¡Ay, Dios mío, qué pena! Este jueves nos dejó Don Luis Fernando Solano Carrera, un hombre que realmente le metióle toda la lana al derecho y a la defensa de nuestra constitución. Con 82 años, se fue a descansar, dejando un vacío enorme en el mundo jurídico y, díganlo claro, en la memoria colectiva de todos nosotros.
Para los que no andábamos tan al día, Don Luisito – así le decían algunos colegas – fue un pilar fundamental en la creación de la Sala Constitucional allá por el ’89. Imagínense, después de tanto tiempo de lucha por tener un espacio donde defender nuestros derechos, él ahí, sentado, ayudando a echar andar ese brete de justicia. Se mantuvo firme ahí adentro por casi dos décadas, viendo como la corte iba ganando terreno y respeto en la gente.
Y ni hablar de su paso como Presidente de la Sala Constitucional, ¡ese sí fue un capítulo aparte! A partir del 2001, agarró las riendas y le puso orden a las cosas. No era precisamente un lobo de mar, pero sabía cómo navegar esos asuntos judiciales, siempre buscando lo justo y pensando en el bienestar del país. Además, impulsó la declaratoria del 7 de noviembre como Día de la Constitución; una movida inteligente para recordarnos a todos la importancia de respetar y conocer la ley.
Uno se acuerda de las entrevistas que dio poquito antes de jubilarse. Ahí te contaba con lujo de detalles cómo la Sala IV pasaba de recibir unos cuantos recursos de amparo a miles cada año. ¡Imagínenselo! Eso demuestra la fe que la gente tiene en la justicia, en saber que pueden acudir a un lugar donde les escuchen y defiendan sus derechos. Él decía que eso era producto del trabajo en equipo, y vaya que tenía razón, porque montar un sistema judicial así no es cositas de risa, chunches.
Desde luego, no todo fue color de rosa. Hubo debates encendidos, controversias sobre fertilización in vitro, matrimonio igualitario… Temas que hoy siguen dando tela para cortar. Pero Don Luisito siempre trató de mantener la calma y buscar soluciones justas, poniendo el foco en la protección de los derechos fundamentales. Un tipo equilibrado, diay, aunque a veces uno tuviera que apretarle un tantito para que llegara a la conclusión correcta.
Su trayectoria académica tampoco quedó atrás. Fue decano de la Facultad de Derecho de la UCR, preparando a nuevas generaciones de abogados que ahora andan por ahí luchando por la justicia. La universidad, obviamente, lamentó profundamente su partida, reconociendo su gran aporte al desarrollo del pensamiento jurídico en Costa Rica. Era un ícono, vamos, un referente para muchos estudiantes y profesionales.
Ahora, con su muerte, el Poder Judicial y toda la comunidad legal perdemos a un protagonista clave en la historia de la justicia constitucional. Alguien que vio nacer la Sala IV y la acompañó en su crecimiento, convirtiéndola en un pilar fundamental de nuestra democracia. Un legado imborrable, sin duda alguna. Vamos, que el mae hizo un buen brete en su vida y eso hay que reconocerlo.
Es evidente que Don Luis Fernando Solano dejará recuerdos imborrables en quienes tuvieron el gusto de convivir con él. Ahora bien, considerando los retos actuales que enfrenta nuestro sistema judicial, ¿cree usted que es esencial fortalecer la independencia y autonomía de la Sala Constitucional para garantizar la defensa efectiva de los derechos ciudadanos?
Para los que no andábamos tan al día, Don Luisito – así le decían algunos colegas – fue un pilar fundamental en la creación de la Sala Constitucional allá por el ’89. Imagínense, después de tanto tiempo de lucha por tener un espacio donde defender nuestros derechos, él ahí, sentado, ayudando a echar andar ese brete de justicia. Se mantuvo firme ahí adentro por casi dos décadas, viendo como la corte iba ganando terreno y respeto en la gente.
Y ni hablar de su paso como Presidente de la Sala Constitucional, ¡ese sí fue un capítulo aparte! A partir del 2001, agarró las riendas y le puso orden a las cosas. No era precisamente un lobo de mar, pero sabía cómo navegar esos asuntos judiciales, siempre buscando lo justo y pensando en el bienestar del país. Además, impulsó la declaratoria del 7 de noviembre como Día de la Constitución; una movida inteligente para recordarnos a todos la importancia de respetar y conocer la ley.
Uno se acuerda de las entrevistas que dio poquito antes de jubilarse. Ahí te contaba con lujo de detalles cómo la Sala IV pasaba de recibir unos cuantos recursos de amparo a miles cada año. ¡Imagínenselo! Eso demuestra la fe que la gente tiene en la justicia, en saber que pueden acudir a un lugar donde les escuchen y defiendan sus derechos. Él decía que eso era producto del trabajo en equipo, y vaya que tenía razón, porque montar un sistema judicial así no es cositas de risa, chunches.
Desde luego, no todo fue color de rosa. Hubo debates encendidos, controversias sobre fertilización in vitro, matrimonio igualitario… Temas que hoy siguen dando tela para cortar. Pero Don Luisito siempre trató de mantener la calma y buscar soluciones justas, poniendo el foco en la protección de los derechos fundamentales. Un tipo equilibrado, diay, aunque a veces uno tuviera que apretarle un tantito para que llegara a la conclusión correcta.
Su trayectoria académica tampoco quedó atrás. Fue decano de la Facultad de Derecho de la UCR, preparando a nuevas generaciones de abogados que ahora andan por ahí luchando por la justicia. La universidad, obviamente, lamentó profundamente su partida, reconociendo su gran aporte al desarrollo del pensamiento jurídico en Costa Rica. Era un ícono, vamos, un referente para muchos estudiantes y profesionales.
Ahora, con su muerte, el Poder Judicial y toda la comunidad legal perdemos a un protagonista clave en la historia de la justicia constitucional. Alguien que vio nacer la Sala IV y la acompañó en su crecimiento, convirtiéndola en un pilar fundamental de nuestra democracia. Un legado imborrable, sin duda alguna. Vamos, que el mae hizo un buen brete en su vida y eso hay que reconocerlo.
Es evidente que Don Luis Fernando Solano dejará recuerdos imborrables en quienes tuvieron el gusto de convivir con él. Ahora bien, considerando los retos actuales que enfrenta nuestro sistema judicial, ¿cree usted que es esencial fortalecer la independencia y autonomía de la Sala Constitucional para garantizar la defensa efectiva de los derechos ciudadanos?