¡Ay, Dios mío, qué tremenda movida nos llegó desde lejos! Parece salido de un cuento de hadas, pero pasó acá nomás, en la India, en el estado de Chhattisgarh. Una bebita, recién salida del horno, la abandonaron bien sólita en un potrero, sin ropa y todavía con el cordón pegado. Imagínate el susto… y luego, ¡boom!, aparece una perra callejera con sus cachorritos para cambiarle el destino a la chiquitita.
Según cuentan los lugareños, encontraron a la nena tirada en un baldío. Era una escena dantesca, pero afortunadamente, la perra no tardó en darse cuenta. Fue instinto puro, ¿sabes? La acurrucó junto a sus propios críos, buscando darle calorcito y protegéndola del frío de la noche. ¡Un acto de amor animal que te pone la piel de gallina!
Al día siguiente, unos vecinos que andaban por la zona escucharon un llanto desesperado. Fueron a ver qué pasaba y se toparon con la escena más tierna y conmovedora: la bebita dormidita entre los cachorritos. Avisaron a las autoridades inmediatamente, que llegaron corriendo para llevarla a un centro de salud. Por suerte, la nena estaba bien, aunque bastante asustada, claro está. Desde entonces, la bautizaron Akanksha, que significa “deseo” o “aspiración” en hindi. Un nombre con toda la energía positiva del mundo, mándale, pues.
“Es un milagro de esos que no salen todos los días, mae,” comentó Don José, un vecino de la zona, quien no podía creer lo que veía. “Estos perros, que algunos les tienen miedo, resultaron siendo sus salvadores. Una verdadera lección para aprender.” Pues claro, otros no podían dejar de pensar en la irresponsabilidad de los papás biológicos. ¡Qué barbaridad abandonarle así a una criatura indefensa! Dicen que están investigando quiénes son para ponerles el dedo encima, y con razón.
Las autoridades ya abrieron una investigación para encontrar a los responsables de este acto tan cruel. No es la primera vez que pasa esto en India; lamentablemente, hay muchos casos de abandono de niños, especialmente niñas, debido a la pobreza y a la discriminación machista. Un problema serio que requiere atención urgente y soluciones a largo plazo, porque estas cosas te dejan con un nudo en la garganta.
Pero esta historia nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza. Hay actos de bondad, de compasión, que trascienden las barreras de especie y cultura. Animales de todas partes nos demuestran que el instinto de protección y el cariño incondicional existen. Mira tú, una perra callejera, que vive a duras penas, le dio más amor y seguridad a una nena que algunos humanos. ¡No es para morirse de vergüenza!
Y hablando de eso, acá en Costa Rica, estamos batallando con campañas contra el abandono infantil desde hace años. Este caso nos da un buen empujoncito para seguir trabajando en ello, para fortalecer las redes de apoyo comunitario y asegurarnos de que ningún niño esté solo. Porque, al final del día, la vida de cada bebé, rica o pobre, depende de nosotros, de nuestra capacidad de cuidarnos unos a otros. Que nadie piense que es cosa ajena, porque todos somos parte de la solución, ¿me entiendes?
Akanksha está ahora a salvo, recibiendo todo el amor y cuidado que necesita. Pero la pregunta que me quedo rondándome la cabeza es esta: si un par de perritas callejeras pueden demostrar tanta empatía y compasión, ¿qué estará pasando con nuestro corazón humano que tantas veces falla donde los animales brillan? ¿Será que necesitamos replantearnos nuestras prioridades y reconectar con esa esencia básica de ayuda mutua que nos define como seres sociales? ¡Déjanme saber tu opinión en los comentarios!
Según cuentan los lugareños, encontraron a la nena tirada en un baldío. Era una escena dantesca, pero afortunadamente, la perra no tardó en darse cuenta. Fue instinto puro, ¿sabes? La acurrucó junto a sus propios críos, buscando darle calorcito y protegéndola del frío de la noche. ¡Un acto de amor animal que te pone la piel de gallina!
Al día siguiente, unos vecinos que andaban por la zona escucharon un llanto desesperado. Fueron a ver qué pasaba y se toparon con la escena más tierna y conmovedora: la bebita dormidita entre los cachorritos. Avisaron a las autoridades inmediatamente, que llegaron corriendo para llevarla a un centro de salud. Por suerte, la nena estaba bien, aunque bastante asustada, claro está. Desde entonces, la bautizaron Akanksha, que significa “deseo” o “aspiración” en hindi. Un nombre con toda la energía positiva del mundo, mándale, pues.
“Es un milagro de esos que no salen todos los días, mae,” comentó Don José, un vecino de la zona, quien no podía creer lo que veía. “Estos perros, que algunos les tienen miedo, resultaron siendo sus salvadores. Una verdadera lección para aprender.” Pues claro, otros no podían dejar de pensar en la irresponsabilidad de los papás biológicos. ¡Qué barbaridad abandonarle así a una criatura indefensa! Dicen que están investigando quiénes son para ponerles el dedo encima, y con razón.
Las autoridades ya abrieron una investigación para encontrar a los responsables de este acto tan cruel. No es la primera vez que pasa esto en India; lamentablemente, hay muchos casos de abandono de niños, especialmente niñas, debido a la pobreza y a la discriminación machista. Un problema serio que requiere atención urgente y soluciones a largo plazo, porque estas cosas te dejan con un nudo en la garganta.
Pero esta historia nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza. Hay actos de bondad, de compasión, que trascienden las barreras de especie y cultura. Animales de todas partes nos demuestran que el instinto de protección y el cariño incondicional existen. Mira tú, una perra callejera, que vive a duras penas, le dio más amor y seguridad a una nena que algunos humanos. ¡No es para morirse de vergüenza!
Y hablando de eso, acá en Costa Rica, estamos batallando con campañas contra el abandono infantil desde hace años. Este caso nos da un buen empujoncito para seguir trabajando en ello, para fortalecer las redes de apoyo comunitario y asegurarnos de que ningún niño esté solo. Porque, al final del día, la vida de cada bebé, rica o pobre, depende de nosotros, de nuestra capacidad de cuidarnos unos a otros. Que nadie piense que es cosa ajena, porque todos somos parte de la solución, ¿me entiendes?
Akanksha está ahora a salvo, recibiendo todo el amor y cuidado que necesita. Pero la pregunta que me quedo rondándome la cabeza es esta: si un par de perritas callejeras pueden demostrar tanta empatía y compasión, ¿qué estará pasando con nuestro corazón humano que tantas veces falla donde los animales brillan? ¿Será que necesitamos replantearnos nuestras prioridades y reconectar con esa esencia básica de ayuda mutua que nos define como seres sociales? ¡Déjanme saber tu opinión en los comentarios!