¡Ay, pata! Pues resulta que el Tope, esa tradición que tanto sudor nos hacía pasar buscando estacionamiento y tratando de ver algo entre tanta gente, se va oficialmente del Valle Central. Diego Miranda, el alcalde de San José, mandó un video pa’ sus redes sociales confirmando que ya no habrá Tope en la capital bajo su administración. ¡Se acabó la vaina!
Para ponerlos en onda, esto lleva tiempo cocinándose. Ya desde el año pasado, cuando el Tope se mudó pa’ Montes de Oca y luego a San Ramón, se venía hablando de que el tema estaba complicado. El mae Miranda ya había soltado la bomba en X (antes Twitter), diciendo que el Tope era un dolor de cabeza económico pa’l ayuntamiento, un verdadero brete.
Pero ahora, con el concierto gratuito de Gilberto Santa Rosa en La Sabana sirviendo de telón de fondo, el alcalde aprovechó pa' explicarle a la gente por qué tomó esta decisión. Dijo que el Tope es una actividad “anticuada” que representa una forma de ostentación, donde la nobleza mostraba sus riquezas mientras la mayoría no tenía ni pa’ un chorrito de agua. ¡Un despache, vamos!
Miranda argumenta que es momento de ofrecer alternativas más inclusivas, que tengan que ver con nuestra idiosincrasia y que permitan el acceso a la cultura y al entretenimiento como políticas públicas. Es decir, en lugar de gastarle plata al Tope, prefieren invertirla en cosas que beneficien a toda la ciudadanía. Esto suena bien en teoría, ¿eh?
La verdad es que el Tope siempre fue un tema polémico. Pa’ algunos, era una muestra orgullosa de nuestra identidad caballaril; pa’ otros, una pérdida de dinero y un engorro logístico. Además, no podemos negar que el tráfico los días de Tope convertía cualquier viaje en una torta monumental. ¡Imagínate intentar llegar a algún lado!
Ahora, con esta decisión, San José busca proyectarse como una ciudad moderna e inclusiva, que apuesta por eventos culturales accesibles para todos. El alcalde quiere dejar atrás esas tradiciones heredadas de una época en la que las clases sociales estaban mucho más marcadas. Pura intención, eso sí, pero queda ver si estas nuevas iniciativas realmente llegan a conectar con la gente como lo hacía, en su momento, el Tope.
Y ojo, porque no es solo cuestión de dinero. Según fuentes internas del ayuntamiento, organizar el Tope implicaba una logística complicada, permisos, seguridad, limpieza… ¡Un rollo enorme! Parece que la decisión final fue una combinación de factores económicos y de visión a futuro. Mira, imagínate cuánto podríamos hacer con esa lana pa’ mejorar los barrios, arreglar calles, apoyar proyectos comunitarios... ¡Sería qué chiva!
Así que ahí lo tienen, compas. El Tope se despide de San José, dejando atrás una tradición llena de recuerdos (y atascos). Ahora, la pregunta es: ¿creen ustedes que esta es la decisión correcta para la ciudad? ¿Deberíamos seguir aferrados a nuestras tradiciones, aunque impliquen un gran gasto público, o es hora de apostar por nuevos caminos que promuevan la inclusión y el acceso a la cultura para todos? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan!
Para ponerlos en onda, esto lleva tiempo cocinándose. Ya desde el año pasado, cuando el Tope se mudó pa’ Montes de Oca y luego a San Ramón, se venía hablando de que el tema estaba complicado. El mae Miranda ya había soltado la bomba en X (antes Twitter), diciendo que el Tope era un dolor de cabeza económico pa’l ayuntamiento, un verdadero brete.
Pero ahora, con el concierto gratuito de Gilberto Santa Rosa en La Sabana sirviendo de telón de fondo, el alcalde aprovechó pa' explicarle a la gente por qué tomó esta decisión. Dijo que el Tope es una actividad “anticuada” que representa una forma de ostentación, donde la nobleza mostraba sus riquezas mientras la mayoría no tenía ni pa’ un chorrito de agua. ¡Un despache, vamos!
Miranda argumenta que es momento de ofrecer alternativas más inclusivas, que tengan que ver con nuestra idiosincrasia y que permitan el acceso a la cultura y al entretenimiento como políticas públicas. Es decir, en lugar de gastarle plata al Tope, prefieren invertirla en cosas que beneficien a toda la ciudadanía. Esto suena bien en teoría, ¿eh?
La verdad es que el Tope siempre fue un tema polémico. Pa’ algunos, era una muestra orgullosa de nuestra identidad caballaril; pa’ otros, una pérdida de dinero y un engorro logístico. Además, no podemos negar que el tráfico los días de Tope convertía cualquier viaje en una torta monumental. ¡Imagínate intentar llegar a algún lado!
Ahora, con esta decisión, San José busca proyectarse como una ciudad moderna e inclusiva, que apuesta por eventos culturales accesibles para todos. El alcalde quiere dejar atrás esas tradiciones heredadas de una época en la que las clases sociales estaban mucho más marcadas. Pura intención, eso sí, pero queda ver si estas nuevas iniciativas realmente llegan a conectar con la gente como lo hacía, en su momento, el Tope.
Y ojo, porque no es solo cuestión de dinero. Según fuentes internas del ayuntamiento, organizar el Tope implicaba una logística complicada, permisos, seguridad, limpieza… ¡Un rollo enorme! Parece que la decisión final fue una combinación de factores económicos y de visión a futuro. Mira, imagínate cuánto podríamos hacer con esa lana pa’ mejorar los barrios, arreglar calles, apoyar proyectos comunitarios... ¡Sería qué chiva!
Así que ahí lo tienen, compas. El Tope se despide de San José, dejando atrás una tradición llena de recuerdos (y atascos). Ahora, la pregunta es: ¿creen ustedes que esta es la decisión correcta para la ciudad? ¿Deberíamos seguir aferrados a nuestras tradiciones, aunque impliquen un gran gasto público, o es hora de apostar por nuevos caminos que promuevan la inclusión y el acceso a la cultura para todos? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan!