¡Ay, mi Dios! Parece que la cosa va viento en popa para el turismo en Costa Rica. Según datos fresquitos de Aeris, los encargados del Juan Santamaría, estamos hablando de un aumento de casi el cinco por ciento en la llegada de turistas entre finales de este año y principios del próximo. Eso significa que vamos a estar recibiendo un montón de gente, ¡casi 285 mil extra!
Vamos a ponerle pausa un segundo a esos números. Esto se suma al buen rollo que ya tenemos con un incremento de más del diez por ciento en pasajeros nacionales y casi tres por ciento en vuelos dentro del país. ¡Esto pinta interesante, diay! Pero también nos hace pensar si realmente estamos preparados para tanta demanda, especialmente porque seguimos recuperándonos de las consecuencias económicas y sanitarias que dejó la pandemia.
Ricardo Hernández, el jefe de Aeris, soltó unas palabras que me hicieron pensar: “Necesitamos tener un aeropuerto con la capacidad de crecer al ritmo que el país lo requiere, para seguir llevando al mundo la experiencia del pura vida”. Ahí radica el punto clave, ¿no creen? El 'pura vida' es nuestra marca registrada, pero si no le damos el mantenimiento adecuado a nuestras infraestructuras, corremos el riesgo de que esa experiencia se vea empañada por largas filas, retrasos y otros percances que nadie quiere vivir.
Y es que la verdad es que el aeropuerto ha estado creciendo a pasos agigantados, pero quizás no tan rápido como necesitamos. Actualmente, están trabajando en algunas ampliaciones en la terminal, lo cual es una excelente iniciativa. Lo bueno es que, según dicen desde Aeris, van a mantener el servicio normal para todos los viajeros, incluso mientras realizan estas mejoras. Espero que así sea, porque llegar tarde a un vuelo por una obra es... ¡qué torta!
Pero no todo es color de rosa. Uno se pregunta qué medidas se están tomando para asegurar que esta avalancha de turistas no afecte la calidad del servicio. ¿Habrá suficiente personal capacitado para atender a tanta gente? ¿Se ampliarán los controles migratorios para evitar demoras innecesarias? Estas son preguntas cruciales que necesitan respuestas claras, máxime considerando que la temporada navideña y de fin de año siempre trae consigo sus propios desafíos.
Además, este crecimiento turístico no solo afecta al aeropuerto, sino a toda la cadena productiva del país. Desde hoteles y restaurantes hasta empresas de transporte y tours, todos tendrán que ponerse las pilas para satisfacer las necesidades de estos nuevos visitantes. Y ahí entra la responsabilidad de todos nosotros, los costarricenses, de ofrecer una experiencia auténtica y memorable que haga que quieran volver a visitarnos. No podemos relajarnos ni bajar la guardia, porque la competencia es feroz.
Lo que sí preocupa es la sostenibilidad de todo esto. Un aumento masivo de turistas puede ejercer presión sobre nuestros recursos naturales, contaminar nuestro medio ambiente y afectar negativamente a las comunidades locales. Por eso, es fundamental que se implementen prácticas turísticas responsables que minimicen el impacto ambiental y beneficien a todas las partes involucradas. Tenemos que recordar que el 'pura vida' no es solo una frase pegadiza, sino un estilo de vida que debemos proteger y preservar.
En fin, parece que Costa Rica se prepara para recibir a un mar de turistas, lo cual es motivo de celebración, pero también exige mucha planificación y coordinación. ¿Creen que el Aeropuerto Juan Santamaría y el país en general podrán afrontar este desafío sin perder la esencia del ‘pura vida’? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios! ¿Qué otras medidas deberían tomarse para garantizar una experiencia turística inolvidable?
Vamos a ponerle pausa un segundo a esos números. Esto se suma al buen rollo que ya tenemos con un incremento de más del diez por ciento en pasajeros nacionales y casi tres por ciento en vuelos dentro del país. ¡Esto pinta interesante, diay! Pero también nos hace pensar si realmente estamos preparados para tanta demanda, especialmente porque seguimos recuperándonos de las consecuencias económicas y sanitarias que dejó la pandemia.
Ricardo Hernández, el jefe de Aeris, soltó unas palabras que me hicieron pensar: “Necesitamos tener un aeropuerto con la capacidad de crecer al ritmo que el país lo requiere, para seguir llevando al mundo la experiencia del pura vida”. Ahí radica el punto clave, ¿no creen? El 'pura vida' es nuestra marca registrada, pero si no le damos el mantenimiento adecuado a nuestras infraestructuras, corremos el riesgo de que esa experiencia se vea empañada por largas filas, retrasos y otros percances que nadie quiere vivir.
Y es que la verdad es que el aeropuerto ha estado creciendo a pasos agigantados, pero quizás no tan rápido como necesitamos. Actualmente, están trabajando en algunas ampliaciones en la terminal, lo cual es una excelente iniciativa. Lo bueno es que, según dicen desde Aeris, van a mantener el servicio normal para todos los viajeros, incluso mientras realizan estas mejoras. Espero que así sea, porque llegar tarde a un vuelo por una obra es... ¡qué torta!
Pero no todo es color de rosa. Uno se pregunta qué medidas se están tomando para asegurar que esta avalancha de turistas no afecte la calidad del servicio. ¿Habrá suficiente personal capacitado para atender a tanta gente? ¿Se ampliarán los controles migratorios para evitar demoras innecesarias? Estas son preguntas cruciales que necesitan respuestas claras, máxime considerando que la temporada navideña y de fin de año siempre trae consigo sus propios desafíos.
Además, este crecimiento turístico no solo afecta al aeropuerto, sino a toda la cadena productiva del país. Desde hoteles y restaurantes hasta empresas de transporte y tours, todos tendrán que ponerse las pilas para satisfacer las necesidades de estos nuevos visitantes. Y ahí entra la responsabilidad de todos nosotros, los costarricenses, de ofrecer una experiencia auténtica y memorable que haga que quieran volver a visitarnos. No podemos relajarnos ni bajar la guardia, porque la competencia es feroz.
Lo que sí preocupa es la sostenibilidad de todo esto. Un aumento masivo de turistas puede ejercer presión sobre nuestros recursos naturales, contaminar nuestro medio ambiente y afectar negativamente a las comunidades locales. Por eso, es fundamental que se implementen prácticas turísticas responsables que minimicen el impacto ambiental y beneficien a todas las partes involucradas. Tenemos que recordar que el 'pura vida' no es solo una frase pegadiza, sino un estilo de vida que debemos proteger y preservar.
En fin, parece que Costa Rica se prepara para recibir a un mar de turistas, lo cual es motivo de celebración, pero también exige mucha planificación y coordinación. ¿Creen que el Aeropuerto Juan Santamaría y el país en general podrán afrontar este desafío sin perder la esencia del ‘pura vida’? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios! ¿Qué otras medidas deberían tomarse para garantizar una experiencia turística inolvidable?