¡Madre mía, qué chimba este lunes! La Fifco, esa que nos ha dado alegrías y algún que otro dolor de cabeza con sus precios, acaba de anunciar que le está vendiendo todos sus jueguitos de cervezas, salsas y demás a Heineken. Sí, así como lo lees, esos holandeses van a tener el control de gran parte de lo que bebemos y comemos en este país y en varios más. El movidón vale unos buenos $3.250 millones, ¡una suma que te deja boquiabierto!
Para ponerle pausa a la vaina, Fifco va a dejar ir varias empresas que conocemos de memoria: Cervecería Costa Rica, obviamente incluyendo nuestras queridas Imperiales y Rock ICES; Industrias Alimenticias Kern’s, que nos da esas salsas que siempre andamos buscando; Distribuidora La Florida, que mueve la mercancía; e incluso North American Breweries, aunque eso ya suena más lejano a nosotros.
Y ni hablar de todas las marcas que viven dentro de estas empresas: desde las cervezas Bavaria y Pilsen hasta las bebidas saborizadas como Bamboo, pasando por refrescos como Tropical, Cristal, H2OH, Pepsi, Mirinda, JET y Gatorade. También se incluyen las salsas y jugos de Kern’s, Ducal, Musi, Musmanni, y hasta los destilados y vinos de Concha y Toro, Navarro Correas, Fantini, Riunite y Marqués de Cáceres. Una verdadera limpieza general de todo lo que Fifco tenía en su poder, pa' darle a los gringos.
Pero ojo, no todo es pa' regalar. Fifco se queda con algunos cachivaches importantes. Por ejemplo, los bares Imperial, esos lugares donde nos echamos unas risas con los amigos, no forman parte del trato. Tampoco se vende Florida Hospitalidad, esa que maneja los hoteles W Costa Rica y The Westin Reserva Conchal en el Papagayo. Eso sí que es moverle el totémico a Heineken, porque ahí tienen propiedades valiosas.
Dicen que la decisión se tomó con unanimidad en la junta directiva, allá por septiembre del año pasado – parece mentira que ya pasó tanto tiempo – y ahora toca esperar a que los entes reguladores den luz verde y los accionistas aprueben el negocio. Ya saben, el papeleo nunca termina. Y mientras tanto, Heineken se está frotando las manos, contenta con la jugada que les cayó del cielo. Están diciendo que esto les va a permitir crecer mucho más en Latinoamérica y que Costa Rica será una pieza clave en su plan de expansión.
Por supuesto, Heineken no tardó en soltar comunicado para celebrar la adquisición. Aseguran que esto fortalece su relación con Fifco, que viene de lejos, y que les permitirá seguir ofreciendo “marcas icónicas” como la Imperial. Suena lindo, pero nos preguntamos si al final esto se traducirá en mejores precios para nosotros, los consumidores, o simplemente en más ganancias para ellos. La experiencia nos enseña que no siempre es bueno tener poca competencia, ¿verdad?
En fin, Fifco dice que seguirá chambeando en proyectos inmobiliarios y fabricando vidrio, así que no desaparecen del mapa. Pero la partida importante, la de las bebidas y alimentos, se la llevan los holandeses. Un cambio significativo para la economía costarricense, sin duda alguna, y uno que tendremos que estar observando de cerca para ver cómo afecta nuestro día a día. Ahora, hablando de eso, ¿ustedes creen que la calidad de la Imperial va a cambiar con Heineken al mando?
Ahora me pregunto, ¿esta transacción significará realmente una mayor variedad de productos en el mercado o simplemente consolidará el poder de unos pocos actores globales? ¿Cómo creen que afectará esto a los pequeños productores locales y a la identidad cultural de nuestras marcas nacionales? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes sobre este movidón!
Para ponerle pausa a la vaina, Fifco va a dejar ir varias empresas que conocemos de memoria: Cervecería Costa Rica, obviamente incluyendo nuestras queridas Imperiales y Rock ICES; Industrias Alimenticias Kern’s, que nos da esas salsas que siempre andamos buscando; Distribuidora La Florida, que mueve la mercancía; e incluso North American Breweries, aunque eso ya suena más lejano a nosotros.
Y ni hablar de todas las marcas que viven dentro de estas empresas: desde las cervezas Bavaria y Pilsen hasta las bebidas saborizadas como Bamboo, pasando por refrescos como Tropical, Cristal, H2OH, Pepsi, Mirinda, JET y Gatorade. También se incluyen las salsas y jugos de Kern’s, Ducal, Musi, Musmanni, y hasta los destilados y vinos de Concha y Toro, Navarro Correas, Fantini, Riunite y Marqués de Cáceres. Una verdadera limpieza general de todo lo que Fifco tenía en su poder, pa' darle a los gringos.
Pero ojo, no todo es pa' regalar. Fifco se queda con algunos cachivaches importantes. Por ejemplo, los bares Imperial, esos lugares donde nos echamos unas risas con los amigos, no forman parte del trato. Tampoco se vende Florida Hospitalidad, esa que maneja los hoteles W Costa Rica y The Westin Reserva Conchal en el Papagayo. Eso sí que es moverle el totémico a Heineken, porque ahí tienen propiedades valiosas.
Dicen que la decisión se tomó con unanimidad en la junta directiva, allá por septiembre del año pasado – parece mentira que ya pasó tanto tiempo – y ahora toca esperar a que los entes reguladores den luz verde y los accionistas aprueben el negocio. Ya saben, el papeleo nunca termina. Y mientras tanto, Heineken se está frotando las manos, contenta con la jugada que les cayó del cielo. Están diciendo que esto les va a permitir crecer mucho más en Latinoamérica y que Costa Rica será una pieza clave en su plan de expansión.
Por supuesto, Heineken no tardó en soltar comunicado para celebrar la adquisición. Aseguran que esto fortalece su relación con Fifco, que viene de lejos, y que les permitirá seguir ofreciendo “marcas icónicas” como la Imperial. Suena lindo, pero nos preguntamos si al final esto se traducirá en mejores precios para nosotros, los consumidores, o simplemente en más ganancias para ellos. La experiencia nos enseña que no siempre es bueno tener poca competencia, ¿verdad?
En fin, Fifco dice que seguirá chambeando en proyectos inmobiliarios y fabricando vidrio, así que no desaparecen del mapa. Pero la partida importante, la de las bebidas y alimentos, se la llevan los holandeses. Un cambio significativo para la economía costarricense, sin duda alguna, y uno que tendremos que estar observando de cerca para ver cómo afecta nuestro día a día. Ahora, hablando de eso, ¿ustedes creen que la calidad de la Imperial va a cambiar con Heineken al mando?
Ahora me pregunto, ¿esta transacción significará realmente una mayor variedad de productos en el mercado o simplemente consolidará el poder de unos pocos actores globales? ¿Cómo creen que afectará esto a los pequeños productores locales y a la identidad cultural de nuestras marcas nacionales? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes sobre este movidón!