidas más drásticas como campañas masivas de esterilización gratuitas y programas de educación sobre tenencia responsable de mascotas?