¡Ay, Dios mío! Con diciembre llegando y todas esas posadas y reuniones familiares, uno quiere estar relajadito, pero parece que las cosas no van a ser tan fáciles. Resulta que nuestros queridos farmacéuticos están sacudidos porque, agárrense, diciembre se ha convertido en el paraíso de los medicamentos falsificados. Sí, así como lo escucharon, mientras nos ponemos el gorrito de Papá Noel, unos delincuentes andan vendiendo veneno disfrazado de alivio.
La Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma) mandó el mensaje clarito: esta época es ideal para que esos tipos aprovechen el movimiento, la gente buscando gangas y, bueno, muchos viajando también. Imagínense, uno llega corriendo a buscar ibuprofeno para el dolor de cabeza después de tanta gallina asada y termina comprando un producto que no solo no funciona, sino que puede hacerle daño, ¡qué torta!
Fernando Vizquerra, el jefe de Fedefarma, lo puso bien claro: “El ambiente festivo y la mayor circulación de dinero motiva a la gente a comprar más, y muchas veces buscan soluciones rápidas para problemas de salud… Eso genera una oportunidad para que redes ilegales introduzcan productos no regulados”. ¡Y ahí lo tienen! Una excusa perfecta para sacar adelante sus negocios turbios aprovechándose de la necesidad ajena.
Ahora, ¿dónde aparecen estos vendedores de humo? Pues en todos lados, mae. Desde aceras y ferias baratas hasta esos sitios de internet que prometen milagros con un click. ¡Cuidado con eso!, porque si suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. No se dejen engañar por las promesas de curar todo con unas pastillitas mágicas, ¡eso huele a chamaco!
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tampoco se anda con rodeos: entre el 10% y el 30% de los medicamentos en países en desarrollo pueden ser falsificados. Piensen en eso, ¡casi una tercera parte de lo que compramos podría ser pura basura! Algunos son simplemente copias ilegales, otros no tienen ni el ingrediente activo que dicen tener, y algunos… bueno, ni les cuento qué clase de químicos peligrosos podrían estar metiendo adentro. Un brete de posibilidades para que te enfermes gravemente.
Pero no todo está perdido, amigos. Hay algunas cositas que podemos hacer para protegernos. Lo primero, compren siempre en farmacias con licencia, ¡ojo! y busquen puntos de venta formales. Desconfíen de precios demasiado bajitos; si algo es demasiado barato, seguramente hay gato encerrado. Revisen bien los empaques, asegúrense de que tengan todos los sellos de seguridad intactos. Y, por favor, no compren nada en la calle ni en sitios web extraños.
Además, Fedefarma nos pide deshacer correctamente esos medicamentos vencidos o que ya no usemos, llevándolos a los puntos de acopio autorizados. Así evitamos que caigan en malas manos. Y si sospen de alguna venta sospechosa, denlamela a las autoridades. No sean miedosos, ¡denuncien! La salud de todos nosotros depende de ello. Es importante que estemos alerta, especialmente ahora, cuando la tentación de ahorrar unos colones puede ponernos en peligro.
En fin, que aunque diciembre esté lleno de alegría y celebración, también debemos ser conscientes de los riesgos que acechan nuestra salud. ¿Ustedes creen que deberíamos exigir más controles gubernamentales en la venta de medicamentos o prefieren confiar en su criterio particular al momento de elegir dónde comprar? ¡Déjennos sus opiniones en el foro!
La Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma) mandó el mensaje clarito: esta época es ideal para que esos tipos aprovechen el movimiento, la gente buscando gangas y, bueno, muchos viajando también. Imagínense, uno llega corriendo a buscar ibuprofeno para el dolor de cabeza después de tanta gallina asada y termina comprando un producto que no solo no funciona, sino que puede hacerle daño, ¡qué torta!
Fernando Vizquerra, el jefe de Fedefarma, lo puso bien claro: “El ambiente festivo y la mayor circulación de dinero motiva a la gente a comprar más, y muchas veces buscan soluciones rápidas para problemas de salud… Eso genera una oportunidad para que redes ilegales introduzcan productos no regulados”. ¡Y ahí lo tienen! Una excusa perfecta para sacar adelante sus negocios turbios aprovechándose de la necesidad ajena.
Ahora, ¿dónde aparecen estos vendedores de humo? Pues en todos lados, mae. Desde aceras y ferias baratas hasta esos sitios de internet que prometen milagros con un click. ¡Cuidado con eso!, porque si suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. No se dejen engañar por las promesas de curar todo con unas pastillitas mágicas, ¡eso huele a chamaco!
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tampoco se anda con rodeos: entre el 10% y el 30% de los medicamentos en países en desarrollo pueden ser falsificados. Piensen en eso, ¡casi una tercera parte de lo que compramos podría ser pura basura! Algunos son simplemente copias ilegales, otros no tienen ni el ingrediente activo que dicen tener, y algunos… bueno, ni les cuento qué clase de químicos peligrosos podrían estar metiendo adentro. Un brete de posibilidades para que te enfermes gravemente.
Pero no todo está perdido, amigos. Hay algunas cositas que podemos hacer para protegernos. Lo primero, compren siempre en farmacias con licencia, ¡ojo! y busquen puntos de venta formales. Desconfíen de precios demasiado bajitos; si algo es demasiado barato, seguramente hay gato encerrado. Revisen bien los empaques, asegúrense de que tengan todos los sellos de seguridad intactos. Y, por favor, no compren nada en la calle ni en sitios web extraños.
Además, Fedefarma nos pide deshacer correctamente esos medicamentos vencidos o que ya no usemos, llevándolos a los puntos de acopio autorizados. Así evitamos que caigan en malas manos. Y si sospen de alguna venta sospechosa, denlamela a las autoridades. No sean miedosos, ¡denuncien! La salud de todos nosotros depende de ello. Es importante que estemos alerta, especialmente ahora, cuando la tentación de ahorrar unos colones puede ponernos en peligro.
En fin, que aunque diciembre esté lleno de alegría y celebración, también debemos ser conscientes de los riesgos que acechan nuestra salud. ¿Ustedes creen que deberíamos exigir más controles gubernamentales en la venta de medicamentos o prefieren confiar en su criterio particular al momento de elegir dónde comprar? ¡Déjennos sus opiniones en el foro!