¡Ay, Dios mío! Parece que estamos metidos en un buen brete con esto de querer vernos como modelos de revista a toda costa. El Ministerio de Salud ha lanzado un aviso serio a la población, porque resulta que hay unos programas de “pérdida de peso” que andan circulando por las redes sociales que dan más susto que regalo de Navidad sin dinero. Se trata de inyecciones, mándale, ¡y no cualquiera!
Al parecer, algunos emprendedores – o cómo les digamos– han visto la oportunidad de sacar provecho de la obsesión que tenemos muchos por bajar unos kilitos. Lo que están ofreciendo son dosis de medicamentos como semaglutida, tirzepatida, cagrilintida y liraglutida, que originalmente sirven para tratar la diabetes tipo 2. Y sí, en algunos casos también los usan para ayudar con el sobrepeso y la obesidad, pero ojo, ¡bajo supervisión médica!
El problema es que estas cosas, como bien nos recuerda el Ministerio, tienen que ser recetadas por un doctor, y no cualquier doctor, sino uno que te revise bien, vea si realmente necesitas esos químicos y te explique todos los riesgos. Imagínate meterte eso sin saber qué estás haciendo, ¡es como jugar a la ruleta rusa con tu cuerpo!
Y no crean que es solo cuestión de ir a comprarlo en la farmacia de la esquina, ¡ni hablar! Estos medicamentos necesitan unas condiciones especiales de almacenamiento, como la cadena de frío. Si no se mantienen a la temperatura adecuada, pierden su efectividad y hasta pueden hacer daño. ¡Es un cuidado tremendo, mae!
Lo peor de todo es que algunos de estos productos no tienen ningún permiso del Estado para estar aquí en Costa Rica. Eso significa que no cumplen con los estándares de calidad y seguridad, y podrían tener ingredientes extraños o simplemente no funcionar. ¡Una verdadera torta!
Además, usar estos fármacos solo para verse bien, sin haber consultado a un médico, es un descuido que puede salir caro. Podrías terminar con problemas digestivos, cardíacos, o quién sabe qué más. ¡Mejor prevenir que lamentar, siempre digo yo! Ya sabemos cómo es la salud, una vez que se va, ¡ay, se va!
Entonces, ¿qué podemos hacer nosotros, los ciudadanos de a pie? Pues el Ministerio nos recomienda no caer en esas trampas y denunciar a quien esté promoviendo o aplicando estos medicamentos sin la debida autorización. Si ves alguna clínica o persona ofreciéndote milagros para adelgazar rápido, ¡corre a reportarlo! Mejor perder peso poco a poco pero sano que acabar en el hospital.
En fin, parece que la prisa por lucirnos en traje de baño este verano podría llevarnos por un camino peligroso. Así que, antes de lanzarte a probar cualquier método milagroso, infórmate bien, consulta a un médico y recuerda que la salud no tiene precio. Ahora dime, ¿crees que la presión social por tener un cuerpo perfecto está influyendo en estas decisiones arriesgadas o es simple oportunismo?
Al parecer, algunos emprendedores – o cómo les digamos– han visto la oportunidad de sacar provecho de la obsesión que tenemos muchos por bajar unos kilitos. Lo que están ofreciendo son dosis de medicamentos como semaglutida, tirzepatida, cagrilintida y liraglutida, que originalmente sirven para tratar la diabetes tipo 2. Y sí, en algunos casos también los usan para ayudar con el sobrepeso y la obesidad, pero ojo, ¡bajo supervisión médica!
El problema es que estas cosas, como bien nos recuerda el Ministerio, tienen que ser recetadas por un doctor, y no cualquier doctor, sino uno que te revise bien, vea si realmente necesitas esos químicos y te explique todos los riesgos. Imagínate meterte eso sin saber qué estás haciendo, ¡es como jugar a la ruleta rusa con tu cuerpo!
Y no crean que es solo cuestión de ir a comprarlo en la farmacia de la esquina, ¡ni hablar! Estos medicamentos necesitan unas condiciones especiales de almacenamiento, como la cadena de frío. Si no se mantienen a la temperatura adecuada, pierden su efectividad y hasta pueden hacer daño. ¡Es un cuidado tremendo, mae!
Lo peor de todo es que algunos de estos productos no tienen ningún permiso del Estado para estar aquí en Costa Rica. Eso significa que no cumplen con los estándares de calidad y seguridad, y podrían tener ingredientes extraños o simplemente no funcionar. ¡Una verdadera torta!
Además, usar estos fármacos solo para verse bien, sin haber consultado a un médico, es un descuido que puede salir caro. Podrías terminar con problemas digestivos, cardíacos, o quién sabe qué más. ¡Mejor prevenir que lamentar, siempre digo yo! Ya sabemos cómo es la salud, una vez que se va, ¡ay, se va!
Entonces, ¿qué podemos hacer nosotros, los ciudadanos de a pie? Pues el Ministerio nos recomienda no caer en esas trampas y denunciar a quien esté promoviendo o aplicando estos medicamentos sin la debida autorización. Si ves alguna clínica o persona ofreciéndote milagros para adelgazar rápido, ¡corre a reportarlo! Mejor perder peso poco a poco pero sano que acabar en el hospital.
En fin, parece que la prisa por lucirnos en traje de baño este verano podría llevarnos por un camino peligroso. Así que, antes de lanzarte a probar cualquier método milagroso, infórmate bien, consulta a un médico y recuerda que la salud no tiene precio. Ahora dime, ¿crees que la presión social por tener un cuerpo perfecto está influyendo en estas decisiones arriesgadas o es simple oportunismo?
