¡Buenas, mi gente del Foro! Resulta que tenemos buenas noticias, y de esas que le quitan un peso de encima, ¿caché? Después de años de penurias, 11 comunidades repartidas por distintas partes del país – Norte-Norte, Occidente, y el Pacífico Central – ahora tienen un suministro de agua más confiable y decente. No vaya a ser que les anduvieran trayendo agua en balde como antes, diay.
La verdad es que la situación era más que preocupante. Sequías reventonas, caudales que bajaban enteros y unas captaciones hechas polvo estaban dejando a muchísimas familias con el servicio de agua totalmente irregular. Imagínate tener que andar regateando cada gota... ¡qué vara!
Pero bueno, ahí entró la Fundación CRUSA con el Fondo Agua Comunidad, tirándole ganas para fortalecer la seguridad hídrica en estas zonas vulnerables. Se juntaron con la Unión de Acueductos de la Zona Norte Norte (UANN) y el Centro de Asistencia Integral para la Sostenibilidad del Agua (CAISA), y juntos armaron un plan para darle solución a este brete.
La inversión total rondó los $174.680,59, con unos $100.000 provenientes de CRUSA, y el resto entre todas las ASADAS involucradas. Porque mire, aunque quieran dar el brinco, muchas de estas instituciones no tienen el capital suficiente para mantener todo funcionando al día, así que esta ayuda llegó en un momento justo, sí señor.
¿Y qué hicieron exactamente? Pues reconstruyeron siete captaciones que habían quedado bien feas, instalaron casi cuatro kilómetros de tubería nueva (¡una locura!), incrementaron la capacidad de almacenamiento en 72.000 litros –eso sí que es un alivio–, mejoraron la presión del agua hasta en un 100% en algunos lugares, y pusieron medidores inteligentes y nuevos servicios en las casas. Un verdadero changüío de mejoras, vamos.
Esto significa que alrededor de 16.452 personas, incluyendo casi 4.700 familias de lugares como Upala, Los Chiles, Grecia, Puriscal y Orotina, ya pueden estar más tranquilos por tener agua limpia y segura en casa. Byron Salas, el director de CRUSA, lo puso clarito: “Sin agua no hay oportunidades”. Y es la pura verdad, ¿no?
Ahora, esto no es solo acerca de tener agua para bañarse y lavar trastes, mis panas. Es sobre poder producir, atraer inversiones, impulsar el turismo, y básicamente construir un futuro mejor para estas comunidades. Cuando tienes acceso al agua, abres un mundo de posibilidades, y eso es fundamental para cualquier desarrollo sostenible.
Con todo esto, me queda una pregunta pa’ ustedes: ¿creen que el gobierno debería invertir más en infraestructura de agua rural, o deberían enfocarse en otras áreas prioritarias? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan al respecto!
La verdad es que la situación era más que preocupante. Sequías reventonas, caudales que bajaban enteros y unas captaciones hechas polvo estaban dejando a muchísimas familias con el servicio de agua totalmente irregular. Imagínate tener que andar regateando cada gota... ¡qué vara!
Pero bueno, ahí entró la Fundación CRUSA con el Fondo Agua Comunidad, tirándole ganas para fortalecer la seguridad hídrica en estas zonas vulnerables. Se juntaron con la Unión de Acueductos de la Zona Norte Norte (UANN) y el Centro de Asistencia Integral para la Sostenibilidad del Agua (CAISA), y juntos armaron un plan para darle solución a este brete.
La inversión total rondó los $174.680,59, con unos $100.000 provenientes de CRUSA, y el resto entre todas las ASADAS involucradas. Porque mire, aunque quieran dar el brinco, muchas de estas instituciones no tienen el capital suficiente para mantener todo funcionando al día, así que esta ayuda llegó en un momento justo, sí señor.
¿Y qué hicieron exactamente? Pues reconstruyeron siete captaciones que habían quedado bien feas, instalaron casi cuatro kilómetros de tubería nueva (¡una locura!), incrementaron la capacidad de almacenamiento en 72.000 litros –eso sí que es un alivio–, mejoraron la presión del agua hasta en un 100% en algunos lugares, y pusieron medidores inteligentes y nuevos servicios en las casas. Un verdadero changüío de mejoras, vamos.
Esto significa que alrededor de 16.452 personas, incluyendo casi 4.700 familias de lugares como Upala, Los Chiles, Grecia, Puriscal y Orotina, ya pueden estar más tranquilos por tener agua limpia y segura en casa. Byron Salas, el director de CRUSA, lo puso clarito: “Sin agua no hay oportunidades”. Y es la pura verdad, ¿no?
Ahora, esto no es solo acerca de tener agua para bañarse y lavar trastes, mis panas. Es sobre poder producir, atraer inversiones, impulsar el turismo, y básicamente construir un futuro mejor para estas comunidades. Cuando tienes acceso al agua, abres un mundo de posibilidades, y eso es fundamental para cualquier desarrollo sostenible.
Con todo esto, me queda una pregunta pa’ ustedes: ¿creen que el gobierno debería invertir más en infraestructura de agua rural, o deberían enfocarse en otras áreas prioritarias? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan al respecto!
