Maes, hay que hablar de la que probablemente sea la novela del semestre: el despiche que se armó en el TEC con el transporte de estudiantes. Y es que cuando uno cree que ya ha visto todo en materia de mala planificación, llega una administración universitaria y se jala una torta de dimensiones épicas, dejando guindando a cientos de güilas a una semana de empezar lecciones. La escena es casi una postal del absurdo: estudiantes con carteles pidiendo algo tan básico como poder llegar a clases, mientras la rectoría parece estar jugando al teléfono chocho con las empresas de buses.
Diay, la vara es que el cuento tiene dos versiones, como siempre. Por un lado, el TEC sale a decir que el presupuesto se agotó, que se intentó un nuevo contrato pero que, ¡qué sal!, ninguna empresa quiso agarrar el brete. Suena lógico, ¿verdad? Un problema de plata, mala suerte. Pero luego uno habla con los estudiantes y la historia cambia de color. Denuncian que el servicio venía en picada desde hace años: buses con goteras, sistemas de pago de la prehistoria y una confusión generalizada. Según ellos, no es que las empresas no quieran, es que el TEC no parece muy interesado en seguir pagando por un servicio de calidad, como el que existía allá por 2017. Al final, ¿a quién le creemos? ¿A la institución que anuncia el recorte de MÁS DEL 80% de las rutas justo después de que todo el mundo pagó la matrícula? Sospechoso, como mínimo.
Pero más allá del dime que te diré burocrático, está el impacto real en la gente de a pie, en los estudiantes que ahora están completamente salados. El recorte dejó por fuera rutas vitales como Alajuela, Heredia, Coronado y Desamparados. Y para rematar, no hay servicio para los que salen a las 9 de la noche. La "solución" que ofrecen algunos profes, según cuentan los mismos afectados, es un condescendiente "madruguen más". ¡Qué fácil es decirlo desde la comodidad de un carro propio! La realidad es que ahora muchos tienen que gastar hasta siete rojos semanales en Uber, hacer transbordos imposibles y caminar casi una hora por zonas que no son precisamente las más seguras del país. Esto no es un simple inconveniente, es una barrera económica y de seguridad que el mismo TEC les impuso de la noche a la mañana.
Y si la situación general es un desastre, hay casos que simplemente le rompen a uno el corazón y le hacen hervir la sangre. El periódico recoge el testimonio anónimo de una estudiante con discapacidad que es un golpe directo a la conciencia. La muchacha usa una prótesis, tiene escoliosis, padece de asma grave y, para llegar a su carrera que solo se imparte en la sede central, ahora tiene que caminar CINCO KILÓMETROS diarios. Imagínense el panorama: con una prótesis, cargando chunches de la U, por calles peligrosas, porque a alguien en una oficina se le ocurrió que la ruta de Coronado ya no era necesaria. Encima, no tiene beca. Es la demostración más cruda de cómo una decisión administrativa, tomada desde un escritorio, puede destruir la calidad de vida y las posibilidades de una persona.
Ahora, después de la manifestación, la rectoría salió con el clásico discurso corporativo de que "están trabajando en soluciones" y "analizando buenas prácticas". Se reunieron con Lumaca y anunciaron una ruta desde San José, que empezará a operar pronto. Es un paso, sí, pero se siente más como ponerle un curita a una herida de bala. Un solo bus rotulado no va a solucionar el problema masivo que crearon. Mientras tanto, los estudiantes ya están organizando una marcha para la próxima semana, porque entendieron que si no hacen bulla, el plan de "madrugar más" se va a convertir en la política oficial. La pregunta queda en el aire y por eso la tiro aquí en el foro. ¿Ustedes qué opinan, maes? ¿Pura hablada de la rectoría o de verdad hay una solución a la vista? ¿O es que al final, como siempre, el estudiante tiene que 'pulsearla' solo?
Diay, la vara es que el cuento tiene dos versiones, como siempre. Por un lado, el TEC sale a decir que el presupuesto se agotó, que se intentó un nuevo contrato pero que, ¡qué sal!, ninguna empresa quiso agarrar el brete. Suena lógico, ¿verdad? Un problema de plata, mala suerte. Pero luego uno habla con los estudiantes y la historia cambia de color. Denuncian que el servicio venía en picada desde hace años: buses con goteras, sistemas de pago de la prehistoria y una confusión generalizada. Según ellos, no es que las empresas no quieran, es que el TEC no parece muy interesado en seguir pagando por un servicio de calidad, como el que existía allá por 2017. Al final, ¿a quién le creemos? ¿A la institución que anuncia el recorte de MÁS DEL 80% de las rutas justo después de que todo el mundo pagó la matrícula? Sospechoso, como mínimo.
Pero más allá del dime que te diré burocrático, está el impacto real en la gente de a pie, en los estudiantes que ahora están completamente salados. El recorte dejó por fuera rutas vitales como Alajuela, Heredia, Coronado y Desamparados. Y para rematar, no hay servicio para los que salen a las 9 de la noche. La "solución" que ofrecen algunos profes, según cuentan los mismos afectados, es un condescendiente "madruguen más". ¡Qué fácil es decirlo desde la comodidad de un carro propio! La realidad es que ahora muchos tienen que gastar hasta siete rojos semanales en Uber, hacer transbordos imposibles y caminar casi una hora por zonas que no son precisamente las más seguras del país. Esto no es un simple inconveniente, es una barrera económica y de seguridad que el mismo TEC les impuso de la noche a la mañana.
Y si la situación general es un desastre, hay casos que simplemente le rompen a uno el corazón y le hacen hervir la sangre. El periódico recoge el testimonio anónimo de una estudiante con discapacidad que es un golpe directo a la conciencia. La muchacha usa una prótesis, tiene escoliosis, padece de asma grave y, para llegar a su carrera que solo se imparte en la sede central, ahora tiene que caminar CINCO KILÓMETROS diarios. Imagínense el panorama: con una prótesis, cargando chunches de la U, por calles peligrosas, porque a alguien en una oficina se le ocurrió que la ruta de Coronado ya no era necesaria. Encima, no tiene beca. Es la demostración más cruda de cómo una decisión administrativa, tomada desde un escritorio, puede destruir la calidad de vida y las posibilidades de una persona.
Ahora, después de la manifestación, la rectoría salió con el clásico discurso corporativo de que "están trabajando en soluciones" y "analizando buenas prácticas". Se reunieron con Lumaca y anunciaron una ruta desde San José, que empezará a operar pronto. Es un paso, sí, pero se siente más como ponerle un curita a una herida de bala. Un solo bus rotulado no va a solucionar el problema masivo que crearon. Mientras tanto, los estudiantes ya están organizando una marcha para la próxima semana, porque entendieron que si no hacen bulla, el plan de "madrugar más" se va a convertir en la política oficial. La pregunta queda en el aire y por eso la tiro aquí en el foro. ¿Ustedes qué opinan, maes? ¿Pura hablada de la rectoría o de verdad hay una solución a la vista? ¿O es que al final, como siempre, el estudiante tiene que 'pulsearla' solo?