¡Ay, patético! Una historia que te aprieta el corazón llegó desde Limón. Un cubano, René Marquetti, que venía buscando una vida mejor acá en Costa Rica, encontró un final terrible en medio de las obras de la Ruta 32. El pobre se echó un brete duro y ahora ya no está, dejando a su esposa y a sus dos hijas varadas allá en Cuba. Que sal, mándale.
Parece mentira, pero eran apenas dos meses desde que René y su esposa pusieron un pie en suelo tico con la ilusión de labrarse un futuro digno. Venían huyendo de la dictadura y buscando una oportunidad para prosperar, un sueño que muchos comparten. Pero la vida, dicen, a veces te da cachetazos así, sin previo aviso. En este caso, el cachetazo vino en forma de un tráiler descontrolado.
La bronca comenzó en el sector de Limón 2000, donde CHEC, esa compañía china que anda haciendo las obras de la Ruta 32, tuvo un problema gordo. Un tráiler, aparentemente por irse pasao de velocidad, perdió el control y se fue encima de dos trabajadores que estaban laborando en la ampliación de la carretera. ¡Qué despiche! Dos personas perdiendo la vida en medio de un proyecto que debería traer progreso, pero que hoy nos deja un sabor amargo.
Según las autoridades del OIJ y Tránsito, el tráiler iba ‘a toda máquina’ y, al tratar de frenar, fue directamente a parar donde estaban los obreros. La versión oficial, claro, siempre suena tan fría y distante, pero la realidad es que dos familias quedaron destrozadas. Además de René, hay otra víctima cuyo nombre aún no ha trascendido; imagínate el dolor de esos allegados. Esta maraña de tragedias nos hace pensar en qué tanto cuidado estamos poniendo en estos proyectos viales.
René, aunque recién llegado, dejó huella en quienes lo conocieron. Su familia, desde Cuba, lo recuerdan como un hombre trabajador, alegre y siempre dispuesto a echar una mano. Dicen que le gustaba reírse, bailar y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Ahora, esas risas se han silenciado y el baile se ha detenido. Imagínate tener que darle esa noticia a sus hijas, que viven a kilómetros de distancia. Qué torta, mándale flores a esa familia.
Este lamentable incidente levanta muchas preguntas sobre la seguridad en las obras de infraestructura. ¿Se están cumpliendo todas las normas de protección? ¿Están los trabajadores recibiendo la capacitación adecuada? Este tipo de accidentes no deberían pasar impunes, y las autoridades deben investigar a fondo para determinar responsabilidades y evitar que situaciones similares se repitan. No podemos permitir que la ambición por construir a cualquier costo ponga en riesgo vidas humanas.
Y hablando de responsabilidades, ¿qué pasa con el contrato entre CHEC y el MOPT? ¿Se están supervisando adecuadamente las operaciones de esta empresa extranjera? Parece que la prisa por terminar la Ruta 32 ha dejado de lado algunos aspectos cruciales en materia de seguridad. Esto nos recuerda, diay, que el progreso no puede ir a costa de la integridad física y emocional de nuestros trabajadores. Ellos son la columna vertebral de estas iniciativas, y merecen respeto y condiciones laborales seguras.
En fin, la muerte de René es un recordatorio doloroso de las dificultades que enfrentan miles de migrantes que buscan una vida mejor en nuestro país. Les abrimos las puertas con la promesa de oportunidades y seguridad, pero a veces la realidad es mucho más dura de lo que imaginamos. ¿Creemos que el gobierno y las empresas constructoras debieran implementar medidas más estrictas de seguridad para proteger a los trabajadores migrantes en estos proyectos de infraestructura, o es inevitable que ocurran accidentes en este tipo de trabajos? Déjenme saber su opinión en los comentarios.
Parece mentira, pero eran apenas dos meses desde que René y su esposa pusieron un pie en suelo tico con la ilusión de labrarse un futuro digno. Venían huyendo de la dictadura y buscando una oportunidad para prosperar, un sueño que muchos comparten. Pero la vida, dicen, a veces te da cachetazos así, sin previo aviso. En este caso, el cachetazo vino en forma de un tráiler descontrolado.
La bronca comenzó en el sector de Limón 2000, donde CHEC, esa compañía china que anda haciendo las obras de la Ruta 32, tuvo un problema gordo. Un tráiler, aparentemente por irse pasao de velocidad, perdió el control y se fue encima de dos trabajadores que estaban laborando en la ampliación de la carretera. ¡Qué despiche! Dos personas perdiendo la vida en medio de un proyecto que debería traer progreso, pero que hoy nos deja un sabor amargo.
Según las autoridades del OIJ y Tránsito, el tráiler iba ‘a toda máquina’ y, al tratar de frenar, fue directamente a parar donde estaban los obreros. La versión oficial, claro, siempre suena tan fría y distante, pero la realidad es que dos familias quedaron destrozadas. Además de René, hay otra víctima cuyo nombre aún no ha trascendido; imagínate el dolor de esos allegados. Esta maraña de tragedias nos hace pensar en qué tanto cuidado estamos poniendo en estos proyectos viales.
René, aunque recién llegado, dejó huella en quienes lo conocieron. Su familia, desde Cuba, lo recuerdan como un hombre trabajador, alegre y siempre dispuesto a echar una mano. Dicen que le gustaba reírse, bailar y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Ahora, esas risas se han silenciado y el baile se ha detenido. Imagínate tener que darle esa noticia a sus hijas, que viven a kilómetros de distancia. Qué torta, mándale flores a esa familia.
Este lamentable incidente levanta muchas preguntas sobre la seguridad en las obras de infraestructura. ¿Se están cumpliendo todas las normas de protección? ¿Están los trabajadores recibiendo la capacitación adecuada? Este tipo de accidentes no deberían pasar impunes, y las autoridades deben investigar a fondo para determinar responsabilidades y evitar que situaciones similares se repitan. No podemos permitir que la ambición por construir a cualquier costo ponga en riesgo vidas humanas.
Y hablando de responsabilidades, ¿qué pasa con el contrato entre CHEC y el MOPT? ¿Se están supervisando adecuadamente las operaciones de esta empresa extranjera? Parece que la prisa por terminar la Ruta 32 ha dejado de lado algunos aspectos cruciales en materia de seguridad. Esto nos recuerda, diay, que el progreso no puede ir a costa de la integridad física y emocional de nuestros trabajadores. Ellos son la columna vertebral de estas iniciativas, y merecen respeto y condiciones laborales seguras.
En fin, la muerte de René es un recordatorio doloroso de las dificultades que enfrentan miles de migrantes que buscan una vida mejor en nuestro país. Les abrimos las puertas con la promesa de oportunidades y seguridad, pero a veces la realidad es mucho más dura de lo que imaginamos. ¿Creemos que el gobierno y las empresas constructoras debieran implementar medidas más estrictas de seguridad para proteger a los trabajadores migrantes en estos proyectos de infraestructura, o es inevitable que ocurran accidentes en este tipo de trabajos? Déjenme saber su opinión en los comentarios.
