¡Ay, Dios mío! Se nos fue Josette… La noticia cayó como balde de agua fría esta mañana. Recordaremos siempre a la joven madre de Aserrí, cuyo espíritu guerrero y valentía inspiraron a miles de costarricenses durante su dura batalla contra una enfermedad inesperada. Quién diría que una publicación en redes sociales podría tocar así los corazones de tanto mundo, ¿verdad?
Josette, con apenas 25 años y una hija de seis, nos regaló su historia con honestidad y sin tapujos. Compartió abiertamente el complicado diagnóstico que le cambió la vida: una bacteria atacando su hígado y riñones. Perder casi veinte libras en un mes es algo brutal, imagínate, y eso solo refleja la gravedad del brete que estaba viviendo. Pero ella, a pesar de todo, mantenía la fe.
Y vaya que recibió apoyo. ¡Qué chiva la gente! Desde vecinos hasta desconocidos, todos se volcaron para ayudarla. Se recolectaban víveres, se buscaban formas de aliviar los gastos médicos, incluso se organizaban actividades para mantener a flote su hogar. Demostramos, una vez más, que somos pura solidaridad cuando alguien necesita una mano amiga. ¡Eso sí es ser ticos!
Pero, claro, ni todo fue miel sobre hojuelas. Como bien sabemos, cuando hay sufrimiento, también aparecen las críticas y los comentarios ácidos. Circulaban dudas sobre la atención médica que recibía y hablaban de problemas familiares. Cosas que, aunque le quepamos o no, forman parte del panorama cuando alguien pasa por una situación así de delicada. Nadie sabe realmente lo que ocurre entre paredes, ¿eh?
En Aserrí y en todo el país reina la consternación. Aunque aún no se conocen todos los detalles sobre su fallecimiento, la pérdida se siente como un golpe bajo. Sus seres queridos, sus amigos, aquellos que la animaron desde lejos...todos estamos llorando su partida. Una joven llena de vida se va demasiado pronto, dejando un gran vacío en nuestras vidas.
Este caso nos hace reflexionar, diay. Nos recuerda lo frágil que es la existencia y el valor incalculable de la unión. Cuando alguien está pasando por un momento difícil, ofrecer una mano, escuchar con atención, brindar palabras de aliento…eso vale oro. Porque a veces, un simple gesto puede marcar la diferencia.
La memoria de Josette quedará grabada en nuestros corazones como un ejemplo de fortaleza y resiliencia. Su historia nos enseña a valorar cada día, a aprovechar al máximo cada instante y a extender la mano a quien lo necesite. Un recordatorio que llega en el peor momento posible, pero que sin duda nos hará mejores personas. ¡Puro corazón, Josette!
Ahora, me pregunto… ¿Qué medidas deberían tomarse a nivel nacional para mejorar el acceso a la atención médica preventiva, especialmente para familias jóvenes con recursos limitados, para que tragedias como la de Josette sean menos frecuentes? ¿Ustedes qué opinan, maes?
Josette, con apenas 25 años y una hija de seis, nos regaló su historia con honestidad y sin tapujos. Compartió abiertamente el complicado diagnóstico que le cambió la vida: una bacteria atacando su hígado y riñones. Perder casi veinte libras en un mes es algo brutal, imagínate, y eso solo refleja la gravedad del brete que estaba viviendo. Pero ella, a pesar de todo, mantenía la fe.
Y vaya que recibió apoyo. ¡Qué chiva la gente! Desde vecinos hasta desconocidos, todos se volcaron para ayudarla. Se recolectaban víveres, se buscaban formas de aliviar los gastos médicos, incluso se organizaban actividades para mantener a flote su hogar. Demostramos, una vez más, que somos pura solidaridad cuando alguien necesita una mano amiga. ¡Eso sí es ser ticos!
Pero, claro, ni todo fue miel sobre hojuelas. Como bien sabemos, cuando hay sufrimiento, también aparecen las críticas y los comentarios ácidos. Circulaban dudas sobre la atención médica que recibía y hablaban de problemas familiares. Cosas que, aunque le quepamos o no, forman parte del panorama cuando alguien pasa por una situación así de delicada. Nadie sabe realmente lo que ocurre entre paredes, ¿eh?
En Aserrí y en todo el país reina la consternación. Aunque aún no se conocen todos los detalles sobre su fallecimiento, la pérdida se siente como un golpe bajo. Sus seres queridos, sus amigos, aquellos que la animaron desde lejos...todos estamos llorando su partida. Una joven llena de vida se va demasiado pronto, dejando un gran vacío en nuestras vidas.
Este caso nos hace reflexionar, diay. Nos recuerda lo frágil que es la existencia y el valor incalculable de la unión. Cuando alguien está pasando por un momento difícil, ofrecer una mano, escuchar con atención, brindar palabras de aliento…eso vale oro. Porque a veces, un simple gesto puede marcar la diferencia.
La memoria de Josette quedará grabada en nuestros corazones como un ejemplo de fortaleza y resiliencia. Su historia nos enseña a valorar cada día, a aprovechar al máximo cada instante y a extender la mano a quien lo necesite. Un recordatorio que llega en el peor momento posible, pero que sin duda nos hará mejores personas. ¡Puro corazón, Josette!
Ahora, me pregunto… ¿Qué medidas deberían tomarse a nivel nacional para mejorar el acceso a la atención médica preventiva, especialmente para familias jóvenes con recursos limitados, para que tragedias como la de Josette sean menos frecuentes? ¿Ustedes qué opinan, maes?
