¡Dios mío, qué carga de historia! La Sociedad de Seguros de Vida del Magisterio Nacional anda cumpliendo 105 años, ¡un siglo entero protegiendo a nuestros maestros! Ya ni me acuerdo cuántas generaciones de educadores han tenido la tranquilidad de saber que, si les pasaba algo, sus familias estarían cubiertas gracias a esta institución. Uno piensa, ¿cómo es posible mantener esa solidez durante tanto tiempo?
La onda es que desde 1920, estos señores tienen un modelo mutualista que es único pa’ estas partes. No es como las otras aseguradoras que buscan solo llenarle los bolsillos a los inversionistas. Acá, la gente que está asociada – que son más de 189 mil maestros, para que se hagan una idea – paga una primita de unos ¢19.970 mensuales y eso le garantiza hasta ¢28 millones pa’ sus familiares en caso de que pase lo inesperado. ¡Imagínate la tranquilidad!
Y no es jaco’, ¿eh? El año pasado solos echaron más de ¢35 mil millones en pagos de pólizas. ¡Un dineral! Además, le dieron alrededor de ¢4.700 millones en apoyos solidarios. Eso sí que es ponerle el hombro a la comunidad, chunches. Demuestra que no solo andan pensando en números, sino que realmente les importa el bienestar de la gente.
Pero no todo es pagar polizas, mijo. Estos señores también están bien activitos buscando mejorar todo. Se fueron a buscar certificaciones internacionales, como la ISO 9001, que es como decir que hacen las cosas bien, bien hechas. También andan batallando con temas de sostenibilidad, tratando de bajar sus emisiones de gases contaminantes y hasta tienen un programa llamado “Yo Pienso Verde” que ya ayudó a más de 90 mil personas a conciencia ambiental. ¡Se quieren ir al traste por hacer las cosas bien!
Ahora, claro, no todo es miel sobre hojuelas. El mundo cambia, la tecnología avanza y uno tiene que adaptarse. Pero la Sociedad de Seguros de Vida parece tener la llave. No pierden la esencia de su modelo mutualista, pero tampoco se quedan atrás en cuanto a innovaciones y nuevas tecnologías. Están aprendiendo a navegar este brete digital sin perder el rumbo, diay.
Recientemente, incluso recibieron un evento internacional importantísimo, la 30.ª Conferencia ICMIF Américas 2025. Reunieron a tipos de todas partes para compartir experiencias y ver cómo ofrecer seguros de la mejor manera en un mundo que va cambiando a mil por hora. Se nota que acá la preocupación es brindar el mejor servicio a sus asociados y beneficiarios, y eso siempre se valora mucho.
Georgina Díaz, la gerente general, lo dijo clarito: “Estamos construyendo un legado colectivo... una herencia de solidez, impacto social y visión sostenible para los próximos 100 años”. ¡Eso suena prometedor! Vaya que sí que tienen aspiraciones, y con esa trayectoria, creo que pueden lograrlo. Uno se anima a apostarle a ellos, pues se nota que no es puro cuento.
Así que ahí lo tienen, una historia de perseverancia, solidaridad y compromiso. Una institución que lleva 105 años protegiendo a quienes nos educaron y que sigue adelante con ganas de aportar a nuestro país. ¿Ustedes creen que este modelo mutualista podría replicarse en otros sectores, como la salud o la vivienda? ¿Será que la clave para un futuro más sólido está en volver a las raíces, apostando por la colaboración y el beneficio mutuo?
La onda es que desde 1920, estos señores tienen un modelo mutualista que es único pa’ estas partes. No es como las otras aseguradoras que buscan solo llenarle los bolsillos a los inversionistas. Acá, la gente que está asociada – que son más de 189 mil maestros, para que se hagan una idea – paga una primita de unos ¢19.970 mensuales y eso le garantiza hasta ¢28 millones pa’ sus familiares en caso de que pase lo inesperado. ¡Imagínate la tranquilidad!
Y no es jaco’, ¿eh? El año pasado solos echaron más de ¢35 mil millones en pagos de pólizas. ¡Un dineral! Además, le dieron alrededor de ¢4.700 millones en apoyos solidarios. Eso sí que es ponerle el hombro a la comunidad, chunches. Demuestra que no solo andan pensando en números, sino que realmente les importa el bienestar de la gente.
Pero no todo es pagar polizas, mijo. Estos señores también están bien activitos buscando mejorar todo. Se fueron a buscar certificaciones internacionales, como la ISO 9001, que es como decir que hacen las cosas bien, bien hechas. También andan batallando con temas de sostenibilidad, tratando de bajar sus emisiones de gases contaminantes y hasta tienen un programa llamado “Yo Pienso Verde” que ya ayudó a más de 90 mil personas a conciencia ambiental. ¡Se quieren ir al traste por hacer las cosas bien!
Ahora, claro, no todo es miel sobre hojuelas. El mundo cambia, la tecnología avanza y uno tiene que adaptarse. Pero la Sociedad de Seguros de Vida parece tener la llave. No pierden la esencia de su modelo mutualista, pero tampoco se quedan atrás en cuanto a innovaciones y nuevas tecnologías. Están aprendiendo a navegar este brete digital sin perder el rumbo, diay.
Recientemente, incluso recibieron un evento internacional importantísimo, la 30.ª Conferencia ICMIF Américas 2025. Reunieron a tipos de todas partes para compartir experiencias y ver cómo ofrecer seguros de la mejor manera en un mundo que va cambiando a mil por hora. Se nota que acá la preocupación es brindar el mejor servicio a sus asociados y beneficiarios, y eso siempre se valora mucho.
Georgina Díaz, la gerente general, lo dijo clarito: “Estamos construyendo un legado colectivo... una herencia de solidez, impacto social y visión sostenible para los próximos 100 años”. ¡Eso suena prometedor! Vaya que sí que tienen aspiraciones, y con esa trayectoria, creo que pueden lograrlo. Uno se anima a apostarle a ellos, pues se nota que no es puro cuento.
Así que ahí lo tienen, una historia de perseverancia, solidaridad y compromiso. Una institución que lleva 105 años protegiendo a quienes nos educaron y que sigue adelante con ganas de aportar a nuestro país. ¿Ustedes creen que este modelo mutualista podría replicarse en otros sectores, como la salud o la vivienda? ¿Será que la clave para un futuro más sólido está en volver a las raíces, apostando por la colaboración y el beneficio mutuo?
