¡Aguante!, parece que el dólar le dio un respiro al bolsillo tico este jueves en el Monex. Después de unos días bien moviditos, donde el tipo de cambio nos tenía a todos agitando los dedos, finalmente bajó ¢2,09, quedándose en ¢498,91. A ver si así podemos irnos de copetes tranquilos sin que nos comamos toda la lana.
Como les cuento, la semana empezó con ritmo acelerado. El lunes ya nos pegaron un sustillo con un aumento de ¢1,65, luego el martes se apretó aún más con ¢5,63, y el miércoles cerramos con ¢4,28 extra. Eso sumaba unos ¢11,56 de aumento en apenas tres días, dejando el precio del dólar rondando los ¢501. ¡Un desmadre, vamos!
El economista Norberto Zúñiga, quien siempre nos da la data clara, nos explica que aunque el volumen negociado en el Monex fue parecido al del día anterior, la cosa cambió porque la demanda del sector privado no fue tan voraz como se esperaba. Parece que hubo un poquito de calma en el mar bravo, ¿no creen?
Pero ojo, que la cosa no estaba lista para relajarnos por completo. El Banco Central (BCCR) tuvo que meterle mano, comprando unos $10,6 millones. Aunque eso es bueno, la verdad es que el Sector Público No Financiero pedía $18 millones. Así que, para tapar el hueco, tuvieron que recurrir a las reservas monetarias. ¡Otro brete más! Este manoseo constante del BCCR nos hace pensar en cómo andan manejando la nave.
Zúñiga nos aclara que si el BCCR no hubiera intervenido con las reservas, la demanda del sector público habría hecho que el tipo de cambio siguiera subiendo. Ese sería otro caldo de cultivo para el estrés financiero de muchos. Por eso, esta jugada del Banco Central, aunque necesaria, demuestra que la situación sigue siendo delicada y requiere vigilancia constante.
Y hablando de vigilancia, resulta que el BCCR lleva casi un año haciendo estas intervenciones para evitar que el tipo de cambio se dispare demasiado. Como dice el dicho, 'el que quiere celeste, que le den morado'. La estrategia ha sido mantenerlo relativamente estable, alrededor de los ¢500 por dólar. Pero, ¿hasta cuándo podremos seguir viviendo con esta incertidumbre, esperando que el BCCR salve el día?
Ahora, algunos exportadores están pidiendo al Banco Central que tenga más sensibilidad con ellos. Entendemos su preocupación, porque el tipo de cambio afecta directamente su competitividad en el mercado internacional. Pero también hay que pensar en el resto de nosotros, los que tenemos que sudar la gota gorda para llegar a fin de mes. Es un equilibrio difícil de encontrar, ¿verdad?
En fin, hemos visto un pequeño respiro en el tipo de cambio, pero la realidad es que todavía hay mucho por resolver. Con tanto vaivén económico, uno se queda pensando: ¿cree usted que el BCCR podrá mantener esta estabilidad a largo plazo o estamos condenados a vivir eternamente con el dólar jugando al ascensor?
Como les cuento, la semana empezó con ritmo acelerado. El lunes ya nos pegaron un sustillo con un aumento de ¢1,65, luego el martes se apretó aún más con ¢5,63, y el miércoles cerramos con ¢4,28 extra. Eso sumaba unos ¢11,56 de aumento en apenas tres días, dejando el precio del dólar rondando los ¢501. ¡Un desmadre, vamos!
El economista Norberto Zúñiga, quien siempre nos da la data clara, nos explica que aunque el volumen negociado en el Monex fue parecido al del día anterior, la cosa cambió porque la demanda del sector privado no fue tan voraz como se esperaba. Parece que hubo un poquito de calma en el mar bravo, ¿no creen?
Pero ojo, que la cosa no estaba lista para relajarnos por completo. El Banco Central (BCCR) tuvo que meterle mano, comprando unos $10,6 millones. Aunque eso es bueno, la verdad es que el Sector Público No Financiero pedía $18 millones. Así que, para tapar el hueco, tuvieron que recurrir a las reservas monetarias. ¡Otro brete más! Este manoseo constante del BCCR nos hace pensar en cómo andan manejando la nave.
Zúñiga nos aclara que si el BCCR no hubiera intervenido con las reservas, la demanda del sector público habría hecho que el tipo de cambio siguiera subiendo. Ese sería otro caldo de cultivo para el estrés financiero de muchos. Por eso, esta jugada del Banco Central, aunque necesaria, demuestra que la situación sigue siendo delicada y requiere vigilancia constante.
Y hablando de vigilancia, resulta que el BCCR lleva casi un año haciendo estas intervenciones para evitar que el tipo de cambio se dispare demasiado. Como dice el dicho, 'el que quiere celeste, que le den morado'. La estrategia ha sido mantenerlo relativamente estable, alrededor de los ¢500 por dólar. Pero, ¿hasta cuándo podremos seguir viviendo con esta incertidumbre, esperando que el BCCR salve el día?
Ahora, algunos exportadores están pidiendo al Banco Central que tenga más sensibilidad con ellos. Entendemos su preocupación, porque el tipo de cambio afecta directamente su competitividad en el mercado internacional. Pero también hay que pensar en el resto de nosotros, los que tenemos que sudar la gota gorda para llegar a fin de mes. Es un equilibrio difícil de encontrar, ¿verdad?
En fin, hemos visto un pequeño respiro en el tipo de cambio, pero la realidad es que todavía hay mucho por resolver. Con tanto vaivén económico, uno se queda pensando: ¿cree usted que el BCCR podrá mantener esta estabilidad a largo plazo o estamos condenados a vivir eternamente con el dólar jugando al ascensor?
