¡Qué pesar, pura vida! La comunidad jurídica nacional está de luto tras el fallecimiento del exmagistrado Luis Fernando Solano Carrera, un hombre que le puso huevo a defender la Constitución y los derechos de to’os. Se nos fue este viernes a los 82 años, dejando un vacío inmenso en la sala y en el gremio legal. Al final, nadie vive eternamente, pero vaya que este señor dejó huella.
Para aquellos que no estén familiarizados con la movida judicial, Solano Carrera fue uno de los fundadores de la Sala Constitucional, la máxima instancia encargada de velar por la supremacía de la ley en nuestro país. Desde 1989, cuando se creó la sala, hasta 2008, se dedicó cuerpo y alma a fortalecer nuestra democracia, resolviendo casos complejos y estableciendo precedentes que hoy seguimos aplicando. Era un maestro, diay, un verdadero conocedor de la materia.
No era precisamente un tipo que se anduviera con rodeos. Siempre tenía claro lo que estaba defendiendo: la justicia, la igualdad y el debido proceso. Como si fuera poca vara, también ejerció como Procurador General de la República y fue decano universitario. Un currículum que da envidia sana, vamos. Trabajaba duro, ese señor no se dormía en los laureles, y eso se nota en todo lo que logró para el país.
Durante su tiempo en la Sala Constitucional, Solano Carrera participó en decisiones trascendentales que marcaron la historia de Costa Rica. Emitió votos fundamentales en temas tan sensibles como el acceso a la salud, los derechos humanos y la libertad de expresión. Sus sentencias, muchas veces, fueron el faro que guio a la sociedad hacia un futuro más justo y equitativo. Era bien respetado por sus pares, aunque a veces se le veía medio cascón, pero con razón.
La propia Sala Constitucional emitió un comunicado lamentando profundamente su partida y destacando su invaluable contribución al país. “Su legado —forjado con trabajo, dignidad y convicción— permanecerá como testimonio de su aporte al país. Que su memoria inspire siempre respeto por la justicia, los derechos fundamentales y la institucionalidad”, reza el documento. Una despedida sentida, como él se lo merecía, porque el mae este sí se ganaba el respeto de todos.
Recordemos que además, Solano Carrera siempre tuvo un rol activo en la academia. Dejó perfiles a estudiantes de derecho en distintas universidades, buscando transmitir su pasión y compromiso con la defensa de la Constitución. Le gustaba ver jóvenes comprometidos con la justicia, y les daba consejos para enfrentar los retos profesionales. Él sabía que la semilla que sembraba hoy, daría frutos mañana. Realmente era un ejemplo a seguir, ese hombre.
Y ahora, pensando en el panorama actual, con tantos debates sobre reformas judiciales y cambios constitucionales, la figura de Solano Carrera cobra aún más relevancia. En tiempos de incertidumbre, recordamos a aquellos que defendieron la institucionalidad con uñas y dientes, y nos recuerdan la importancia de preservar nuestros valores democráticos. Nos deja un legado valiosísimo, que debemos honrar cuidando nuestras leyes y garantizando que se apliquen correctamente. No podemos andar relajados, brete delicado estamos atravesando, vamos.
Finalmente, la pérdida de Luis Fernando Solano Carrera nos invita a reflexionar sobre el papel fundamental que juegan los magistrados en la defensa de la Constitución y la protección de los derechos de los ciudadanos. Considerando el momento político que vivimos, ¿cree usted que la actual Sala Constitucional está a la altura del legado dejado por figuras como el exmagistrado Solano Carrera, y qué medidas deberían tomarse para fortalecer la independencia y la imparcialidad del poder judicial?
Para aquellos que no estén familiarizados con la movida judicial, Solano Carrera fue uno de los fundadores de la Sala Constitucional, la máxima instancia encargada de velar por la supremacía de la ley en nuestro país. Desde 1989, cuando se creó la sala, hasta 2008, se dedicó cuerpo y alma a fortalecer nuestra democracia, resolviendo casos complejos y estableciendo precedentes que hoy seguimos aplicando. Era un maestro, diay, un verdadero conocedor de la materia.
No era precisamente un tipo que se anduviera con rodeos. Siempre tenía claro lo que estaba defendiendo: la justicia, la igualdad y el debido proceso. Como si fuera poca vara, también ejerció como Procurador General de la República y fue decano universitario. Un currículum que da envidia sana, vamos. Trabajaba duro, ese señor no se dormía en los laureles, y eso se nota en todo lo que logró para el país.
Durante su tiempo en la Sala Constitucional, Solano Carrera participó en decisiones trascendentales que marcaron la historia de Costa Rica. Emitió votos fundamentales en temas tan sensibles como el acceso a la salud, los derechos humanos y la libertad de expresión. Sus sentencias, muchas veces, fueron el faro que guio a la sociedad hacia un futuro más justo y equitativo. Era bien respetado por sus pares, aunque a veces se le veía medio cascón, pero con razón.
La propia Sala Constitucional emitió un comunicado lamentando profundamente su partida y destacando su invaluable contribución al país. “Su legado —forjado con trabajo, dignidad y convicción— permanecerá como testimonio de su aporte al país. Que su memoria inspire siempre respeto por la justicia, los derechos fundamentales y la institucionalidad”, reza el documento. Una despedida sentida, como él se lo merecía, porque el mae este sí se ganaba el respeto de todos.
Recordemos que además, Solano Carrera siempre tuvo un rol activo en la academia. Dejó perfiles a estudiantes de derecho en distintas universidades, buscando transmitir su pasión y compromiso con la defensa de la Constitución. Le gustaba ver jóvenes comprometidos con la justicia, y les daba consejos para enfrentar los retos profesionales. Él sabía que la semilla que sembraba hoy, daría frutos mañana. Realmente era un ejemplo a seguir, ese hombre.
Y ahora, pensando en el panorama actual, con tantos debates sobre reformas judiciales y cambios constitucionales, la figura de Solano Carrera cobra aún más relevancia. En tiempos de incertidumbre, recordamos a aquellos que defendieron la institucionalidad con uñas y dientes, y nos recuerdan la importancia de preservar nuestros valores democráticos. Nos deja un legado valiosísimo, que debemos honrar cuidando nuestras leyes y garantizando que se apliquen correctamente. No podemos andar relajados, brete delicado estamos atravesando, vamos.
Finalmente, la pérdida de Luis Fernando Solano Carrera nos invita a reflexionar sobre el papel fundamental que juegan los magistrados en la defensa de la Constitución y la protección de los derechos de los ciudadanos. Considerando el momento político que vivimos, ¿cree usted que la actual Sala Constitucional está a la altura del legado dejado por figuras como el exmagistrado Solano Carrera, y qué medidas deberían tomarse para fortalecer la independencia y la imparcialidad del poder judicial?
