Estas personas son –algunas– vacías; su vida no es prioridad, idealizan la maldita relación y, claramente, se dejan llevar por los sentimientos. La soledad les aterra, pienso, porque tienen que lidiar con sí mismas; creen que la vida se vive mejor acompañado, ojalá siempre, y no tienen la capacidad de enfocar su energía y cariño en sí mismas, típico de personas con baja autoestima e inseguras. No tienen paz si no están en pareja, y si termina la relación su mundo se hace trizas porque, repito, tienden a idealizar la relación en demasía volviéndose una verdadera pesadilla su ruptura; pero con estas personas la relación pierde libertades y gana control por miedo a que las dejen. Es un asunto de necesidad y querer sentirse necesitado: tienen una urgencia afectiva de miedo. A veces me parece que las buenas parejas son las de la misma clase: los que por prioridad tienen su vida, y los que dependen de otros para ser felices.