¡Pero qué vaina, raza! Resulta que ahora los fiscales de los partidos políticos van a tener que aguantarse de meterse en el brete de ayudar a la gente con discapacidad cuando vayan a echar su boleta el 1 de febrero. El Tribunal Supremos de Elecciones (TSE) puso el freno, y vaya si lo puso, con un nuevo reglamento que dice explícitamente que no se vale andar guiando o ayudando a nadie en la mesa de votación. ¡Se acabaron esos tiempos!
Esto viene directamente del reglamento para las elecciones, que salió este viernes. El TSE quiere evitar cualquier tipo de influencia, así que básicamente les dijo a los partidos: ‘Manos quietas, muchachos’. La idea es que todos puedan ejercer su derecho al voto libres de presiones o favores, máxime cuando hablamos de personas con alguna dificultad.
La normativa establece que si alguien necesita ayuda, ya sea porque tiene problemas para agarrar el lápiz o simplemente no sabe cómo marcar la boleta, hay opciones. Pero ojo, no es cualquier persona quien puede ayudar. Según el artículo 31, existen mecanismos alternativos, siempre y cuando la Junta Receptora de Votos (JRV) considere que la persona realmente lo necesita. No vamos a permitir que cualquiera se aproveche, diay.
Una de esas opciones es el voto asistido. Esto significa que la persona puede llevar consigo a alguien de su confianza –mayor de edad y costarricense, claro– para que marque la casilla que ellos digan. Lo importante es que esa persona no sea fiscal de ningún partido. ¡Ahí queda dicho! El objetivo es asegurar que la decisión final sea exclusivamente del votante. Imagínate, un fiscal metiéndose en eso... ¡Sería un mamarracho!
También existe la posibilidad del voto público, pero ahí la cosa cambia. La persona tiene que declararlo abiertamente y entonces la mesa de votación se encarga de marcar la boleta según lo que diga. Esta opción es un poco más pública, pero garantiza que la voluntad del votante se respete. Aunque algunos podrían decir que es más fácil que haya confusiones o malas interpretaciones, pero bueno, cada quien tiene sus opiniones.
Y atención a esto: las juntas receptoras tienen potestad para negarse a aplicar estas modalidades si creen que la persona es capaz de votar por sí sola. ¡No se trata de hacerle facilidades a los vivos! Y además, si sospechan de algún abuso –por ejemplo, que alguien esté tratando de manipular al votante–, tienen que denunciarlo inmediatamente. Que no se ande con rodeos, pues.
El TSE ha dejado muy claro que si un fiscal se pasa de listo y decide ignorar esta regla, le revocarán la credencial al toque. Así de sencillo. No va a haber lugar para excusas ni justificaciones. Quieren mandar el mensaje contundentemente: respetar la voluntad del pueblo es ley. Que no nos vengan con cuentos chinos, pues.
En fin, parece que estamos ante un cambio significativo en la forma en que se manejan las votaciones para personas con discapacidad. Un paso adelante hacia la transparencia y la autonomía, sin duda. Pero me pregunto, ¿cree usted que esta medida será suficiente para garantizar la integridad del proceso electoral o podríamos estar perdiendo oportunidades valiosas para mejorar la accesibilidad y la participación ciudadana? ¡Dejen sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan!
Esto viene directamente del reglamento para las elecciones, que salió este viernes. El TSE quiere evitar cualquier tipo de influencia, así que básicamente les dijo a los partidos: ‘Manos quietas, muchachos’. La idea es que todos puedan ejercer su derecho al voto libres de presiones o favores, máxime cuando hablamos de personas con alguna dificultad.
La normativa establece que si alguien necesita ayuda, ya sea porque tiene problemas para agarrar el lápiz o simplemente no sabe cómo marcar la boleta, hay opciones. Pero ojo, no es cualquier persona quien puede ayudar. Según el artículo 31, existen mecanismos alternativos, siempre y cuando la Junta Receptora de Votos (JRV) considere que la persona realmente lo necesita. No vamos a permitir que cualquiera se aproveche, diay.
Una de esas opciones es el voto asistido. Esto significa que la persona puede llevar consigo a alguien de su confianza –mayor de edad y costarricense, claro– para que marque la casilla que ellos digan. Lo importante es que esa persona no sea fiscal de ningún partido. ¡Ahí queda dicho! El objetivo es asegurar que la decisión final sea exclusivamente del votante. Imagínate, un fiscal metiéndose en eso... ¡Sería un mamarracho!
También existe la posibilidad del voto público, pero ahí la cosa cambia. La persona tiene que declararlo abiertamente y entonces la mesa de votación se encarga de marcar la boleta según lo que diga. Esta opción es un poco más pública, pero garantiza que la voluntad del votante se respete. Aunque algunos podrían decir que es más fácil que haya confusiones o malas interpretaciones, pero bueno, cada quien tiene sus opiniones.
Y atención a esto: las juntas receptoras tienen potestad para negarse a aplicar estas modalidades si creen que la persona es capaz de votar por sí sola. ¡No se trata de hacerle facilidades a los vivos! Y además, si sospechan de algún abuso –por ejemplo, que alguien esté tratando de manipular al votante–, tienen que denunciarlo inmediatamente. Que no se ande con rodeos, pues.
El TSE ha dejado muy claro que si un fiscal se pasa de listo y decide ignorar esta regla, le revocarán la credencial al toque. Así de sencillo. No va a haber lugar para excusas ni justificaciones. Quieren mandar el mensaje contundentemente: respetar la voluntad del pueblo es ley. Que no nos vengan con cuentos chinos, pues.
En fin, parece que estamos ante un cambio significativo en la forma en que se manejan las votaciones para personas con discapacidad. Un paso adelante hacia la transparencia y la autonomía, sin duda. Pero me pregunto, ¿cree usted que esta medida será suficiente para garantizar la integridad del proceso electoral o podríamos estar perdiendo oportunidades valiosas para mejorar la accesibilidad y la participación ciudadana? ¡Dejen sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan!