¡Ay, Dios mío! Se nos vino encima tremenda pena. Acá en el Foro de Costa Rica siempre les traemos las noticias al día, pero esta vez toca hablar de algo bien triste que pasó en Pocosol, San Carlos. Un angelito, Liam Jesús, se fue a jugar y... bueno, las cosas pasaron así como nos agarraron desprevenidas. No hay palabras, diay.
La historia es dura: el nene, que tenía unos seis añitos, le pidió permiso a su mamá para ir a ver a un amigo. Ella, preocupada como toda madre, se lo negó al principio. Pero el chamaco, con esos ojitos de piteadero, insistió y terminó convenciéndola para que lo dejara salir por un ratito. Según su madre, le dio un besito y le dijo 'mamá, porfa' y ella, ahí quedó, pensando que iba a estar bien. Poca fe, ¿verdad?
Lo que siguió fue una llamada que rompe el corazón. Resulta que Liam estaba brincando con otro compañero cerca de un pozo abandonado, aparentemente sin tapar ni señalización adecuada. Las tablas que cubrían el agujero cedieron y el pequeño cayó adentro. ¡Imagínate el susto de los vecinos! Un brete, una situación de película, pero con consecuencias terribles.
El pozo, según los bomberos, tiene unos treinta metros de profundidad y casi siete de agua. Esa vara hace que cualquier intento de rescate sea complicado y peligroso. Los equipos de emergencia trabajaron rápido, pero desafortunadamente ya era demasiado tarde. Dicen que el otro niño, que estaba con él, está traumado, claro que sí. Pobrecito, qué pataleta debió haber sido presenciar eso.
Y ahora, ¿quién va a darle respuesta a la madre? Es injusto, es cruel. Una pérdida irreparable que deja un vacío inmenso en la familia y en toda la comunidad de Pocosol. Todos lo recuerdan como un niño alegre, risueño, que saludaba a todos con una sonrisa. Un chunche lleno de vida que se apagó demasiado pronto. Este caso nos golpea duro en el corazón, mae.
Las autoridades ya están investigando para determinar cómo pudo pasar esto y quién es responsable de la falta de seguridad alrededor del pozo. Vamos a ver si esto sirve de algo, si realmente van a tomar cartas en el asunto para que tragedias como esta no se vuelvan a repetir. Porque, a ver, ¿cuántos pozos peligrosos hay abandonados por todo el país esperando una desgracia similar?
Esta tragedia debería servirnos de alerta a todos. Tenemos que exigir a nuestras autoridades que hagan controles más estrictos en propiedades privadas y públicas para garantizar la seguridad de nuestros niños. Que revisen la normativa, que exijan medidas de prevención efectivas. Porque, al final, la seguridad de nuestros hijos es lo más importante, ¿no creen? Aunque duela recordarlo, es nuestra responsabilidad colectiva evitar que la partida de Liam sea en vano.
Es doloroso pensar en lo que pudo haber pasado. ¿Ustedes creen que las regulaciones actuales son suficientes para prevenir accidentes similares, o necesitamos cambios urgentes en la legislación sobre seguridad en áreas públicas y privadas? Compartan sus opiniones y veamos cómo podemos hacer que esta tragedia sirva para proteger a nuestros pequeños.
La historia es dura: el nene, que tenía unos seis añitos, le pidió permiso a su mamá para ir a ver a un amigo. Ella, preocupada como toda madre, se lo negó al principio. Pero el chamaco, con esos ojitos de piteadero, insistió y terminó convenciéndola para que lo dejara salir por un ratito. Según su madre, le dio un besito y le dijo 'mamá, porfa' y ella, ahí quedó, pensando que iba a estar bien. Poca fe, ¿verdad?
Lo que siguió fue una llamada que rompe el corazón. Resulta que Liam estaba brincando con otro compañero cerca de un pozo abandonado, aparentemente sin tapar ni señalización adecuada. Las tablas que cubrían el agujero cedieron y el pequeño cayó adentro. ¡Imagínate el susto de los vecinos! Un brete, una situación de película, pero con consecuencias terribles.
El pozo, según los bomberos, tiene unos treinta metros de profundidad y casi siete de agua. Esa vara hace que cualquier intento de rescate sea complicado y peligroso. Los equipos de emergencia trabajaron rápido, pero desafortunadamente ya era demasiado tarde. Dicen que el otro niño, que estaba con él, está traumado, claro que sí. Pobrecito, qué pataleta debió haber sido presenciar eso.
Y ahora, ¿quién va a darle respuesta a la madre? Es injusto, es cruel. Una pérdida irreparable que deja un vacío inmenso en la familia y en toda la comunidad de Pocosol. Todos lo recuerdan como un niño alegre, risueño, que saludaba a todos con una sonrisa. Un chunche lleno de vida que se apagó demasiado pronto. Este caso nos golpea duro en el corazón, mae.
Las autoridades ya están investigando para determinar cómo pudo pasar esto y quién es responsable de la falta de seguridad alrededor del pozo. Vamos a ver si esto sirve de algo, si realmente van a tomar cartas en el asunto para que tragedias como esta no se vuelvan a repetir. Porque, a ver, ¿cuántos pozos peligrosos hay abandonados por todo el país esperando una desgracia similar?
Esta tragedia debería servirnos de alerta a todos. Tenemos que exigir a nuestras autoridades que hagan controles más estrictos en propiedades privadas y públicas para garantizar la seguridad de nuestros niños. Que revisen la normativa, que exijan medidas de prevención efectivas. Porque, al final, la seguridad de nuestros hijos es lo más importante, ¿no creen? Aunque duela recordarlo, es nuestra responsabilidad colectiva evitar que la partida de Liam sea en vano.
Es doloroso pensar en lo que pudo haber pasado. ¿Ustedes creen que las regulaciones actuales son suficientes para prevenir accidentes similares, o necesitamos cambios urgentes en la legislación sobre seguridad en áreas públicas y privadas? Compartan sus opiniones y veamos cómo podemos hacer que esta tragedia sirva para proteger a nuestros pequeños.