¡Ay, patitos! Ver historias así te tocan el corazón, ¿eh? Aquí les va una que salió a relucir sobre dos mamás pritcheras que le están metiendo toda la gana para darle una vida digna a sus hijos con parálisis cerebral. No es fácil, ni na', pero ellas están demostrando que con amor, fuerza y un buen brete se puede lograr cualquier cosa.
Se trata de Francis Karina Donaire Centeno y Yorlin Valeria Andino Zambrana, dos mujeres valientes que se conocieron en la escuela donde cursan sus hijos, ambos con 12 añitos y con parálisis cerebral. Ashley Guadalupe, la hijita de Francis, y Marlon Efraín, el de Yorlin, comparten retos similares, y ahí fue donde todo empezó... Una amistad pura sangre que floreció entre terapia y cita médica, una verdadera vara de ejemplo.
Como dicen por acá, 'el tiempo cura todas las heridas' y también une a la gente. Lo que empezó como un simple compañerismo, se transformó en un modelo de convivencia que hoy conviven en San José. Olvídate de tener a un novio pa’ ayudar, ¡ellas se ayudan mutuamente! Así manejan mejor el rollo de cuidarlos, con terapias, medicamentos y comida especial… ¡una torta de dedicación!
“Nos hicimos unas amigas inseparables, ya saben, esas que se entienden con la mirada”, cuenta Francis con una sonrisa sincera. “Cuando una tiene que ir al médico, la otra se queda con los peques. Sé que puedo confiar en ella al cien por ciento, sabe cómo atenderlos, cómo darles la comida por sonda, qué medicamentos darles... ¡me voy tranquila!”. Es una conexión única, una hermandad forjada en la adversidad.
Yorlin, con la voz cargada de emoción, agrega: “Marlon es mi motor, mi tesoro. A veces me duele verlo batallar con cosas que otros niños hacen tan fácil, pero él es quien me da fuerzas para seguir adelante. Su felicidad es lo primero, siempre”. Ese amor incondicional de madre es lo que mueve montañas, ¡qué carga bonita!
Pero no todo es solo sacrificio, también hay ayuda externa. Juan Carlos Chacón Sandoval, psicólogo especialista, ha sido un gran aliado en este camino. Él organiza terapias grupales, salidas recreativas – ¡hasta van a los conciertos! – y brinda apoyo psicológico tanto a los niños como a las madres. Es crucial darle un respiro a estas mamás que se rompen el lomo día tras día, ¡pero qué tuanis que tengan ese respaldo!
Recientemente, los nenes disfrutaron de una experiencia super chiva: una terapia con caballos. ¡Imaginen la alegría de sentir el viento en la cara y conectar con esos animales maravillosos! Y ya están planeando una salida a un parque diversiones, para que puedan reír, jugar y olvidarse un rato de las preocupaciones. Esto sí que es invertir en el futuro, en la calidad de vida de estos pequeños guerreros.
Esta historia de Francis y Yorlin es una muestra clara de que, incluso en los momentos más difíciles, el amor, la solidaridad y la colaboración pueden marcar la diferencia. Demuestran que cuando nos unimos para apoyar a los demás, podemos construir una sociedad más justa y humana. Pero dime, ¡compas!, creen que iniciativas como esta deberían recibir más apoyo del gobierno? ¿Cómo podríamos fortalecer aún más el sistema para que familias como la de Francis y Yorlin tengan acceso a más recursos y oportunidades?
Se trata de Francis Karina Donaire Centeno y Yorlin Valeria Andino Zambrana, dos mujeres valientes que se conocieron en la escuela donde cursan sus hijos, ambos con 12 añitos y con parálisis cerebral. Ashley Guadalupe, la hijita de Francis, y Marlon Efraín, el de Yorlin, comparten retos similares, y ahí fue donde todo empezó... Una amistad pura sangre que floreció entre terapia y cita médica, una verdadera vara de ejemplo.
Como dicen por acá, 'el tiempo cura todas las heridas' y también une a la gente. Lo que empezó como un simple compañerismo, se transformó en un modelo de convivencia que hoy conviven en San José. Olvídate de tener a un novio pa’ ayudar, ¡ellas se ayudan mutuamente! Así manejan mejor el rollo de cuidarlos, con terapias, medicamentos y comida especial… ¡una torta de dedicación!
“Nos hicimos unas amigas inseparables, ya saben, esas que se entienden con la mirada”, cuenta Francis con una sonrisa sincera. “Cuando una tiene que ir al médico, la otra se queda con los peques. Sé que puedo confiar en ella al cien por ciento, sabe cómo atenderlos, cómo darles la comida por sonda, qué medicamentos darles... ¡me voy tranquila!”. Es una conexión única, una hermandad forjada en la adversidad.
Yorlin, con la voz cargada de emoción, agrega: “Marlon es mi motor, mi tesoro. A veces me duele verlo batallar con cosas que otros niños hacen tan fácil, pero él es quien me da fuerzas para seguir adelante. Su felicidad es lo primero, siempre”. Ese amor incondicional de madre es lo que mueve montañas, ¡qué carga bonita!
Pero no todo es solo sacrificio, también hay ayuda externa. Juan Carlos Chacón Sandoval, psicólogo especialista, ha sido un gran aliado en este camino. Él organiza terapias grupales, salidas recreativas – ¡hasta van a los conciertos! – y brinda apoyo psicológico tanto a los niños como a las madres. Es crucial darle un respiro a estas mamás que se rompen el lomo día tras día, ¡pero qué tuanis que tengan ese respaldo!
Recientemente, los nenes disfrutaron de una experiencia super chiva: una terapia con caballos. ¡Imaginen la alegría de sentir el viento en la cara y conectar con esos animales maravillosos! Y ya están planeando una salida a un parque diversiones, para que puedan reír, jugar y olvidarse un rato de las preocupaciones. Esto sí que es invertir en el futuro, en la calidad de vida de estos pequeños guerreros.
Esta historia de Francis y Yorlin es una muestra clara de que, incluso en los momentos más difíciles, el amor, la solidaridad y la colaboración pueden marcar la diferencia. Demuestran que cuando nos unimos para apoyar a los demás, podemos construir una sociedad más justa y humana. Pero dime, ¡compas!, creen que iniciativas como esta deberían recibir más apoyo del gobierno? ¿Cómo podríamos fortalecer aún más el sistema para que familias como la de Francis y Yorlin tengan acceso a más recursos y oportunidades?