Ay, Dios mío, qué despiche. Parece que los diputados se les olvidó que hay un país que mantener. La sesión de Plenario de ayer quedó medio apagada, así dicen por ahí, porque no lograron juntar el número de legisladores necesarios para poder seguir adelante. Se rompieron las puertas a las cuatro y once de la tarde, y vaya si se escuchó el silencio. ¡Una pena!
La cosa es que tenían agendado discutir en primer debate el presupuesto ordinario del 2026, hasta con ganas estaban de echarlo a rodar y ver si podían darle luz verde. Pero resulta que cuando hicieron el conteo, solo aparecieron 37 diputados en el salón. ¡Faltaba uno, mándale! Y como saben, para hacer las cosas bien por acá, se necesita el quórum completo. Más vale tarde que nunca, pero a estas alturas, la paciencia ya está buscando dónde meterse.
No es la primera vez que pasa esto, ¡qué sal! Ya ocurrió el martes pasado, donde la sesión ni siquiera llegó a empezar bien y terminaron clausurándola por la misma razón. Este tipo de situaciones pone en evidencia la falta de compromiso de algunos representantes con su labor. Uno piensa, ¿para eso nos mandan al Congreso?
Ahora, los diputados tienen que correr –como dirían por acá– para tratar de aprobar el plan de gastos del próximo año en las semanas siguientes. La fecha límite es el 30 de noviembre, y la última semana es crucial, justo el jueves 27. No pueden irse al traste ahora, la verdad. Necesitan ponerle empeño y dejar atrás estas distracciones.
El calendario apremia: tienen que votar en primer debate entre lunes y martes, para poder darle el segundo debate ese mismo jueves. Si no logran cumplir con estos plazos, tendrán que habilitar una sesión extraordinaria el viernes siguiente. ¡Imagínate el tremendo brete que sería tener que trabajar hasta el último día!
Y claro, no podemos olvidar que esta demora sigue alimentando las críticas hacia el gobierno. Hay quienes señalan que la gestión presupuestaria ha sido poco transparente, mientras que otros cuestionan la capacidad del ejecutivo para priorizar las necesidades reales del país. Que cada quien diga lo suyo, pero la realidad es que esto afecta a todos los costarricenses.
Revisando la lista de asistentes y ausentes cuando cerraron las puertas del Plenario, uno se pregunta si realmente todos los diputados están comprometidos con el bienestar del país. Algunos parecían haber olvidado sus responsabilidades o simplemente preferían estar haciendo otras cosas. ¡Qué torta! Y peor aún, mientras ellos discuten quién va y quién viene, la población espera resultados.
Así que, amigos del Foro, díganme ustedes: ¿creen que los diputados lograrán aprobar el presupuesto a tiempo o estamos ante un nuevo retraso que afectará nuestro futuro económico? ¿Qué medidas deberían tomar para evitar que estas situaciones se repitan en el futuro?
La cosa es que tenían agendado discutir en primer debate el presupuesto ordinario del 2026, hasta con ganas estaban de echarlo a rodar y ver si podían darle luz verde. Pero resulta que cuando hicieron el conteo, solo aparecieron 37 diputados en el salón. ¡Faltaba uno, mándale! Y como saben, para hacer las cosas bien por acá, se necesita el quórum completo. Más vale tarde que nunca, pero a estas alturas, la paciencia ya está buscando dónde meterse.
No es la primera vez que pasa esto, ¡qué sal! Ya ocurrió el martes pasado, donde la sesión ni siquiera llegó a empezar bien y terminaron clausurándola por la misma razón. Este tipo de situaciones pone en evidencia la falta de compromiso de algunos representantes con su labor. Uno piensa, ¿para eso nos mandan al Congreso?
Ahora, los diputados tienen que correr –como dirían por acá– para tratar de aprobar el plan de gastos del próximo año en las semanas siguientes. La fecha límite es el 30 de noviembre, y la última semana es crucial, justo el jueves 27. No pueden irse al traste ahora, la verdad. Necesitan ponerle empeño y dejar atrás estas distracciones.
El calendario apremia: tienen que votar en primer debate entre lunes y martes, para poder darle el segundo debate ese mismo jueves. Si no logran cumplir con estos plazos, tendrán que habilitar una sesión extraordinaria el viernes siguiente. ¡Imagínate el tremendo brete que sería tener que trabajar hasta el último día!
Y claro, no podemos olvidar que esta demora sigue alimentando las críticas hacia el gobierno. Hay quienes señalan que la gestión presupuestaria ha sido poco transparente, mientras que otros cuestionan la capacidad del ejecutivo para priorizar las necesidades reales del país. Que cada quien diga lo suyo, pero la realidad es que esto afecta a todos los costarricenses.
Revisando la lista de asistentes y ausentes cuando cerraron las puertas del Plenario, uno se pregunta si realmente todos los diputados están comprometidos con el bienestar del país. Algunos parecían haber olvidado sus responsabilidades o simplemente preferían estar haciendo otras cosas. ¡Qué torta! Y peor aún, mientras ellos discuten quién va y quién viene, la población espera resultados.
Así que, amigos del Foro, díganme ustedes: ¿creen que los diputados lograrán aprobar el presupuesto a tiempo o estamos ante un nuevo retraso que afectará nuestro futuro económico? ¿Qué medidas deberían tomar para evitar que estas situaciones se repitan en el futuro?
