Desde mi experiencia te digo que hay lugares menos evidentes y mas discretos para
el sutil juego de morbosear.
Con mi marido vamos al gimnasio, parece un lugar anodino, sin embargo no lo es.
Al gimnasio vamos para cuidar de nuestra apariencia, tener todo en su lugar y
especialmente yo que sin ser "gordita" tengo tendencia a engordar.
Llevo unas mallas blancas, que con el sudor se pegan al cuerpo y se vuelven transparentes.
Todo parece "accidental", finjo que no me percato de que se visualiza mi casi, desnudez,
pero veo las miradas de deseo de los hombres quemando mi piel y hasta algun -descarado-
que con cualquier excusa busca una conversación.
Mi marido disfruta sentir que soy deseada, y asumo que eso es lo que buscan....
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