¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, justo a unas pocas horas de que el reloj marque medianoche y el insomnio nacional se apodere de todos. El famoso marchamo, ese dolor de cabeza anual que nos recuerda que tener carro en Costa Rica es más caro que un viaje a Europa, está dando que hablar. El Instituto Nacional de Seguros (INS) ya tiene más de medio billón colillas en caja gracias a los primeros que se fueron adelantando, pero la gran mayoría seguimos jugando de vivos, esperando hasta el último segundo para pagar.
Según los datos oficiales, unos 327 mil conductores ya se han librado del apuro y tienen su sticker pegado, contribuyendo con más de ¢63 mil millones a las arcas del Estado. Suenan como números grandotes, ¿verdad?, pero si consideramos que en carretera circulan casi dos millones de vehículos, esto representa apenas un 16%. ¡Eso quiere decir que más de un millón seiscientos mil personas todavía están rezagadas! Imagínate las filas, la tensión, los gritos... ¡una torta!
Sidney Viales, el jefe de seguros obligatorios del INS, soltó un llamado, más bien una súplica desesperada, para que la gente vaya a los más de dos mil puntos de pago antes del 31 de diciembre. "Hacemos un atento recordatorio… para que se apersonen," dice él. Uno puede intuir el estrés que está pasando el señor, porque a partir del primero de enero, si te dan la placa, allá te rifas. ¡Y no es broma! Te pueden caer multas de tránsito que te dejan lisiado – ¡casi ¢56 mil!–, además de intereses moratorios que hacen que la deuda crezca más rápido que la inflación.
Pero la cosa se pone aún más fea cuando vemos que quedan pendientes cerca de 140 mil marchamos del año anterior. Eso es una barbaridad. ¿Serán carros fantasma, abandonados en patios o, peor aún, circulando ilegalmente? Esta morosidad acumulada infla las estadísticas y afecta la responsabilidad civil del Seguro Obligatorio (SOA), así que ahí sí que hay que ponerle atención, mae.
Ahora, si quieres evitarte futuros problemas, presta atención a estos consejitos rápidos para que no te metas una torta con el sticker. Primero, ubica la sección rectangular en la parte inferior izquierda del documento, esa es la que vale. Luego, asegúrate de que el marco plástico transparente tiene el adhesivo hacia adentro. Y, finalmente, la cara del sticker, la parte que se ve desde la calle, debe mostrar claramente el logo del INS y el año – ¡2026! Y ojo, en los carros va por dentro del parabrisas, pero en las motos cambia la regla: debes pegarlo con el logo protegido, usualmente en el tanque o en alguna parte de plástico.
A ver, algunos se preguntarán, ¿dónde va a parar toda esa plata? Pues bueno, la mayoría se va directamente al Ministerio de Hacienda, en concepto de Impuesto a la Propiedad. Lo demás se divide entre el Consejo de Seguridad Vial (COSEVI), el Correo y Telégrafos (CTP) – para los buses y taxis– y las municipalidades, que se benefician con los estacionómetros. En teoría, es para financiar la infraestructura que utilizamos, pero a veces parece que nos falta mucho, ¿eh?
En resumen, el panorama es claro: el marchamo es obligatorio, caro y da que pensar. Muchos lo dejamos para el último momento, creando caos y estrés innecesario. Hay que recordar que, aunque seamos un pueblo conocido por nuestra relajadez, cumplir con nuestras obligaciones es fundamental para mantener el orden y la seguridad en las carreteras. Además, no nos olvidemos de los carros fantasma y la importancia de actualizar nuestros registros vehiculares. ¡Que no se les vaya el rollo!
Entonces, dime tú, ¿por qué crees que tantos costarricenses esperamos hasta el último día para pagar el marchamo? ¿Es pura costumbre, miedo a las colas o simplemente nos gusta vivir al filo del precipicio? Déjanos tus comentarios en el foro y cuéntanos cómo manejas tú esta tradición anual…
Según los datos oficiales, unos 327 mil conductores ya se han librado del apuro y tienen su sticker pegado, contribuyendo con más de ¢63 mil millones a las arcas del Estado. Suenan como números grandotes, ¿verdad?, pero si consideramos que en carretera circulan casi dos millones de vehículos, esto representa apenas un 16%. ¡Eso quiere decir que más de un millón seiscientos mil personas todavía están rezagadas! Imagínate las filas, la tensión, los gritos... ¡una torta!
Sidney Viales, el jefe de seguros obligatorios del INS, soltó un llamado, más bien una súplica desesperada, para que la gente vaya a los más de dos mil puntos de pago antes del 31 de diciembre. "Hacemos un atento recordatorio… para que se apersonen," dice él. Uno puede intuir el estrés que está pasando el señor, porque a partir del primero de enero, si te dan la placa, allá te rifas. ¡Y no es broma! Te pueden caer multas de tránsito que te dejan lisiado – ¡casi ¢56 mil!–, además de intereses moratorios que hacen que la deuda crezca más rápido que la inflación.
Pero la cosa se pone aún más fea cuando vemos que quedan pendientes cerca de 140 mil marchamos del año anterior. Eso es una barbaridad. ¿Serán carros fantasma, abandonados en patios o, peor aún, circulando ilegalmente? Esta morosidad acumulada infla las estadísticas y afecta la responsabilidad civil del Seguro Obligatorio (SOA), así que ahí sí que hay que ponerle atención, mae.
Ahora, si quieres evitarte futuros problemas, presta atención a estos consejitos rápidos para que no te metas una torta con el sticker. Primero, ubica la sección rectangular en la parte inferior izquierda del documento, esa es la que vale. Luego, asegúrate de que el marco plástico transparente tiene el adhesivo hacia adentro. Y, finalmente, la cara del sticker, la parte que se ve desde la calle, debe mostrar claramente el logo del INS y el año – ¡2026! Y ojo, en los carros va por dentro del parabrisas, pero en las motos cambia la regla: debes pegarlo con el logo protegido, usualmente en el tanque o en alguna parte de plástico.
A ver, algunos se preguntarán, ¿dónde va a parar toda esa plata? Pues bueno, la mayoría se va directamente al Ministerio de Hacienda, en concepto de Impuesto a la Propiedad. Lo demás se divide entre el Consejo de Seguridad Vial (COSEVI), el Correo y Telégrafos (CTP) – para los buses y taxis– y las municipalidades, que se benefician con los estacionómetros. En teoría, es para financiar la infraestructura que utilizamos, pero a veces parece que nos falta mucho, ¿eh?
En resumen, el panorama es claro: el marchamo es obligatorio, caro y da que pensar. Muchos lo dejamos para el último momento, creando caos y estrés innecesario. Hay que recordar que, aunque seamos un pueblo conocido por nuestra relajadez, cumplir con nuestras obligaciones es fundamental para mantener el orden y la seguridad en las carreteras. Además, no nos olvidemos de los carros fantasma y la importancia de actualizar nuestros registros vehiculares. ¡Que no se les vaya el rollo!
Entonces, dime tú, ¿por qué crees que tantos costarricenses esperamos hasta el último día para pagar el marchamo? ¿Es pura costumbre, miedo a las colas o simplemente nos gusta vivir al filo del precipicio? Déjanos tus comentarios en el foro y cuéntanos cómo manejas tú esta tradición anual…