¡Aguante! Resulta que el Ministerio de Educación Pública (MEP), buscando ponerle orden al gallinero, anunció unas nuevas regulaciones que van a entrar en vigor a partir del curso lectivo 2026. Esto significa que, a partir del próximo año, ya no será cualquier cosa lo que puedas lucir en la escuela. Se acabó eso de ir a clase maquilladísimo o con piercings por doquier, al menos si eres menor de edad.
La idea, según dicen, es estandarizar las reglas entre colegios porque antes cada escuela hacía lo que le cantaba. Imagínate, en un colegio te dejaban con el pelo largo y tatuajes, y en otro te mandaban a casa porque parecías sacado de un concierto de rock. Ahora, quieren meterle un poco de orden y dejar claro qué se puede y qué no. Al final, parece una vara bien dura, pero también hay que entender que buscan un ambiente de aprendizaje tranquilo y justo para to’los.
Lo primero que llama la atención son las restricciones a los tatuajes, especialmente para los chavalos menores de edad. Directamente prohíben hacerse tatuajes si eres preescolar, primario o secundario. Si ya tienes uno, pues tranqui, no te lo tienen que quitar, pero si te haces uno nuevo mientras estés estudiando, ahí sí te pueden poner macanas. Además, si detectan un tatuaje recién hecho, ¡aguanta!, la dirección tiene que avisarle al PANI. Parece un brete que tendrán que resolver los directores, eh.
Y no crean que solo es el tema de los tatuajes. También le aprietan al maquillaje, a las uñas y al peinado. Ya no podrás ir a clases con pintura de labios, sombras de ojos ni uñas postizas. Las uñas deben estar cortitas, máximo tres milímetros, y olvídate de las uñas artificiales. El pelo largo, bueno, hasta cierto punto se permite, pero el vello facial, “no deberá cubrir el rostro de manera desproporcionada”. ¡Imagínate la conversación con el profe!”, comenta don Lolo, padre de familia preocupado.
Pero ojo, no todo es tan negro. Hay excepciones, claro. Si estás en alguna actividad cultural, festival o obra de teatro, puedes maquillarte y lucirte como quieras. Y si perteneces a alguna comunidad indígena, se respeta su cosmovisión y sus tradiciones. Así que, si vas a la escuela vestido con tu traje típico y con tus adornos ancestrales, ¡tranquilo!, todo bien. Eso sí, si eres mayor de edad y estudias en algún programa de jóvenes y adultos, tendrás más libertad para expresarte como quieras.
Para darle más peso a esto, el MEP también ha incluido la conducta en la calificación académica. Ahora, además de las notas de matemáticas, lengua y ciencias, también te van a evaluar por cómo te portas. Empiezas el año con una nota de 100 en conducta y te la pueden bajar si te portas mal. Según el ministro Leonardo Sánchez, esto es para devolverle autoridad a los docentes y crear un ambiente más disciplinado. Qué marejada, ¿verdad?
Muchos padres e incluso algunos estudiantes ya han levantado la voz criticando estas nuevas normas. Dicen que son exageradas y que limitan la libertad de expresión de los jóvenes. Argumentan que el colegio debería ser un lugar donde los estudiantes puedan sentirse cómodos y seguros, y que imponerles reglas tan estrictas solo les causa frustración. Otros, en cambio, defienden las nuevas regulaciones, alegando que son necesarias para mantener el orden y promover valores como el respeto y la responsabilidad. ¡Qué vara!
Ahora me pregunto, ¿crees que estas nuevas reglas son necesarias para mejorar el ambiente en nuestras escuelas o son una invasión a la libertad individual de los estudiantes? ¿Deberían enfocarse en otras áreas como mejorar la calidad de la educación o abordar problemas más profundos como la violencia y el bullying? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios!
La idea, según dicen, es estandarizar las reglas entre colegios porque antes cada escuela hacía lo que le cantaba. Imagínate, en un colegio te dejaban con el pelo largo y tatuajes, y en otro te mandaban a casa porque parecías sacado de un concierto de rock. Ahora, quieren meterle un poco de orden y dejar claro qué se puede y qué no. Al final, parece una vara bien dura, pero también hay que entender que buscan un ambiente de aprendizaje tranquilo y justo para to’los.
Lo primero que llama la atención son las restricciones a los tatuajes, especialmente para los chavalos menores de edad. Directamente prohíben hacerse tatuajes si eres preescolar, primario o secundario. Si ya tienes uno, pues tranqui, no te lo tienen que quitar, pero si te haces uno nuevo mientras estés estudiando, ahí sí te pueden poner macanas. Además, si detectan un tatuaje recién hecho, ¡aguanta!, la dirección tiene que avisarle al PANI. Parece un brete que tendrán que resolver los directores, eh.
Y no crean que solo es el tema de los tatuajes. También le aprietan al maquillaje, a las uñas y al peinado. Ya no podrás ir a clases con pintura de labios, sombras de ojos ni uñas postizas. Las uñas deben estar cortitas, máximo tres milímetros, y olvídate de las uñas artificiales. El pelo largo, bueno, hasta cierto punto se permite, pero el vello facial, “no deberá cubrir el rostro de manera desproporcionada”. ¡Imagínate la conversación con el profe!”, comenta don Lolo, padre de familia preocupado.
Pero ojo, no todo es tan negro. Hay excepciones, claro. Si estás en alguna actividad cultural, festival o obra de teatro, puedes maquillarte y lucirte como quieras. Y si perteneces a alguna comunidad indígena, se respeta su cosmovisión y sus tradiciones. Así que, si vas a la escuela vestido con tu traje típico y con tus adornos ancestrales, ¡tranquilo!, todo bien. Eso sí, si eres mayor de edad y estudias en algún programa de jóvenes y adultos, tendrás más libertad para expresarte como quieras.
Para darle más peso a esto, el MEP también ha incluido la conducta en la calificación académica. Ahora, además de las notas de matemáticas, lengua y ciencias, también te van a evaluar por cómo te portas. Empiezas el año con una nota de 100 en conducta y te la pueden bajar si te portas mal. Según el ministro Leonardo Sánchez, esto es para devolverle autoridad a los docentes y crear un ambiente más disciplinado. Qué marejada, ¿verdad?
Muchos padres e incluso algunos estudiantes ya han levantado la voz criticando estas nuevas normas. Dicen que son exageradas y que limitan la libertad de expresión de los jóvenes. Argumentan que el colegio debería ser un lugar donde los estudiantes puedan sentirse cómodos y seguros, y que imponerles reglas tan estrictas solo les causa frustración. Otros, en cambio, defienden las nuevas regulaciones, alegando que son necesarias para mantener el orden y promover valores como el respeto y la responsabilidad. ¡Qué vara!
Ahora me pregunto, ¿crees que estas nuevas reglas son necesarias para mejorar el ambiente en nuestras escuelas o son una invasión a la libertad individual de los estudiantes? ¿Deberían enfocarse en otras áreas como mejorar la calidad de la educación o abordar problemas más profundos como la violencia y el bullying? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios!
