¡Aguante! Parece mentira, pero ya nos vamos acercando al 2026 y con él, la necesidad de empezar a organizar el traspaso de poderes. Sí, señores, porque aunque a algunos les cueste creerlo, Rodrigo Chaves no estará eternamente en la Casa Amarilla y alguien más deberá asumir el brete de gobernar esta querida Costa Rica. Y claro, todo eso tiene costo, y el Gobierno ya le puso número a la jugada.
Según información que salió a relucir, la Comisión de Hacendarios del Congreso ya está analizando el plan de gastos para el 2026, y dentro de este se incluyen unos ¢100 millones destinados al Ministerio de Relaciones Exteriores para cubrir los costos del traspaso. El canciller Arnoldo André Tinoco explicó a los diputados que esta cifra es “tradicional” y que, históricamente, se ha presupuestado similar cantidad para estos fines. A ver, que no nos vengan con sorpresas de última hora, ¿eh?
Tinoco también recordó un episodio curioso de hace unos añitos, cuando el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) realizó una donación significativa que prácticamente cubrió el presupuesto completo para el traspaso de poderes en 2022. Esto permitió al Estado ahorrar bastante lana, así que, aparentemente, ellos esperan algo parecido. Siempre hay que agarrarle la vara positiva a la vida, ¿verdad, maes?
Pero ojo, que no todo es tan sencillo. El costo final del traspaso dependerá de varios factores, como el lugar elegido para la ceremonia. Recordarán que cuando Chaves asumió el cargo, eligieron realizar el acto en la Asamblea Legislativa, una decisión que, según el canciller, no fue precisamente cómoda ni para las autoridades, ni para la prensa, ni mucho menos para los invitados. Imaginen tratar de mover a tanta gente entre los pasillos del Congreso… ¡Qué despiche!
“No había una gran sala donde poder hacer eso cómodamente,” comentó Tinoco, dejando caer que sería bueno que el próximo presidente o presidenta tenga otros planes al respecto. Vamos a ver si el nuevo mandatario se anima a pensar diferente y elige un lugar más acorde para semejante evento. Quizás la Plaza de la Democracia o algún otro espacio abierto que pueda albergar a toda la gente que quiera presenciar el momento histórico.
Ahora bien, el canciller menciona la posibilidad de que, si llega a existir otra donación, puedan incluso ahorrar aún más dinero del presupuesto asignado. Eso estaría bueno, porque siempre es bueno aliviarle el bolsillo al país. Pero, como dice el dicho, “no cantes victoria antes de tiempo”. Tendremos que esperar a ver cómo se desarrollan las cosas hasta que lleguemos al momento del traspaso y se conozca quién será el canciller designado, quien estará a cargo de la comisión encargada de todo el proceso.
Además de lo económico, surgen otras preguntas. ¿Será el traspaso una fiesta ostentosa o un evento sobrio y austero? ¿Se invitará a dignatarios internacionales o se enfocará en celebrar el espíritu costarricense? ¿Cómo se asegurará la seguridad de todos los asistentes sin que esto implique un gasto excesivo? Son muchas las variables que entrarán en juego, y cada una de ellas influirá en el costo final del traspaso de poderes. Y hablando de eso, la prensa también está echando humo por un asunto aparte... los diputados pidieron darle cosquillas al canciller por el caso de aquel compatriota nuestro que regresó acá medio apagón después de meterse en problemas en Estados Unidos, ¡qué vara!
En fin, parece que el traspaso de poderes en 2026 promete ser un evento lleno de sorpresas y desafíos. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que el nuevo presidente/presidenta debería priorizar la austeridad en el traspaso de poderes, destinando esos recursos a áreas sociales más necesitadas, o creen que es importante mantener un cierto protocolo y tradición, aunque esto implique un mayor gasto público? Déjenme sus opiniones en los comentarios, ¡quiero saber qué piensa la gente!
Según información que salió a relucir, la Comisión de Hacendarios del Congreso ya está analizando el plan de gastos para el 2026, y dentro de este se incluyen unos ¢100 millones destinados al Ministerio de Relaciones Exteriores para cubrir los costos del traspaso. El canciller Arnoldo André Tinoco explicó a los diputados que esta cifra es “tradicional” y que, históricamente, se ha presupuestado similar cantidad para estos fines. A ver, que no nos vengan con sorpresas de última hora, ¿eh?
Tinoco también recordó un episodio curioso de hace unos añitos, cuando el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) realizó una donación significativa que prácticamente cubrió el presupuesto completo para el traspaso de poderes en 2022. Esto permitió al Estado ahorrar bastante lana, así que, aparentemente, ellos esperan algo parecido. Siempre hay que agarrarle la vara positiva a la vida, ¿verdad, maes?
Pero ojo, que no todo es tan sencillo. El costo final del traspaso dependerá de varios factores, como el lugar elegido para la ceremonia. Recordarán que cuando Chaves asumió el cargo, eligieron realizar el acto en la Asamblea Legislativa, una decisión que, según el canciller, no fue precisamente cómoda ni para las autoridades, ni para la prensa, ni mucho menos para los invitados. Imaginen tratar de mover a tanta gente entre los pasillos del Congreso… ¡Qué despiche!
“No había una gran sala donde poder hacer eso cómodamente,” comentó Tinoco, dejando caer que sería bueno que el próximo presidente o presidenta tenga otros planes al respecto. Vamos a ver si el nuevo mandatario se anima a pensar diferente y elige un lugar más acorde para semejante evento. Quizás la Plaza de la Democracia o algún otro espacio abierto que pueda albergar a toda la gente que quiera presenciar el momento histórico.
Ahora bien, el canciller menciona la posibilidad de que, si llega a existir otra donación, puedan incluso ahorrar aún más dinero del presupuesto asignado. Eso estaría bueno, porque siempre es bueno aliviarle el bolsillo al país. Pero, como dice el dicho, “no cantes victoria antes de tiempo”. Tendremos que esperar a ver cómo se desarrollan las cosas hasta que lleguemos al momento del traspaso y se conozca quién será el canciller designado, quien estará a cargo de la comisión encargada de todo el proceso.
Además de lo económico, surgen otras preguntas. ¿Será el traspaso una fiesta ostentosa o un evento sobrio y austero? ¿Se invitará a dignatarios internacionales o se enfocará en celebrar el espíritu costarricense? ¿Cómo se asegurará la seguridad de todos los asistentes sin que esto implique un gasto excesivo? Son muchas las variables que entrarán en juego, y cada una de ellas influirá en el costo final del traspaso de poderes. Y hablando de eso, la prensa también está echando humo por un asunto aparte... los diputados pidieron darle cosquillas al canciller por el caso de aquel compatriota nuestro que regresó acá medio apagón después de meterse en problemas en Estados Unidos, ¡qué vara!
En fin, parece que el traspaso de poderes en 2026 promete ser un evento lleno de sorpresas y desafíos. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que el nuevo presidente/presidenta debería priorizar la austeridad en el traspaso de poderes, destinando esos recursos a áreas sociales más necesitadas, o creen que es importante mantener un cierto protocolo y tradición, aunque esto implique un mayor gasto público? Déjenme sus opiniones en los comentarios, ¡quiero saber qué piensa la gente!