¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde en el mundo de la radio y la tele. Resulta que la sala constitucional anda revisando cómo SUTEL quiere repartir las frecuencias, y parece que hay bronca gorda porque algunos dicen que esto va a dejar plantada a varias emisoras pequeñas, esas que le dan vida a nuestras comunidades.
Todo empezó con una subasta para asignar frecuencias de televisión, radio FM y AM, hace unos meses. Sutel metió unas bases, fijaron precios, pero alguien no quedó contento y mandó un recurso de amparo argumentando que la jugada está hecha para que ganen los peces gordos, los que tienen billete para tirar. Dicen que los precios varían mucho según la zona y eso pone en desventaja a las estaciones con menos fondos. Imagínate, que te quedes sin aire para hablarle a tu gente, ¡qué vara!
El recurso, presentado por un usuario de los servicios de radiodifusión, pone encima de la mesa varios temas. Primero, dice que la metodología de la subasta está mal diseñada, que no considera bien las necesidades de los medios comunitarios y regionales. Segundo, cuestiona los criterios para decidir quién se lleva la frecuencia y, tercero, critica los valores que se pusieron como base para ofertar. Básicamente, alegan que si sigue así, solo podrán jugar las grandes cadenas con sus bolsillos llenos.
Y ni hablar de qué puede pasar con el pluralismo informativo, mi clave. Si los grandes dominan todas las frecuencias, ¿quién va a darle voz a las problemáticas locales, a los artistas emergentes, a las tradiciones de nuestros pueblos? Ahí sí nos vamos todos al traste, perdiendo un pedazo importante de nuestra identidad cultural. Porque la radio, para muchos, sobre todo en las zonas rurales, sigue siendo el medio más cercano y confiable.
Ahora, la Sala Constitucional ha pedido al Ministerio de la Presidencia y a Sutel que les digan qué onda con todo esto, que rinda cuentas en tres días hábiles. Una respuesta rápida, sin rodeos, sería bueno para calmar las aguas y ver si se pueden hacer ajustes a la subasta para que sea más justa para todos. Porque sino, la cosa pinta fea, y no quiero imaginarme tener que escuchar solamente las mismas voces aburridas en todas las radios. ¡Qué cargaa!
Pero no es solo este recurso de amparo el que está dando dolores de cabeza a Sutel. Hay otros dos casos similares en estudio, uno sobre el mismo tema. Esto demuestra que hay mucha preocupación en el sector mediático sobre el futuro del espectro radioeléctrico y cómo se distribuyen las oportunidades. Parece que la transparencia y la participación ciudadana no fueron tan claras como debieron ser antes de lanzar esta subasta.
Algunos analistas políticos han dicho que esto se mete en el debate sobre el cambio de mando presidencial, ya que la gestión de frecuencias siempre es un tema sensible y con implicaciones políticas importantes. La idea es que una distribución desigual de las frecuencias podría influir en la cobertura informativa durante las campañas electorales, aunque claro, eso ya es otra vara que hay que analizar con cuidado.
En fin, la pelota está en el tejado de Sutel y del gobierno. Esperemos que hagan las cosas bien y escuchen las voces de los medios pequeños, porque al final del día, todos queremos una radio y una televisión diversa, que refleje la riqueza de nuestra cultura y que esté al alcance de todos los costarricenses. Ahora dime, ¿crees que el gobierno realmente tomará medidas para proteger a los medios comunitarios y asegurar que la subasta sea justa para todos, o seguiremos viendo cómo se concentra el poder comunicacional en pocas manos?
Todo empezó con una subasta para asignar frecuencias de televisión, radio FM y AM, hace unos meses. Sutel metió unas bases, fijaron precios, pero alguien no quedó contento y mandó un recurso de amparo argumentando que la jugada está hecha para que ganen los peces gordos, los que tienen billete para tirar. Dicen que los precios varían mucho según la zona y eso pone en desventaja a las estaciones con menos fondos. Imagínate, que te quedes sin aire para hablarle a tu gente, ¡qué vara!
El recurso, presentado por un usuario de los servicios de radiodifusión, pone encima de la mesa varios temas. Primero, dice que la metodología de la subasta está mal diseñada, que no considera bien las necesidades de los medios comunitarios y regionales. Segundo, cuestiona los criterios para decidir quién se lleva la frecuencia y, tercero, critica los valores que se pusieron como base para ofertar. Básicamente, alegan que si sigue así, solo podrán jugar las grandes cadenas con sus bolsillos llenos.
Y ni hablar de qué puede pasar con el pluralismo informativo, mi clave. Si los grandes dominan todas las frecuencias, ¿quién va a darle voz a las problemáticas locales, a los artistas emergentes, a las tradiciones de nuestros pueblos? Ahí sí nos vamos todos al traste, perdiendo un pedazo importante de nuestra identidad cultural. Porque la radio, para muchos, sobre todo en las zonas rurales, sigue siendo el medio más cercano y confiable.
Ahora, la Sala Constitucional ha pedido al Ministerio de la Presidencia y a Sutel que les digan qué onda con todo esto, que rinda cuentas en tres días hábiles. Una respuesta rápida, sin rodeos, sería bueno para calmar las aguas y ver si se pueden hacer ajustes a la subasta para que sea más justa para todos. Porque sino, la cosa pinta fea, y no quiero imaginarme tener que escuchar solamente las mismas voces aburridas en todas las radios. ¡Qué cargaa!
Pero no es solo este recurso de amparo el que está dando dolores de cabeza a Sutel. Hay otros dos casos similares en estudio, uno sobre el mismo tema. Esto demuestra que hay mucha preocupación en el sector mediático sobre el futuro del espectro radioeléctrico y cómo se distribuyen las oportunidades. Parece que la transparencia y la participación ciudadana no fueron tan claras como debieron ser antes de lanzar esta subasta.
Algunos analistas políticos han dicho que esto se mete en el debate sobre el cambio de mando presidencial, ya que la gestión de frecuencias siempre es un tema sensible y con implicaciones políticas importantes. La idea es que una distribución desigual de las frecuencias podría influir en la cobertura informativa durante las campañas electorales, aunque claro, eso ya es otra vara que hay que analizar con cuidado.
En fin, la pelota está en el tejado de Sutel y del gobierno. Esperemos que hagan las cosas bien y escuchen las voces de los medios pequeños, porque al final del día, todos queremos una radio y una televisión diversa, que refleje la riqueza de nuestra cultura y que esté al alcance de todos los costarricenses. Ahora dime, ¿crees que el gobierno realmente tomará medidas para proteger a los medios comunitarios y asegurar que la subasta sea justa para todos, o seguiremos viendo cómo se concentra el poder comunicacional en pocas manos?
