¡Aguante! Parece que vamos a tener unas elecciones moviditas en el 2026. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) soltó la data del padrón electoral actualizado y, díganlo en voz alta, ¡creció! Más de tres millones setecientos mil compatriotas listos para ejercer su derecho al voto. Un número que nos demuestra que pese a todo, la gente todavía le pone ganas a decidir quién va a mandar en el país.
Para ponerle contexto a la cosa, este aumento del 4,3% en comparación con el 2022 significa que sumamos alrededor de ciento sesenta mil nuevos electores. ¡Un buen montón de panas nuevos en las filas! Eso sí, la distribución sigue siendo bastante particular: casi la mitad del padrón, poco más de un millón seiscientos cincuenta mil personas, andan entre los dieciocho y los treinta y nueve años. Ahí tenemos el potencial de ver movidas interesantes, porque la juventud siempre trae aires frescos a la política... o eso esperamos, ¿eh?
Ahora bien, hablemos de números duros. De esos tres millones setecientos mil votantes, más de tres millones seiscientos sesenta y cuatro mil van a votar acá en suelo nacional. Pero ojo, porque hay setenta y dos mil compatriotas que viven afuera y también quieren hacer escuchar su voz. Se reparten en cuarenta y nueve consulados ubicados en unos cuarenta y dos países diferentes. ¡Imagínense la logística! Moviendo tantos papeleos y asegurándose de que todos puedan emitir su voto tranquilamente. Una tarea monumental, la verdad.
Si revisamos los cantones con más influencia en estas elecciones, vemos los mismos de siempre: San José liderando con cerca de doscientos treintaién mil votantes, seguido de Alajuela, Desamparados, Cartago y San Carlos. Estos lugares son los pesos pesados, los que pueden inclinar la balanza en cualquier elección. Por otro lado, hay comunidades más pequeñas donde el poder del voto es menor. Hablando de eso, cantones como Monteverde, Turrubares, San Mateo, Dota y Hojancha tienen cantidades irrisorias de votantes registrados, ¡baremamente superando los cinco mil! Uno se pregunta qué rol juegan estos lugares en la dinámica general del país, ¿no?
Más allá de los números, lo interesante es analizar cómo este cambio demográfico podría influir en las campañas políticas. Con tanta gente joven metiéndose en el ruedo, los candidatos van a tener que renovar sus estrategias y hablarles directamente a esas nuevas generaciones. Ya no basta con los discursos tradicionales; toca conectar con las problemáticas que les preocupan a los jóvenes, desde el medio ambiente hasta la tecnología y la inclusión social. Porque, fíjense, si no les das una razón para participar, ¡seguro se quedan en casa!
Otro punto importante es la dispersión geográfica de los votantes en el extranjero. El TSE tendrá que asegurar que estos compatriotas tengan acceso fácil y seguro al voto. No puede haber excusas ni trabas burocráticas que impidan que ejerzan su derecho democrático. Recordemos que muchos de ellos están trabajando duro para enviar remesas a sus familias acá en Costa Rica, así que su participación en el proceso político es aún más valiosa.
En fin, el panorama electoral para el 2026 pinta interesante. Tenemos un padrón creciente, una juventud empoderada y compatriotas en el extranjero que quieren opinar. Esto nos obliga a todos a prestar atención a lo que pasa, a informarnos y a participar activamente en la construcción de nuestro futuro. No podemos dejar que otros decidan por nosotros; tenemos que tomar las riendas de nuestra propia historia.
Y ahora la gran pregunta, panas: ¿creen que este aumento en el padrón electoral se traducirá en una mayor participación ciudadana en las próximas elecciones? ¿O seguiraremos viendo baja asistencia a las urnas, a pesar de todos los esfuerzos del TSE? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!
Para ponerle contexto a la cosa, este aumento del 4,3% en comparación con el 2022 significa que sumamos alrededor de ciento sesenta mil nuevos electores. ¡Un buen montón de panas nuevos en las filas! Eso sí, la distribución sigue siendo bastante particular: casi la mitad del padrón, poco más de un millón seiscientos cincuenta mil personas, andan entre los dieciocho y los treinta y nueve años. Ahí tenemos el potencial de ver movidas interesantes, porque la juventud siempre trae aires frescos a la política... o eso esperamos, ¿eh?
Ahora bien, hablemos de números duros. De esos tres millones setecientos mil votantes, más de tres millones seiscientos sesenta y cuatro mil van a votar acá en suelo nacional. Pero ojo, porque hay setenta y dos mil compatriotas que viven afuera y también quieren hacer escuchar su voz. Se reparten en cuarenta y nueve consulados ubicados en unos cuarenta y dos países diferentes. ¡Imagínense la logística! Moviendo tantos papeleos y asegurándose de que todos puedan emitir su voto tranquilamente. Una tarea monumental, la verdad.
Si revisamos los cantones con más influencia en estas elecciones, vemos los mismos de siempre: San José liderando con cerca de doscientos treintaién mil votantes, seguido de Alajuela, Desamparados, Cartago y San Carlos. Estos lugares son los pesos pesados, los que pueden inclinar la balanza en cualquier elección. Por otro lado, hay comunidades más pequeñas donde el poder del voto es menor. Hablando de eso, cantones como Monteverde, Turrubares, San Mateo, Dota y Hojancha tienen cantidades irrisorias de votantes registrados, ¡baremamente superando los cinco mil! Uno se pregunta qué rol juegan estos lugares en la dinámica general del país, ¿no?
Más allá de los números, lo interesante es analizar cómo este cambio demográfico podría influir en las campañas políticas. Con tanta gente joven metiéndose en el ruedo, los candidatos van a tener que renovar sus estrategias y hablarles directamente a esas nuevas generaciones. Ya no basta con los discursos tradicionales; toca conectar con las problemáticas que les preocupan a los jóvenes, desde el medio ambiente hasta la tecnología y la inclusión social. Porque, fíjense, si no les das una razón para participar, ¡seguro se quedan en casa!
Otro punto importante es la dispersión geográfica de los votantes en el extranjero. El TSE tendrá que asegurar que estos compatriotas tengan acceso fácil y seguro al voto. No puede haber excusas ni trabas burocráticas que impidan que ejerzan su derecho democrático. Recordemos que muchos de ellos están trabajando duro para enviar remesas a sus familias acá en Costa Rica, así que su participación en el proceso político es aún más valiosa.
En fin, el panorama electoral para el 2026 pinta interesante. Tenemos un padrón creciente, una juventud empoderada y compatriotas en el extranjero que quieren opinar. Esto nos obliga a todos a prestar atención a lo que pasa, a informarnos y a participar activamente en la construcción de nuestro futuro. No podemos dejar que otros decidan por nosotros; tenemos que tomar las riendas de nuestra propia historia.
Y ahora la gran pregunta, panas: ¿creen que este aumento en el padrón electoral se traducirá en una mayor participación ciudadana en las próximas elecciones? ¿O seguiraremos viendo baja asistencia a las urnas, a pesar de todos los esfuerzos del TSE? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!