¡Ay, Dios mío, qué torta! El Sindicato de Empleados del Patronato Nacional de la Infancia (SEPI) soltó la bomba ayer: hay un maje tremendo de violencia en el albergue El Bosque, en Heredia. Parece que la cosa se salió de las manos y ahora ponen en riesgo tanto al personal que trabaja ahí como a los chamacos que necesitan protección. No es un ambiente precisamente de juegos y risas, digámoslo así.
Según Ovidio Fernández, el secretario general del SEPI, la cosa va desde hace unas tres semanas, pero el personal lleva tiempo gritándole a las autoridades – PANI, Departamentos de Protección, Gerencia Técnica – pa’ que hagan algo. Remitieron correazos, emails, llamadas... lo que sea pa’ que alguien escuche, pero parece que llegaron al Valle Central antes que la solución. Ya saben cómo es, ¡diay!
La cosa está fea, pura pelea. Riñas entre los niños, golpes, palabrotas que ni pa’ contar… y encima, armitas blancas volando. Ya tuvieron que trasladar mocosos al hospital con cortes, ¡qué sal! Lo peor es que luego los regresan al mismo albergue, donde siguen estando en peligro. El SEPI dice que esto es un verdadero caldo de cultivo pa’ que pase algo grave, una desgracia que nadie quiere ver, máxime cuando son niños los que están sufriendo.
Fernández contó que hasta habló con la presidenta ejecutiva del PANI, pero la comunicación se picó a medio andar. Él le dijo que necesitaba apoyo urgente, pero ella tuvo que irse a recibir un edificio que van a alquilar pa’ trasladar gente del PANI. ¡Qué nivel de prioridades! Uno se queda pensando: ¿los niños del albergue no eran más importantes que una oficina nueva?
Y hablando de lo importante, el SEPI recuerda a gritos que la Sala Constitucional ya les había dicho al PANI que no pueden mezclar perfiles incompatibles. Que los niños que no andan metidos en cosas feas, en drogas, en pandillas, ni con problemas con la justicia, no deberían estar compartiendo espacio con otros que sí tienen esos problemas. Es lógico, ¿no? Imaginen poner a un chancho con un unicornio: ¡tremenda bronca! Que cada quien esté en su brete, pa’ que todos estén tranquilos.
El sindicato tiene pruebas, correos que mandaron al PANI con detalles de todos los incidentes: agresiones físicas, autoagresiones, violencia contra el personal, destrozos… una lista larga y preocupante. Están pidiendo a gritos que el PANI haga algo rápido, antes de que ocurra una tragedia. Un equipo interdisciplinario del PANI respondió que se atendieron los incidentes, que volvieron a la calma, pero el SEPI dice que eso no es suficiente. Han tenido que llamar a la ambulancia y a la Fuerza Pública varias veces, eso demuestra que la cosa no está resuelta. Dicen que un adolescente fue trasladado, otro tiene un adulto cuidándolo día y noche, y que hacen actividades con la unidad móvil, pero no se acabó la preocupación.
La verdad, la situación pinta complicada. Los niños necesitan un entorno seguro, tranquilo, donde puedan crecer y desarrollarse sin miedo. Este albergue, en este momento, no está dando esa oportunidad. Las autoridades deben actuar rápido y tomar medidas concretas para proteger a los menores y garantizar su bienestar. No podemos esperar a que suceda algo terrible pa’ empezar a movernos. ¡Esta vara tiene que resolverse ya!
¿Ustedes creen que el PANI está tomando la medida correcta para solucionar este problema en El Bosque, o debería haber otras opciones para proteger a los menores de edad y al personal que trabaja allí? ¡Compártanos su opinión en el foro!
Según Ovidio Fernández, el secretario general del SEPI, la cosa va desde hace unas tres semanas, pero el personal lleva tiempo gritándole a las autoridades – PANI, Departamentos de Protección, Gerencia Técnica – pa’ que hagan algo. Remitieron correazos, emails, llamadas... lo que sea pa’ que alguien escuche, pero parece que llegaron al Valle Central antes que la solución. Ya saben cómo es, ¡diay!
La cosa está fea, pura pelea. Riñas entre los niños, golpes, palabrotas que ni pa’ contar… y encima, armitas blancas volando. Ya tuvieron que trasladar mocosos al hospital con cortes, ¡qué sal! Lo peor es que luego los regresan al mismo albergue, donde siguen estando en peligro. El SEPI dice que esto es un verdadero caldo de cultivo pa’ que pase algo grave, una desgracia que nadie quiere ver, máxime cuando son niños los que están sufriendo.
Fernández contó que hasta habló con la presidenta ejecutiva del PANI, pero la comunicación se picó a medio andar. Él le dijo que necesitaba apoyo urgente, pero ella tuvo que irse a recibir un edificio que van a alquilar pa’ trasladar gente del PANI. ¡Qué nivel de prioridades! Uno se queda pensando: ¿los niños del albergue no eran más importantes que una oficina nueva?
Y hablando de lo importante, el SEPI recuerda a gritos que la Sala Constitucional ya les había dicho al PANI que no pueden mezclar perfiles incompatibles. Que los niños que no andan metidos en cosas feas, en drogas, en pandillas, ni con problemas con la justicia, no deberían estar compartiendo espacio con otros que sí tienen esos problemas. Es lógico, ¿no? Imaginen poner a un chancho con un unicornio: ¡tremenda bronca! Que cada quien esté en su brete, pa’ que todos estén tranquilos.
El sindicato tiene pruebas, correos que mandaron al PANI con detalles de todos los incidentes: agresiones físicas, autoagresiones, violencia contra el personal, destrozos… una lista larga y preocupante. Están pidiendo a gritos que el PANI haga algo rápido, antes de que ocurra una tragedia. Un equipo interdisciplinario del PANI respondió que se atendieron los incidentes, que volvieron a la calma, pero el SEPI dice que eso no es suficiente. Han tenido que llamar a la ambulancia y a la Fuerza Pública varias veces, eso demuestra que la cosa no está resuelta. Dicen que un adolescente fue trasladado, otro tiene un adulto cuidándolo día y noche, y que hacen actividades con la unidad móvil, pero no se acabó la preocupación.
La verdad, la situación pinta complicada. Los niños necesitan un entorno seguro, tranquilo, donde puedan crecer y desarrollarse sin miedo. Este albergue, en este momento, no está dando esa oportunidad. Las autoridades deben actuar rápido y tomar medidas concretas para proteger a los menores y garantizar su bienestar. No podemos esperar a que suceda algo terrible pa’ empezar a movernos. ¡Esta vara tiene que resolverse ya!
¿Ustedes creen que el PANI está tomando la medida correcta para solucionar este problema en El Bosque, o debería haber otras opciones para proteger a los menores de edad y al personal que trabaja allí? ¡Compártanos su opinión en el foro!